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Cultura

2022-06-24 06:00

El estante de lo insólito

Ilustración Manjarrez / @Flores Manjarrez
Ilustración Manjarrez / @Flores Manjarrez
Periódico La Jornada
viernes 24 de junio de 2022 , p. 12a

“La lucha libre es muy amplia, grande y profunda (…). Agradezco sinceramente que mi personaje todavía siga interesando a los públicos, no sólo de México, sino de otros países.”

Blue Demon, en entrevista con Lola Miranda Fascinetto en Sin Máscara ni Cabellera

Nacido el 24 de abril de 1922 en condiciones muy humildes en un poblado aislado en Nuevo León, fue el quinto de 12 hermanos. Alejandro Muñoz Moreno desde muy pequeño determinó que su destino no estaba en la labor campesina, sino que tenía otro porvenir en la pujante capital regia, Monterrey. Fue acogido por familiares y tuvo distintas labores, afincándose en trabajos para Ferrocarriles Nacionales. De baja estatura, pero condiciones atléticas naturales, su fortaleza necesitó un camino para dirigir su dinamismo, por lo que empezó a entrenar lucha olímpica. Nadie imaginaba que ese tozudo joven de manos grandes se convertiría en una leyenda del deporte y la cultura popular mexicana con el nombre de Blue Demon.

Adiós al tren

Alejandro Muñoz estaba a gusto con su trabajo pero quería mejores progresos. Fue su maestro y mentor, el formidable Rolando Vera, quien le hizo ver que sus habilidades para la lucha podían ubicarlo entre la baraja más importante de México. Como muchos gladiadores que se fogueaban en recintos de la frontera o del otro lado de ella, tuvo su debut en Laredo Texas, el 31 de marzo de 1948. Mientras otros experimentan con equipos, colores, nombres, y hasta definiendo si les va mejor luchar con o sin capucha, él se presentó desde el principio guareciendo la incógnita. Fue una idea de Rolando, quien le dio los aditamentos en color azul, un primer antifaz y su nombre para siempre: Blue Demon.

Desde su desarrollo exitoso como amateur le llamaron El Tosco, en la lucha profesional le dejarían otro apodo más: El Manotas, por sus amplias manos, morenas y rudas, como de otro bronce. Con una técnica y manejo de llaveo impresionantes, el neoleonés escaló muy pronto cuando llegó a la Ciudad de México. En 1949 fue designado Novato del Año. Con un registro de presentaciones en todo el país, se consagró como uno de los consentidos de la fanaticada, con una disciplina de gimnasio y acondicionamiento que solía iniciar con sesiones a las 6 de la mañana, sin importar en qué lugar se encontrara, si se había desvelado, o a qué temperatura estaba.

La rivalidad entre Blue Demon y El Santo, a diferencia de otras disputas históricas entre luchadores, sí tiene fecha de nacimiento: 7 de noviembre de 1952. Fue cuando El Enmascarado de Plata se jugó la máscara contra el formidable Hombre de Goma Black Shadow. Sobran crónicas que enaltecen la contienda con la victoria de El Santo, pero cuando todo terminó, el ganador se hizo de palabras y algo más con Blue Demon, quien fue el second de Black Shadow. En esa época, la publicidad de la lucha presentaba a éste y Blue Demond como hermanos, y mucha gente creía que lo eran. Los combates entre los dos enmascarados fueron sensacionales, lo mismo que su trabajo en la misma esquina cuando llegó el momento de estar en el mismo bando. Profesionales y respetuosos, mantenían cordial relación en la lucha y, porteriormente, en el set cinematográfico o los especiales de televisión, pero no fueron amigos. En el ring, Blue Demon siempre destacó su victoria en dos caídas al hilo frente al de plata en septiembre 1953, en disputa del campeonato nacional welter.

El Demonio Azul

En 1964, el productor Enrique Vergara firmó a Blue Demon para entrar en las producciones fílmicas como protagonista (había aparecido fugazmente en La furia del ring; Tito Novaro, 1961). El ídolo del cuadrilátero, encontró pronto su propio mercado con su díptico de arranque Blue Demon, el Demonio Azul y Blue Demon vs el poder satánico (donde hace una breve aparición El Enmascarado de Plata, firmado también por el mismo productor Vergara), ambas dirigidas por Chano Urueta en el mismo 1964. En la primera destaca el trabajo del villano Jaime Fernández, haciendo de científica mutación licántropa de verdadero espanto. Blue Demon contaría con el tiempo que fue Jaime quien le ayudó en sus primeros pasos frente a la cámara, entendiendo temas de intención, marcas, distancia del objetivo, etcétera. La voz del héroe fue siempre doblada en las películas, responsabilidad que recaía en el trabajo de estupendos actores y maestros del doblaje como Víctor Alcocer, Óscar Morelli y Bruno Rey.

Con el mismo Chano Urueta hizo otros largometrajes que siguen encantado a los seguidores del cine de luchadores como Blue Demon contra las diabólicas (1967), Blue Demon vs los cerebros infernales (1968), mientras con el realizador Gilberto Martínez Solares, impulsor de la carrera de Germán Valdés Tin Tán, el gladiador azul hizo diferentes piezas, como Blue Demon y las invasoras (1969), una de las más seguidas en el mundo cinematográfico enmascarado, donde el héroe debió hacer acrobacias de buceo para enfrentar una amenaza alienígena con bellas amazonas que seducían a vulnerables terrícolas. En La sombra del murciélago (Federico Curiel, 1968) volvió a trabajar con Jaime Fernández, además de otras personalidades del encordado y el set, como Gerardo Zepeda Chiquilín, Fernando Osés y Eduardo Bonada, René Barrera y Jesús El Murciélago Velázquez.

En los años 60 también llegó el personaje a la industria editorial con el lanzamiento del cómic Blue Demon, de Editores Latinoamericanos. En los 70 hubo nueva versión bajo el sello de Editormex Mexicana, y en los 80 el Grupo Editorial EJEA lanzó La Leyenda de Blue Demon. El personaje también apareció en versiones de fotonovela para algunas tiras de las revistas especializadas de lucha, además de en distintas entregas de la serie Sensacional de Luchas. Entretanto, el personaje alacanzaba los niveles de agente secreto en Blue Demon destructor de espías (Emilio Gómez Muriel, 1968) y Pasaporte a la muerte (Alfredo B. Crevenna, 1968).

Con El Santo y Mil Máscaras, Blue Demon filmó el clásico del género Las momias de Guanajuato (Federico Curiel, 1970), y la menos conocida Misterio en las Bermudas (Gilberto Martínez Solares, 1977), única que plantea la posibilidad de que los héroes estén muertos. La primera es conocida en muchos países y permanece entre las antologías mundiales del cine fantástico. Curiosamente, en entrevista realizada a unos meses de su fallecimiento, en 2000, el Demonio Azul, reiteraba la rivalidad enmascarada cuando se le preguntó sobre el argumento fílmico: Mil Máscaras y él debían batallar contra la imponente Momia Satán (Tinieblas bajo el maquillaje) y su legión, pero El Santo llegaba a Guanajuato para auxiliarles. Blue Demon respondió: “A mí no me ayudó, a lo mejor al Mil Máscaras”.

Blue Demon capitaneó diferentes alineaciones de luchadores en el cine, como en Los campeones justicieros de Guanajuato (Federico Curiel, 1971), con Mil Máscaras, Tinieblas, La Sombra Vengadora y El Médico Asesino, a la que siguieron Vuelven los campeones justicieros (Federico Curiel, 1972) y El triunfo de los Campeones Justicieros (Rafael Lanuza, 1973). Después se alió con luchadores auténticos o creados para ficción fílmica en películas como La mansión de las siete momias (Rafael Lanuza, 1975)

Con El Enmascarado de Plata lideró la taquilla con una serie de películas de gran éxito, como Santo y Blue Demon contra los monstruos (Gilberto Martínez Solares, 1969), Santo y Blue Demon en el mundo de los muertos (Gilberto Martínez Solares, 1969), Santo vs Blue Demon en la Atlántida (Julián Soler, 1970), Santo y Blue Demon vs Drácula y El Hombre Lobo (Miguel M. Delgado, 1973), Las bestias del terror (Alfredo B. Crevenna, 1972), y Santo y Blue Demon contra el doctor Frankenstein (Miguel M. Delgado, 1974).

En La invasión de los muertos (René Cardona Jr., 1971) compartió créditos con el “único, fabuloso y espectacular” profesor Zovek, además del célebre Hombre de Piedra Bernabé Palma, legendario doble de acción de nuestro cine. También tocó a Blue Demon despedir del cine a Germán Valdés Tin Tan con la cinta Noche de muerte (René Cardona, 1972), escrita por el gran cineasta mexicano Carlos Enrique Taboada, quien también aportó el argumento de la aventura La mafia amarilla (René Cardona, 1972). Blue Demon también fue capaz de hacer alianza de otro nivel místico en El hijo de Alma Grande (Tito Novaro, 1976).

Herencias y bosquejos

Adoptado como hijo por Blue Demon y su esposa, Goya, cuanto tenía apenas 6 meses, Blue Demon Jr. creció en un entorno querido y propicio para que se desarrollara en el deporte. Su madre, Iliana Urueta, hija del realizador, actor y productor mexicano Chano Urueta, no quiso responsabilizarse de su pequeño. Chano, consciente del riesgo que corría su nieto, le pidió al El Manotas hacerse cargo del niño, conociendo que el gladiador y su esposa eran responsables y deseaban un hogar más amplio del que tenían. Adoptado con cariño y apreciado como propio, Blue Demon Jr. ha dado brillo a la herencia de la leyenda, tanto como atleta (su palmarés en la lucha es indiscutible), como en su trato con el público y los medios de comunicación, pues tiene numerosas participaciones en la televisión y la historieta, con apariciones en algunas películas especiales, como La llave mortal (Francisco Guerrero, 1990) y Luchadores de las estrellas (Rodolfo López Real, 1992), además de dejar su testimonial en diferentes documentales e historietas, como Blue Demon Jr., el Legado (Editorial ¡KA-BOOM!), de gran calidad gráfica.

Hay muchas cintas que refieren al personaje, ya sean cortometrajes, documentales o ficción, como el cortometraje paródico de Fernando Urdapilleta La noche de los gigantes (2003), donde El Santo (Jesús Ochoa) y Blue Demon (Emilio Guerrero), viven noche de farra y de pronto deben enfrentar a una momia. Controvertida por su fidelidad histórica, cuestionada por disputas entre los herederos de la leyenda, también se realizó en 2016 la serie Blue Demon, con Tenoch Huerta como Demon, Ana Brenda Contreras como su esposa, Goyita, y Joaquín Cossío como Ignacio Vera, es decir, Rolando Vera, su mentor.

Aunque se retiró oficialmente el 25 de noviembre de 1988 en la Arena México, Blue Demon tuvo dos regresos verdaderamente insólitos, no sólo por el hecho de volver a subir al ensogado, sino por hacerlo en disputa de máscaras contra dos estrellas; el primero, la leyenda tapatía Rayo de Jalisco, y el segundo, la maravilla aérea El Matemático. Al primero le quitó la máscara el 30 de julio de 1989, y al segundo el 27 de agosto del mismo año. Ambas contiendas se realizaron en la Plaza Monumental de Monterrey. En Sensacional de Luchas (11 de marzo de 1994) se hizo la versión en historieta de la batalla de incógnitas contra el Rayo de Jalisco. Tampoco hay que olvidar la propia voz del personaje en Blue Demon, Memorias de una máscara, autobiografía que asistió el escritor Mauricio Mejía (Editorial Clío, 1999). El libro fue un fenómeno de ventas y estuvo a tiempo para despedir a Blue Demon en sus últimas apariciones públicas.

Con participación en 26 largometrajes, el Demonio Azul se despidió del mundo el 16 de diciembre de 2000. Como en los guiones de sus películas, apelando a las fibras sensibles de los millones de fanáticos que lo vieron en sus combates durante 40 años, el ídolo se fue con una escena conmovedora: en los brazos de su hijo Blue Demon Jr. Lo que no lograron hombres lobos, científicos locos, Drácula o la fractura de cráneo que se hizo en 1965 luchando contra El Cavernario Galindo, lo definió su corazón como el momento correcto para decir adiós. A cien años de su nacimiento, es uno de los grandes ídolos de la cultura popular mexicana.

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