Este año no sólo está siendo, a sus escasos tres meses, uno de los más letales para los periodistas en México, sino también para los y las defensoras del territorio y de derechos humanos. El caso más reciente es el asesinato de Patricia Rivera Reyes, el 19 de marzo en Tijuana, Baja California.
según las estadísticas de Educa Oaxaca, por lo menos 102 defensores han sido asesinados en el país en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Además de Rivera, otras víctimas son Ximena García, defensora de la comunidad LGBT+; Ana Luisa Garduño Juárez, quien buscaba justicia por el feminicidio de su hija en Morelos; Francisco Vázquez, opositor al Proyecto Integral Morelos (PIM) en Ayala, y el defensor rarámuri José Trinidad Baldenegro.
Oaxaca, cuna de innumerables defensores del territorio, donde continúan las batallas contra la minería, los parques eólicos, el cuidado de ríos y bosques, lidera la lista de los asesinatos y, por lo tanto, la de la impunidad, con 22 luchadores ejecutados en lo que va del actual sexenio.
Hace una semana el Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos condenó el deceso del defensor comunitario José Trinidad Baldenegro, ocurrido el pasado 7 de marzo, y criticó la “extendida impunidad” en los casos de violencia en el país. El indígena rarámuri fue atacado en Coloradas de la Virgen por hombres armados, quienes además quemaron su vivienda y su vehículo.
La muerte, sin duda, es la violación a los derechos humanos más alarmante, pero no menos preocupante es el alza en las desapariciones de activistas y defensores, como el de la madre buscadora Angélica Janet Armenta Quintero, en Cajeme, Sonora, el pasado 10 de marzo.
Los asesinatos y desapariciones de las y los defensores siguen la ruta de la imposición de megaproyectos en los territorios indígenas, la violencia institucionalizada, la militarización, y la omnipresencia del crimen organizado, entre otros factores que permean la cotidianidad de la vida en los pueblos y comunidades. En más de 90 por ciento de los casos es la impunidad la abrumadora realidad.
