Madrid. En medio de la “política de cancelación” global de todo lo que tenga que ver con Rusia, el director general del Teatro Real, Ignacio García-Belenguer, salió en defensa de los artistas y de todos aquellos que hacen posible la “cultura rusa”, una de las más importantes y ricas de la historia.

“Nosotros siempre hemos planteado lo mismo: esta es una guerra de Rusia, pero no, al menos por nuestra parte, contra los cantantes rusos. El Teatro Real condena lo que está pasando, condena la actuación del gobierno ruso y se siente cómplice y parte de la situación en Ucrania, pero una cosa es la decisión de un gobierno en esta línea, y por eso así se ha decidido cancelar el ballet de Bolshoi, que lo que son los artistas. El Teatro Real, como siempre, está del lado de los creadores, se debe a ellos, es una actividad cultural y así seguirá independientemente de sus nacionalidades”, aseguró el responsable de la ópera madrileña.

La próxima ópera que tendrá en cartelera el Teatro Real de Madrid es El ángel de fuego, del músico Sergéi Prokovief, nacido en la ciudad ucrania de Donietsk a finales del siglo XIX, y en la que además habrá en el repertorio cinco cantantes rusos y uno ucranio. Por eso, una de las preguntas a los responsables del Teatro Real durante la presentación del espectáculo, que se estrena la próxima semana, fue acerca de su postura ante la llamada “política de la cancelación” impulsada por el gobierno español, del socialista Pedro Sánchez, y el ministerio de Cultura, dirigido por Miquel Iceta, que consiste en rechazar y anular cualquier tipo de proyecto que involucre a Rusia.

Esta medida es similar a la del resto de los países europeos, que han decidido seguir en la misma línea de las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia por la agresión militar a Ucrania.

El propio García-Belenguer reconoció que hace unas semanas se anunció la cancelación de las funciones del Compañía Nacional del Bolshoi, pero “porque ahí sí está involucrado el gobierno ruso al tratarse de una compañía nacional”, pero en el caso de la producción que presenta la ópera madrileña lo único que hay es la presencia de una serie de cantantes que también sufren en carne propia las consecuencias de la guerra.

Y cuando se le preguntó directamente si en el futuro se iba a mantener la misma política con los artistas de origen ruso, como la afamada soprano Anna Netrebko, insistió: “El Teatro Real, como siempre, está del lado de los artistas, se debe a los artistas, es una actividad cultural y así se hará, independientemente de las nacionalidades”.

El director musical del Teatro Real, Joan Matabosh, coincidió y reconoció que prefería ceñirse al carácter artístico de la puesta en escena y de la importancia de que por primera vez se iba a poder ver en Madrid una obra tan monumental y bella; luego apuntó:

Antídoto contra la barbarie

“En la ópera hay 18 cantantes, cinco de ellos rusos y uno ucranio. De hecho, hay 10 nacionalidades, como es habitual, y los cantantes ya estaban aquí hace mes y medio, es decir, antes de que empezara el conflicto. Quiero que sepan que los cantantes de todas la nacionalidades, incluidos los rusos, lo están pasando muy mal porque no están divididos entre o en favor de rusos y ucranios, sino que hay una superposición total y de hecho muchos de ellos tienen parientes en Ucrania y están nerviosos por eso. Además de otras cuestiones prácticas, como que no están seguros de si van a tener forma de volver a sus casas. No pueden sacar dinero del banco porque las cuentas están bloqueadas y lo están pasando muy mal. Es lo peor que les podría haber pasado. De hecho, antes de cada ensayo hay muchos pañuelos para limpiar las lágrimas y ensayar les sirve de terapia, pero cuando vuelven al hotel sólo escuchan las noticias, hablan con sus familiares. Queremos que se sientan lo mejor posible entre nosotros.”

El Teatro Real es la primera gran institución cultural española que diferencia entre la cultura rusa y sus artistas de la actuación del gobierno presidido por Vladimir Putin.

Lo anterior, a pesar de que desde el ministerio de Cultura de España se envió un comunicado oficial hace unos días a todas las instituciones del sector del país en el que, en consonancia con el resto de naciones europeas, instó “a la suspensión de los proyectos e iniciativas en curso con la Federación Rusa, así como la cancelación de aquellas que se hubieran previsto y aún estuvieran pendientes de iniciarse”.

Eso explica que se cancelaran las funciones del Ballet Bolshoi en el Teatro Real, del Ballet del Teatro Mariinsky en el Festival de Peralada y las actuaciones del pianista Denis Matsuev y de la soprano Anna Netrebko en el Liceo de Barcelona.

También hay una campaña social, impulsada sobre todo por el gobierno central y los representantes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Málaga, para que la ciudad cierre y suspenda su compromiso con el Museo Ruso, que abrió sus puertas hace cuatro años y que presenta exposiciones itinerantes a lo largo del año. El alcalde la ciudad, Francisco de la Torre, del derechista Partido Popular (PP), anunció que de momento el museo seguirá abriendo sus puertas, aunque en un modo de “hibernación”, ante las dificultades de mover las obras de arte a o desde Rusia. “Tener un museo de arte ruso era y es un prestigio para la ciudad; renunciar a ello no es inteligente; es compatible aspirar a la paz y seguir con las exposiciones actuales”, afirmó el regidor, que insistió en la idea que ha defendido las semanas recientes a pesar de las presiones cada vez más duras para que cierre el museo. “Es bueno mantenerlo porque la cultura es el mejor antídoto contra la barbarie”, afirmó.

Repudio incluso en las universidades

La ola de repudio hacia Rusia ha alcanzado a las universidades españolas. La rectora de la Universidad de Valencia, Mavi Mestre, recomendó en una nota oficial a sus alumnos de origen ruso que vuelvan a su país. Les explicó que “esta recomendación atiende a las medidas de bloqueo aplicadas al Estado ruso por la comunidad internacional que podrían tener efectos sobre su situación personal a corto plazo. La Universidad de Valencia no ha roto ningún convenio con universidades rusas por no perjudicar a estos estudiantes ni tampoco a los valencianos en programas de movilidad y doble titulación en Rusia, porque lo importante es la trayectoria académica de las personas. Pero para el próximo curso se suspenden dichos programas, en atención al contexto internacional derivado de la intervención militar de Rusia en Ucrania”.