Con la ratificación de Francisco Javier López Corral como secretario ejecutivo del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) comienza el proceso electoral 2023, en que se renovará la gubernatura de la entidad. Hay mucho en juego. A pesar de estar aún lejana la fecha, el sistema apuntala una posición clave para mantener en el poder al llamado Grupo Atlacomulco. López Corral es el hombre de toda la confianza del gobierno mexiquense priísta. El Consejo General del IEEM, el pasado lunes 8 de noviembre, en medio de un carnaval de elogios, revalidó su puesto por otros seis años. Más que ratificación, fue un homenaje al secretario del IEEM que ha conducido el instituto por varios lustros. De cumplir su nuevo mandato, sumaría 19 años como secretario ejecutivo y 25 como servidor de alto nivel en uno de los institutos electorales más corruptos del país. El IEEM mantiene altísimos sueldos a los consejeros, equivalentes a los del INE, y grandes prebendas subterráneas a los representantes de los partidos políticos. En suma, se ha ratificado a un operador plenipotenciario de las elecciones de 2023. López Corral es un ejecutor electoral, sabe conducir las elecciones a la buena o a la mala.
Como sabemos, el PRI ha venido perdiendo fuerza en el Edomex. Hay algunos sectores que ven inevitable la pérdida de la gubernatura en 2023 y pugnan por una “transición tersa”. Tal como se dice, Enrique Peña pactó con AMLO en 2018. Así, la gubernatura podría pasar a Morena bajo el acuerdo político de no perseguir ni enjuiciar las nefastas y voraces administraciones priístas. Otros sectores del tricolor, la mayoría, plantean que perder la gubernatura mexiquense no sólo pone en riesgo la viabilidad del PRI local, sino la nacional. Por tanto, habrá que conservar el poder en el estado de México a como dé lugar. Ir con todo por prolongarse en el poder, incluye lo que comporta la tradición priísta del fraude y la simulación. Esta opción, también encierra negociaciones con Morena en términos de la agenda federal.
Históricamente el IEEM es la puerta de entrada al poder. El control real del instituto no emana de las actuales consejeras electorales, recae en el secretario. Javier López Corral es hijo del Grupo Atlacomulco. Su padre fue diputado local por ese municipio. Fue compañero de Peña Nieto en la escuela de instrucción intermedia. Desde ahí se hicieron amigos. Es identificado con la generación de jóvenes que formó Arturo Montiel, bien lo podríamos clasificar como un golden boy electoral. Recordemos que golden boys es una expresión política para designar a una generación de políticos que surgieron en los tiempos de Arturo Montiel. A la cabeza se encuentra Enrique Peña y el grupo original estuvo integrado por: Miguel Sámano Peralta, Rafael Osornio Sánchez, Carlos Iriarte Mercado, Isidro Pastor Medrano, Adolfo Solís, Luis Miranda y Juan Mondragón.
Javier Corral aparenta un bajo perfil ante los actores políticos, aunque su ego es alto. Es inteligente, tenaz y astuto. Es masón grado 33 que tiene un peso significativo en Toluca. Por ello, varios representantes, sobre todo de la vieja guardia se le cuadraban. Ahora incursiona en la chamanería y la magia ancestral. Entre supersticiones, temazcales y ayahuascas ocupa su tiempo libre.
López Corral fue designado director en 2008, gracias a la simulación de entonces por el Congreso local. En septiembre de ese año, José Núñez Castañeda renunció como presidente del consejo, por su inconformidad con la regresiva reforma electoral local promovida por el gobernador Peña Nieto. Creó la figura del secretario general ejecutivo, con excesivas atribuciones que lo colocaron por encima del consejo y lo convertía en un contrapeso decisivo a la hora de tomar decisiones. López Corral organizó los comicios para gobernador donde ganó Eruviel Ávila Villegas (2011), proceso muy desigual. El IEEM se cargó sin ambages hacia el PRI. Y la elección en la que por muy poco gana Alfredo del Mazo Maza, en 2017, controvertida por maniobras fraudulentas del propio instituto. Dichas irregularidades han sido documentadas en el libro El infierno electoral y el fraude en el estado de México, 2017, Grijalbo. Además, López Corral ha organizado las elecciones de diputados y ayuntamientos en 2009, 2012, 2015, 2018 y 2021. Ahora, encabezará el crucial proceso electoral de 2023.
Finalizo con un dato inquietante. De ganar las elecciones en 2023, el llamado Grupo Atlacomulco alcanzará los 100 años en el poder de manera ininterrumpida. Una marca bananera para el Guinness World Records. La hazaña política de los atlacomulcos, contradice el dicho de que: “No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo aguante” ni la recomendación de Joaquín Sabina: “si lo que quieres es vivir 100 años, vacúnate contra el azar”. El Grupo Atlacomulco ha perdurado bajo el reino de la corrupción, de un sistema siempre a modo, de la compra envilecida de la oposición y de un régimen político arcaico y autoritario. Su permanencia en el poder rebasa al Partido Comunista Chino instalado desde 1949; a la dictadura de Corea del Norte, posicionada desde 1952; a la dinastía Somoza que duró 42 años en Nicaragua; a la dictadura militar de Alfredo Stroessner, en Paraguay, que duró más de 34 años.
En la entidad mexiquense, se cumple la máxima de Mario Vargas Llosa: en el estado de México opera la “dictadura perfecta”.
