No era el resultado deseado porque se quería retirar con la medalla que le faltaba en cuatro participaciones olímpicas: Rommel Pacheco finalizó sexto lugar en el trampolín tres metros, se refugió en los brazos de su entrenadora Ma Jin y lloraron.

La conmovedora escena con la que cerró el yucateco, de 35 años, durante más de dos décadas en los saltos ornamentales, se unió a la despedida que los japoneses le dieron a Ken Terauchi, el de mayor edad que el sábado cumplirá 41.

Los dos fueron despedidos entre aplausos y abrazos de competidores, entrenadores, jueces, algunos se tomaron fotos con ellos, previo a la ceremonia de premiación que esperó varios minutos por el tributo que le hicieron al mexicano y al japonés.

“Cuelgo el traje de baño y me quedo contento con todo el amor de la gente y de la familia de los clavados. Me retiro en el mejor escenario y me habría encantado ganar una medalla. Me voy con un sexto lugar y siendo abanderado”, dijo Rommel tras la competencia al conseguir su mejor resultado individual en una justa veraniega

Después, en su cuenta de Twitter, escribió: “Y al final de mis años como deportista aprendí a disfrutar el camino. Me voy pleno y feliz porque siempre di todo de mí. Gracias a toda la gente de México por tanto cariño”.

El Centro Acuático de Tokio vibró de dramatismo en lo emocional y competitivo con un campeón chino Siyi Xien que jamás cedió el liderato y estaba privado en llanto abajo de las regaderas, mientras su compatriota Zongyuan Wang, ganador de plata, lo consolaba llorando y el británico Jack Laugher, bronce, era abrazado por sus compañeros, por la pelea que ofrecieron los tres para ser los únicos que rebasaron los 500 puntos.

El campeón olímpico y mundial Siyi contabilizó 558.75, Wuang sumó 534.90 y Laugher, submonarca en Río 2016, terminó con 518.00, aunque el británico esperó impaciente el último clavado por si alguno de los dos chinos fallaba, pero cerraron impecables.

Ese podio ya estaba cantado, por lo que el resto de los nueve clavadistas pelearon del cuarto al doceavo lugar. En cuatro rondas, Rommel se ubicó cuarto, séptimo, sexto y quinto. Cometió el error en la quinta serie con el tres y media holandés que lo desplazó a la novena posición.

Su último clavado, con el que remontó al sexto lugar, cuatro vueltas y media al frente de 3.8 grado de dificultad lo hizo de forma excepcional (96.90), todavía en el agua se dio la vuelta, miró hacia arriba y mandó un beso con sus manos en señal de despedida.

“Levanté un poquito la mirada para ver por última vez el escenario, los aros (olímpicos) ...y cuando salgo del agua abrazo a mi entrenadora y el sentimiento ahí está”, recordó emocionado Pacheco Marrufo.

Augura que los clavados tienen continuidad. “No va a quedar un vacío. Hay mucho nivel, talento, jóvenes que tienen cómo salir adelante, entre ellos el mismo Osmar Olvera (en su debut olímpico a los 17 años quedó fuera de la final), que tiene un gran futuro por delante”.