La infertilidad es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que debería existir una regulación de los tratamientos disponibles y garantizar a las personas servicios seguros de buena calidad. En México no hay una reglamentación al respecto, a pesar de que cada año más de 25 mil parejas intentan tener hijos por algún mecanismo de reproducción asistida, afirmó Héctor Godoy, jefe de la Unidad de Medicina Reproductiva en el Hospital Ángeles del Pedregal.

Dicho nosocomio es de los pioneros en el país en servicios de reproducción asistida, junto con el Instituto Nacional de Perinatología (Inper). El especialista, también director de la Clínica ART en el hospital privado, resaltó que en las últimas cuatro décadas ha habido una treintena de intentos de los legisladores para crear una ley en la materia; sin embargo, no ha habido compromiso ni voluntad política para sacarla adelante.

Por ello las clínicas privadas, en su mayoría, y en especial las que forman parte de la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida, se guían por un consenso en el que los expertos determinaron los lineamientos para realizar los procedimientos de fertilización in vitro.

Godoy recordó que el 25 de julio de 1978 nació la primera niña mediante esta técnica. Desde entonces, la cantidad de personas que buscan alternativas para tener hijos ha aumentado, así como la tecnología y herramientas para conseguirlo. Aun así, por ser un asunto complejo, el porcentaje de éxito oscila entre 30 y 50 por ciento después de tres intentos.

Reconoció que además de la complejidad, los tratamientos son de muy alto costo, por lo que no están al alcance de todos. Cada caso es distinto, pero las parejas pueden pagar entre 50 mil y 300 mil pesos en cada intento.

El especialista destacó que debido a la falta de una regulación, son frecuentes los casos de clínicas que ofrecen “paquetes” con promociones de las cuales se debe desconfiar. Los procedimientos de reproducción asistida son de alta especialidad y llevarlos a cabo requiere de un entrenamiento que también es de especialidad.

En México, el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) se encarga de la autorización de licencias de funcionamiento de los servicios de reproducción asistida.

Por su lado, los especialistas diseñaron el Consenso para la ejecución de las técnicas de reproducción asistida. Entre otros, determinaron que en cada ocasión se transfiera solamente un embrión, con el fin de evitar los embarazos múltiples que conllevan mayor riesgo para la madre y los productos.

También establecieron el límite de edad de 50 años para que las mujeres se sometan a los procedimientos y, con el apoyo de la tecnología, la posibilidad de elegir el sexo del bebé.

Esas mismas herramientas permiten a los médicos identificar, antes de hacer la transferencia al útero de la madre, si el producto tiene algún riesgo de malformación o enfermedad genética, entre otros.