Sábado 13 de diciembre de 2025, p. 3
El otro cascanueces despliega sobre el escenario un universo donde el movimiento habla de esperanza, injusticia y valentía. Las funciones se llevan a cabo en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart).
La célebre danza árabe, que en la versión clásica de Chaikovski aparecía sin referencia precisa, adquiere en esta escenificación la figura de un pescador de Gaza, interpretado mediante una fusión de danza contemporánea y debke, danza folclórica palestina.
En entrevista con La Jornada, Diego Vázquez, director y creador de la obra, recordó sus meses en Cisjordania y su participación en la Flotilla Global Sumud hacia Gaza y señaló:
“Integrar a un pescador de Gaza habla de muchas cosas: refleja la injusticia que ocurre y que he visto de cerca, y estas experiencias redefinieron mi lectura del clásico navideño.”
Vázquez añadió que durante su estancia en Palestina comprendió la complejidad de la región, donde conviven diferentes etnias, religiones y tradiciones. “Cuando volví a pensar en El cascanueces decidí que el camino por el mundo árabe no iba a ser una generalización, sino un lugar muy específico que debía referirse a Palestina.
“Quise honrar esta cultura y a esta gente que enfrenta situaciones de gran dificultad, como la imposibilidad de acceder al mar que sus antepasados veían cada día.”
Tradición, voguing y hip hop
El montaje parte del cuento de ETA Hoffmann y de la música de Chaikovski, pero incorpora danza aérea, hip hop, voguing (estilo de danza urbana que combina poses inspiradas en modelos con movimientos expresivos y gestos angulares del cuerpo) y debke.
Vázquez considera que esta producción habla tanto a quienes crecieron con la historia original como a nuevas generaciones, sin perder su esencia. “Integrar distintos lenguajes corporales permite que cada intérprete aporte su experiencia: escuchar los cuerpos de los bailarines y su lenguaje forma parte del diálogo que construimos.
“Así, esta propuesta no sólo se enriquece, sino que también se acerca a quienes viven la danza por primera vez. Los recursos aéreos y urbanos se combinan con la música de Chaikovski sin alterarla, creando un contrapunto lúdico y estético que amplía la percepción de la historia. En muchos personajes me veo a mí mismo.
“María refleja mi lado juguetón e intuitivo; Drosselmeier, mi cercanía con las infancias y mi deseo de hacerlas felices. Todos los invitados incorporan algo de mis viajes y mis aprendizajes.”
La historia se desarrolla en dos actos. El primero transcurre en la juguetería mágica de Drosselmeier, donde María descubre el misterio del Cascanueces, el Hada y el Caballero.
En el segundo acto, en el castillo de la Reina del Invierno, conviven personajes de distintas culturas: la maja andaluza, una voguera china, un poeta ruso y el pescador palestino, amigos que Drosselmeier reunió durante su viaje en busca de la nuez mágica de Kratacuk.
Niños y jóvenes de academias de danza de la Ciudad de México participan en la obra, lo que fortalece el tejido comunitario y ofrece una experiencia profesional formativa.
El diseño de iluminación, escenografía y vestuario correspondió a Diego Vázquez, director de Laleget Danza, con asistencias coreográficas de Sarah Matry-Guerre y Argelia Guerrero, y el entrenamiento de danza aérea fue impartido por Javier Jiménez. La realización estuvo a cargo de Sarah Matry-Guerre en colaboración con la compañía.
“Observar a las infancias de Gaza es reconocer a las de México, víctimas de violencia, trata o desaparición. Que los espectadores se lleven esta conciencia y comprendan que todos los niños merecen vivir libres y felices es parte de la transformación que buscamos con la obra”, concluyó Diego Vázquez.
Las próximas funciones de El otro cascanueces en el Teatro de las Artes del Cenart son hoy y mañana. Los boletos tienen un costo de 250 pesos y los horarios pueden consultarse en el sitio web https://bit.ly/4imxQvL.











