La reinvención del mundo consta de obra gráfica realizada en una década // Hoy abre al público
Sábado 13 de diciembre de 2025, p. 2
El artista Gabriel Macotela (Guadalajara, 1954) conoció la Casa de la Cultura de Juchitán, Oaxaca, gracias a que Francisco Toledo, quien la fundó en 1972, llevó allí en cierto momento a un grupo de jóvenes artistas entre los que se encontraba. Años después, Macotela les donó un tórculo que actualmente se encuentra en el taller anexo de gráfica, también fundado por Toledo.
La reinvención del mundo se llama la exposición de obra de Macotela que abre hoy en la Casa de la Cultura de Juchitán, recién restaurada después de sufrir serios daños en el terremoto de 2017. Comprende 30 piezas en papel, la mayoría gráfica realizada a lo largo de 10 años en diferentes técnicas, aunque también pasteles sobre papel. Los grabados fueron impresos en talleres como Tiempo Extra Editores, de Emilo Payán; Artegrafías Limitadas, de Alejandro Ehrenberg; Hoja Suelta; Casa Ballena, con el impresor Lenin Fajardo, y Gráfica Zanate, en Oaxaca.
Enfocado ahora en la pintura y el dibujo, Macotela acaba de atravesar un serio problema de salud que, por fortuna, no truncó su producción: “Me puse a dibujar mucho en el hospital, porque no hacía nada más que estar acostado”. Mostró algunos de estos dibujos el año pasado en la galería Acapulco 62. Nunca dejó de crear, porque “los pintores somos así, un poco obsesivos en este sentido. Los que escriben, igual. También los músicos. Pasa que el pintor es más caótico, en el buen sentido de la palabra. Un poco más anarquista, porque el músico serio es más estructurado.
“Quise ser músico antes de ser pintor, porque mi mamá tocaba el piano y mi hermana el violín. Sin embargo, no pude por la lógica del solfeo. Estudié trompeta dos años en el Conservatorio Nacional de Música. Allí conocí a Arturo Márquez, a quien he dicho que soy un músico frustrado, a lo que responde: ‘si hubieras sido músico, serías un pintor frustrado’. Amo la música; siempre ha sido muy importante para mí. La pintura y la música son las artes más cercanas: se identifican más en conceptos y lenguajes”.
–¿Porque la pintura le da más libertad?
– Sí, y porque mi maestro, Gilberto Aceves Navarro –en la Escuela Nacional de Artes Plásticas– nos obligaba a dibujar como bestias. Día y noche sin parar. Nos hizo comprender que el dibujo es la parte estructural de la pintura. Hay pintores que casi no dibujan, son más puristas, digamos. Aunque en la mayoría el alma es el dibujo, un poco. Así es en el caso de todo mi trabajo, sobre todo en la gráfica.
Macotela encontró su “lenguaje” gracias a estos ejercicios plásticos: “Se le ocurrían cosas muy raras. Después, ya las entendí. Por ejemplo, el maestro Aceves Navarro nos ponía a dibujar con las dos manos con los ojos cerrados. Al ver el resultado, decíamos: ‘órale’. Luego pedía que lleváramos un objeto, una fruta, lo que fuera. Llevé una cosa para medir tipografías de la imprenta de mi papá. Al estar en el salón nos decía: ‘cierren los ojos y con la mano izquierda toquen el objeto que cada quien trajo, y con la derecha traduzcan lo que sienten. Nos hacía hacer cosas muy dislógicas, no de la lógica normal. Para mí, esa era su intención. Luego, nos hizo ver pintores que no conocíamos que partían mucho de esa idea de Gilberto y hacían ejercicios parecidos. Uno de ellos era Jean Dubuffet, quien ejerció gran influencia en Rufino Tamayo”.
–¿Su problema de salud le hizo reflexionar sobre su vida y su práctica artística?
–Lo peor de todo, creo seguir igual. Pensé que iba a ser otra persona, por decir algo. Claro, me ha hecho pensar mucho, meditar y modificar algunas cosas de mi forma de vida, algo que me cuesta mucho. No tengo palabras para definir estos momentos, ni por lo que he pasado, pero sobre todo en lo emocional. Trato de mejorar lo que hago, estudiar más. Además, me he juntado con amigos para hacer activismo, porque sigo creyendo en eso. Estoy muy preocupado por México. Es increíble la violencia que estamos pasando. Nunca me imaginé que eso iba a ser México. Luego, hay una actitud de abandono muy fuerte respecto de la cultura. Una falta de interés y de apoyo en muchas cosas, cuando pensé que iba a ser todo lo contrario.
–¿Su obra ha cambiado?
–No sé, no me doy cuenta. Voy a decir algo muy tonto. Si fuera figurativo, a lo mejor tomaría temas relacionados con esto (el problema de salud). Sin embargo, como soy abstracto, pues, no sé qué tanto he cambiado. Actualmente, retomo ideas de cuando era estudiante relacionadas, por ejemplo, con el color. De repente, me volví muy monocromático.
Macotela prepara para 2026 una exposición en la galería Hispánica, de escultura, pintura, dibujo e instalación, una con el tema de las guerras de Palestina y Rusia, y otra con los rostros de los desaparecidos.











