Lunes 8 de diciembre de 2025, p. 19
La menor supervisión de las instituciones financieras no bancarias (IFNB) en los países de América Latina se ha convertido en un riesgo potencial para los mercados de la región, advirtió la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En México, los IFNB funcionan como Sociedades Financieras de Objeto Múltiple que otorgan crédito bajo la modalidad de entidades reguladas y entidades no reguladas, así como las Instituciones de Tecnología Financieras, conocidas como Fintech, que también dan préstamos.
De acuerdo con Luiz de Mello, director del departamento de economía del organismo, el riesgo proviene de la creciente importancia de las instituciones financieras no bancarias, y de que muchas de ellas operan con menor regulación y menores requisitos de capital, lo que crea vulnerabilidades en los mercados financieros. “Estamos hablando básicamente de los segmentos del mercado financiero no bancario que no están bajo los mismos niveles y los mismos estándares de regulación y de supervisión”.
Expuso que debido a la creciente conexión que existe entre estas instituciones y los bancos, los riesgos en esas entidades podrían afectar la estabilidad financiera general.
En el informe de perspectivas económicas de la OCDE, se menciona que las instituciones financieras no bancarias han crecido rápidamente desde la crisis financiera mundial y los vínculos entre bancos y entidades no bancarias han aumentado.
“Los préstamos bancarios a las IFNB se han expandido en los últimos años y los bancos también les han proporcionado mecanismos de respaldo de liquidez, como líneas de crédito Esto refleja en parte los requisitos regulatorios bancarios que incentivan a los bancos a priorizar la exposición a las IFNB frente a algunos tipos de préstamos corporativos directos.”
Financiar a las IFNB mediante préstamos con fuertes garantías, bonos con grado de inversión o líneas de crédito permite a los bancos reducir su ponderación por riesgo crediticio y gestionar el capital con mayor flexibilidad.
Sin embargo, los indicadores de volatilidad para bancos y entidades no bancarias suelen estar altamente correlacionados, especialmente en crisis importantes, lo que sugiere interrelaciones.
“Esto puede generar efectos indirectos entre los intermediarios financieros que dejan a los bancos expuestos a shocks que ocurren fuera del sector bancario”, advirtió el organismo.
Detalló que las IFNB son muy diversas, están interconectadas y sujetas a diferentes riesgos y grados de supervisión regulatoria.
Algunos segmentos pequeños, pero en rápida expansión, como los fondos privados de crédito y capital, así como los fondos de cobertura, tienen marcos regulatorios comparativamente laxos.
“Esto limita la capacidad de los reguladores y supervisores para monitorear y evaluar los riesgos. Un segmento de este tipo son los fideicomisos de inversión inmobiliaria y las empresas de desarrollo empresarial (fondos de inversión que prestan a pequeñas y medianas empresas), que fueron especialmente vulnerables al riesgo crediticio durante la pandemia.”












