Sheinbaum: Zócalo rebosante // Músculo, ruta y convicciones // Oposición, grupo de choque
a histórica cuan multitudinaria concentración del pasado sábado en el Zócalo no sólo fue para mostrar músculo político y el innegable apoyo popular que tiene la presidenta Claudia Sheinbaum, sino para refrendar ruta, convicciones y objetivos, y también para subrayar el avance de la transformación que vive nuestro México lindo y querido desde hace siete años. Quienes desde los pútridos sótanos de la ultraderecha insistan en que “este gobierno dictatorial se cae” sólo confirman, por si hubiera duda, que sus falacias –junto con el cuantioso dinero invertido para difundirlas– no solamente han terminado en el bote de la basura, sino que dimensionan la derrota de quienes las propagan.
Sobre esto último, Sheinbaum lo resumió así frente a centenas de miles de mexicanos que abarrotaron el Zócalo y calles aledañas: “En estos días se ha demostrado que, por más campañas sucias que paguen en las redes sociales, por más compra de bots y robots, por más alianzas con grupos de interés en México y en el extranjero, por más consultores de comunicación que contraten para inventar calumnias y mentiras difundidas en algunos medios, por más intentos de hacer creer al mundo que México no es un país libre y democrático, por más comentócratas o supuestos expertos que inventen historias de ficción, por más alianzas que quieran tejer con el conservadurismo nacional y extranjero, por más que hagan todo eso, ¡no vencerán al pueblo de México ni a su Presidenta!”
La supuesta “oposición” (en realidad, un grupo de mercenarios pagados por la oligarquía autóctona e intereses extranjeros que se retuercen ante su constante pérdida de influencia en nuestro país) acumula décadas de sucias campañas mediáticas en contra de los movimientos populares, que se incrementaron a partir de la llegada de Cuauhtémoc Cárdenas al gobierno del entonces Distrito Federal; se intensificaron de forma por demás histérica desde que Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones para ocupar esa misma posición en el año 2000 y de plano alcanzaron niveles demenciales con el desafuero del tabasqueño y sus tres campañas presidenciales (2006, 2012 y 2018).
¿Resultado? Derrota total, porque a pesar de sus enfermizos cuan golpistas intentos por tumbarlo, este personaje arrasó en los comicios de 2018 y a lo largo de seis años despachó en Palacio Nacional. Vencida, no aprendió absolutamente nada y ahora repite su fallida “estrategia” en contra de la presidenta Sheinbaum, a quien, como sucedió con AMLO, no le han tocado un pelo. Pero la derecha insiste y obtendrá el mismo resultado.
Bien lo dijo la mandataria en su alocución en el Zócalo: “Lo que no puede volver a ocurrir en nuestro querido México es regresar al tiempo de los privilegios, cuando la justicia se repartía selectivamente y el gobierno era un instrumento de unos cuantos. Eso ya no es opción. El gobierno está para servir al pueblo de México. Hoy está más claro que nunca que la corrupción y los privilegios del neoliberalismo dañaron profundamente a nuestra patria y a nuestro pueblo; 36 años de ese modelo económico y político dejaron como herencia pobreza, desigualdad, entrega de nuestros recursos naturales a intereses privados nacionales y extranjeros, pérdida de soberanía, violencia y corrupción. Este cambio profundo, histórico y necesario también ha generado resistencias. Hay quienes aún no han entendido que nuestro país ya cambió; los adversarios políticos se han dedicado a construir realidades virtuales en las redes sociales, en las columnas de opinión, que nada tienen que ver con el momento de transformación que vive México, la cual no sólo es económica y social: también ética y moral”.
Nuestra nación, subrayó, “pasó de un país gobernado por una oligarquía, donde los presidentes y las instituciones públicas servían a unos cuantos que se creían dueños de México, a una verdadera democracia, donde el gobierno trabaja para todas y todos, pero especialmente para quien más lo necesita”. Y sin la transformación, dijo, “nada de esto sería posible con los gobiernos del pasado neoliberal o con la falsedad del conservadurismo. Ellos nunca han creído en los derechos del pueblo de México, nunca han querido al pueblo; estamos demostrando que la modernidad puede levantarse desde abajo, sin excluir a nadie; que el progreso no está peleado con el medio ambiente y menos con la justicia; que un país puede desarrollarse sin dejar a nadie atrás”.
Las rebanadas del pastel
Se desmorona el imperio y Donald Trump “revive” la “doctrina Monroe” (que en realidad nunca desapareció), de tal forma que a América Latina no le queda más que mandarlo al carajo.
X: @cafevega










