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Nosotros ya no somos los mismos

Respuestas de lectores sobre la patria // Panistas quieren restaurar el ancien régime // Hacia abajo, el cociente intelectual de los jerarcos

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▲ A los panistas aristócratas, como don Diego Fernández de Cevallos o don Santiago Creel Miranda (imagen), el color rojo de la sangre de la chusma no les agrada.Foto Luis Castillo
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uienes me contestaron la pregunta planteada en los últimos renglones de la anterior columneta coincidieron en un comentario: la formulación de la interrogante es tramposa. Aseveración tan fulminante me lleva a repetir a ustedes esa inocente pero cuestionada pregunta: “¿la columneta y TV Azteca son hijos de la misma Patria? ¿Y ustedes?” Pues resulta que los lectores que se preocuparon en contestar, lo hicieron airadamente, algunos hasta se mandaron: en su opinión, me reviraron “nos ofende que nos equipare con la televisora, ¿qué acaso somos perversos o estúpidos?” Confieso que las respuestas me inflaron. Mi siguiente Martini es a su salud. Pero no todo es miel con mart..., perdón, con hojuelas. Vean otras opiniones. Algunos bots se atreven a afirmar: “Seguramente es usted uno de esos escribanos que reciben honorarios de alguna oficina del gobierno o jugosos estipendios de afuera” (hacía tiempo que no oía la palabrita estipendios, pero me gusta). Contesto: Podré estar equivocado en mis opiniones, pero son de mi exclusiva responsabilidad… y gratuita. Vamos ahora a platicar sobre esta palabra del nuevo proyecto de cometidos que propone a los ciudadanos el nuevo y antiquísimo partido blanquiazul (¿o cambiaron también de colorido? No se afanen, la guía de colores Pantone es vasta y gratuita).

Los diccionarios que consulté centran su definición de patria así: lugar de nacimiento o de voluntaria adopción. Mi idea al respecto es diferente. Pienso en las personas que nacidas en un país migraron a otro, en el cual –entre las duras y las maduras– hicieron su vida, aprendieron un extraño y difícil idioma, encontraron pareja, algunos procrearon hijos y traen su amor por el suelo en que nacieron corriendo permanentemente por sus venas y arterias. Este sentimiento se preserva a través de años, y aún de generaciones. Cuando decimos “tiene sangre mexicana” no hacemos referencia a una cientificista y dogmática creencia: los eritrocitos y los leucocitos que conforman las células sanguíneas no tienen una gama de colores según el territorio en que se nace ni la clase social a la que se pertenece. Ya lo postuló así el poeta Felipe Pinglo Alva en una inolvidable canción de los viejos tiempos: “mi sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo...” (Claro que le faltó agregar: la sangre que llega al pulmón y se oxigena en las arterias es roja brillante, mientras la desoxigenada es roja más oscura, pero, ¿quién iba cantar esta aclaración en alguna de las serenatas (o gallos) ya desaparecidas?). Entonces si a los panistas aristócratas, como don Diego de Fernández y Cevallos o don Santiago de Creel y Miranda, el color rojo de la sangre de la chusma no les agrada, les paso esta información gratuita: en los tiempos que los que a ustedes les gustaría vivir, había la creencia de que los miembros de la nobleza tenían la sangre azul. Cornelio Tácito (sigo XI) se refiere a los emperadores con la expresión “caeleste sanguine ortam”: nacido de sangre celestial. Serán estos los ciudadanos a los que el presidente del nuevo PAN se permitió convocar para conquistar, en 2030, la restauración del ancien régime.

Pero después de tanta divagación, regresemos a nuestro tema central: quesque dicen los antiguos socios y ahora nuevos dirigentes de Acción Nacional, que uno de los tres ejes centrales que sustentan su acción política es la patria. Y como a este sustantivo no le agregan ningún otro concepto que nos permita conocer qué entienden por ella, pues tendremos que conformarnos con lo dicho renglones arriba y que recogen diversos tumbaburros o diccionarios: lugar natal o adoptivo al que alguien se siente ligado por diversos vínculos. Para los panistas, entonces su idea de patria puede concretarse a una extensión territorial que para nosotros es de 1 millón 964 mil 375 kilómetros cuadrados, y que contenga a las personas nacidas en este espacio y a los que aquí, voluntariamente quieran ser adoptados. A menos de que me equivoque y tomando en cuenta su mentalidad decimonónica, no se refieran a esta tierra que veneramos, sino a la Patria Celestial en la que ¡cuidado!, qué tal que allí todos seremos iguales. De todas maneras, es innegable que la contextura intelectual y moral de los cuadros directivos del PAN ha venido experimentando un innegable deterioro. En 1939 los padres fundadores de esa organización proclamaron el motivo de su lucha en media docena de palabras: “Por una Patria Ordenada y Generosa”. Luego agregaron: “Y Una Vida Mejor y Más Digna Para Todos”. Este lema también tiene sus asegunes, ya platicaremos al respecto, pero lo que resulta obvio es que el cociente intelectual de los nuevos “jerarcos” sigue el camino de sus votos… hacia abajo.