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FIL 2025
Tras un intento de portazo, Serrat habló sin cortapisas ante miles de jóvenes
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▲ El poeta fue ovacionado por los asistentes a su charla.Foto Arturo Campos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 5 de diciembre de 2025, p. 3

Guadalajara, Jal., Durante 13 minutos, miles de personas quedaron con el corazón en vilo: Joan Manuel Serrat decidió salir del salón de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que resultó insuficiente ante la cantidad de quienes querían ingresar a escucharlo, porque los que quedaron fuera gritaban de tal manera que no se oía nada.

“Agradezco a todos, pero es imposible mantener un acto de un calado efectivo con un alboroto así. Perdonen ustedes, buenas tardes”, dijo el compositor catalán, mientras salía del estrado.

El ruido no cesaba, la gente empujaba para entrar pese a lo atestado del lugar; todos querían ver o al menos escuchar a Serrat, pero el cupo no daba para más. Hasta que cerraron la puerta, llegó la policía y el orden regresó: el silencio como ofrenda para que Serrat sólo escuchara los suspiros por su ausencia.

En ese silencio, luego de que los organizadores de la FIL, empezando por su presidente, Trinidad Padilla López, trataron de controlar la situación y convencer a Serrat, por fin el poeta regresó. Esos miles de corazones volvieron a latir con normalidad.

Serrat volvió para hablar sin concesiones a los jóvenes que lograron entrar, sobre todo de su desprecio por la derecha y la ultraderecha representada en los multimillonarios que se han adueñado del mundo.

“Es más fácil pronosticar la fecha del fin del mundo que la del fin del capitalismo, tal como están las cosas con un mundo controlado por una casta que a diario gana miles de millones de dólares, con un absoluto desprecio por la humanidad, de manera asquerosa.”

Afirmó que el sistema democrático, “que es el menos malo”, está siendo desprestigiado por los embates de dicha casta de multimillonarios y gobiernos de ultraderecha que diario mandan mensajes contra la democracia, ofreciendo a cambio “un régimen milagroso donde la gente se hace rica mediante oportunidades que quién sabe dónde se van a aprender.

“Pero no hay que tener miedo a pesar de este pesimismo; creo en mi optimismo diario, porque sólo así se podrá encontrar nuevos caminos. Hay que desenmascarar sin cesar a todos los farsantes que están haciendo que retrocedamos como civilización y especie.”

Serrat, que regresó con cara de fastidio por el intento de portazo, agradecía ahora el fervor silencioso que causó su presencia.

“Este es un tiempo de miedo y esperanza, que viven juntos. La esperanza genera miedo y el miedo a su vez, esperanza. Tenemos que tratar de manejar estos dos elementos de la mejor manera posible para convivir con ambos, así acabas encontrando un camino que ni el miedo ni la esperanza por sí solos nos los van a dar”, completó.

También habló sobre la migración, sobre el gran sarcófago en que se ha convertido el Mediterráneo, ese mar al que le canta desde joven, que ahora es más salado “por las lágrimas derramadas” ante la muerte de quienes intentan llegar a Europa desde África.

Asistentes le preguntaron sobre el significado de ser catalán (“soy cantalán”), de que no le gusta escuchar su música, porque “me cebo en los errores”, de su estancia prolongada en México en 1977 que le permitió conocer este país “de chingones” y de cómo las redes sociales se han convertido en una especie de “guerra armamentista”.

Finalmente, Serrat se retiró para no volver, mientras el público ya sin contención aplaude ruidoso.