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La disputa por el espacio público, lucha cotidiana en el Centro Histórico
 
Periódico La Jornada
Lunes 1º de diciembre de 2025, p. 32

En el ajetreo diario de las calles del Centro Histórico, cargadores, boleros, ambulantes y trabajadores de distintos oficios se instalan y desplazan como pueden en medio de una saturación que convierte el espacio público en una disputa permanente por acaparar cada centímetro de las banquetas con puestos, cajas de mercancía a ras de piso y carretones estacionados sobre la vialidad.

Al tráfico de peatones y automovilistas que buscan abrirse paso entre la marea del comercio informal, se suman cargadores y motos eléctricas que circulan hasta con una tonelada de mercancía que trasladan a zonas mercantiles importantes como Tepito y La Merced.

De acuerdo con el padrón oficial de trabajadores no asalariados, la alcaldía Cuauhtémoc concentra 549 licencias vigentes, es decir, un tercio de todas las registradas en la Ciudad de México. Se trata de la demarcación con mayor número de permisos formales, pese a que, como se constató en un recorrido por el corazón de la capital, la cantidad de personas que laboran en las calles rebasa por mucho esa cifra.

De acuerdo con testimonios, avenidas como Circunvalación, Eje 1 Norte y las calles Mesones, Ramón Corona, San Pablo, Mixcalco, Isabel La Católica y José María Izazaga son los puntos más saturados por el tránsito de personas, automóviles y comercio en vía pública. En este escenario destacan los llamados diableros, que empujan estructuras repletas de mercancía: hasta 20 cajas desde 10 hasta 40 kilos cada una, trasladadas de zona en zona entre colonias como la Doctores y Santa Anita o en los barrios de Tepito y La Merced.

“El Centro Histórico es la matriz de todo México, donde llegan los tráileres y se surte todo”, explicó Alex, quien comenzó a trabajar como cargador a la edad de 16 años. Explicó que es difícil conseguir un mejor empleo, pues “el Centro ya está muy poblado de pura carga y descarga”. En su zona, dijo, tiene no menos de 500 compañeros cargadores que sortean largas distancias y muchas veces chocan entre sí mientras se desplazan sobre el arroyo vehicular.

Por otro lado, personas como don Fernando, quien lleva 40 años siendo bolero y enfrenta la presión de las autoridades que han querido removerlo del exterior de la estación Isabel La Católica del Metro. “No nos permiten trabajar en áreas del Metro. Me mandaban a Fray Servando, más para allá, pero ¿qué voy a hacer yo si de por sí aquí, pues bajó (el trabajo)?”

Otros, como Abel Corona, quien se dedica a la herrería, se instala en la zona de La Merced para reparar puestos o cortinas de locales. Denunció que mes a mes sufre hostigamiento de policías “corruptos” de la alcaldía Cuauhtémoc a cambio de 500 a mil pesos, de lo contrario “nos remiten al Ministerio Público”, y aunque ha intentado tramitar un permiso para trabajar en vía pública, “no te lo dan”.