legué a tener gran afecto por Alfredo Elías Ayub. Hace unos días tuvimos un acercamiento importante luego de “roces a distancia” a inicios de los años 2000, a propósito de la privatización de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El primer enviado por Ernesto Zedillo a privatizar –Rogelio Gasca Neri– finalmente no estuvo de acuerdo en la venta de CFE. ¿Venta? Sí, lo aseguraba mi amigo especialista en energía Chris Goncalvez, para quien “radiopasillo” en Independence Avenue y en Wall Street lo aseguraban.
Acaso como Ferrocarriles Nacionales de México, CFE se ofrecía en regiones a diversas compañías, por un monto agregado similar al desfalco del Fobaproa. Esa narrativa la escuché en el área de energía y medio ambiente del MIT, coordinada por Denny Ellerman.
El astuto y prudente Gasca Neri mostró a Zedillo las enormes posibilidades de CFE. Podía no sólo ser más eficiente, sino garante de confiablidad, seguridad y soberanía de un servicio público de electricidad, sin tener por objetivo esencial la rentabilidad, para así cumplir su función social, de justicia energética y extender el servicio a zonas de escasa rentabilidad.
Luego de Gasca, despedido por Zedillo, en 12 años Elías Ayub confirmaría esta tesis e impulsaría a la CFE bajo el lema de “empresa de clase mundial”. Contó y aceptó la sólida capacidad técnica y social de los miembros de las áreas financiera, de operación, técnica, y de programación. Entre ellos Florencio Aboytes (†), Jorge Alberto Aguilar, José Luis Apodaca, José Luis Aburto, Eduardo Arriola, Gonzalo Arroyo, Luis Felipe Bazúa, Alberto Blanco, Rafael Cristerna (†), Gilberto Enríquez Harper, René Fierro, Luis Fernández (†),César Fuentes, Raúl Fuentes, Jorge García Peña (†), Arturo Hernández, Eugenio Laris, Guadalupe Mateos, Adolfo (†) y Jacobo Miranda, José Manuel Muñoz, Antonio Noyola, Rafael Ramírez, Jesús Sada Gamiz, Francisco Santoyo, Rita Saucedo (†) y Francisco Tapia (†), entre otros.
¡Notables maestras, notables maestros! Los reconoció –me lo dijo hace días– como técnicos de “clase mundial”. En ese contexto debo recordar algo. En diversos diarios nacionales – La Jornada entre ellos, evidentemente– se escribió a favor y en contra de la privatización.
Recuerdo artículos y notas editoriales. Sin duda las críticas suscritas por el brillante y queridísimo Alejandro Nadal (†), Sergio Benito Osorio, José Pale Vargas, Víctor Rodríguez Padilla, la estimada Claudia Sheinbaum y quien esto suscribe, también por compañeras y compañeros que elaboraron el importante texto Reestructuración del sector eléctrico en México: una propuesta institucional, de Editorial Porrúa. Sí, de Luis Felipe Bazúa, Leticia Campos, José Pale, Víctor Rodríguez Padilla y Faustino Valle.
Asimismo, otro sostuvo varios meses la columna “Vatio” en La Jornada, con informes del acontecer internacional al respecto. En este contexto –y a iniciativa del hoy ausente, pero muy brillante Daniel Reséndiz Núñez– algunos fuimos invitados a una comida-diálogo con Elías Ayub, al Museo Tecnológico de la CFE. Encontramos un director general con ideas diversas a las de sus primeros días. El debate internacional se había intensificado con temas como manipulación del mercado eléctrico mayorista, débiles garantías de seguridad y confiabilidad, tarifas al alza, trabajadores electricistas bajo mayor presión, especulación y otros fenómenos complejos en Reino Unido, España Francia, Canadá, países escandinavos y, sin duda, Estados Unidos.
Fue un encuentro de altura y de buen humor. Emilio Lomas coordinó. Alejandro Nadal contundente. Víctor Rodríguez Padilla claro, Claudia Sheinbaum pertinaz y firme, luego incluso de haber trabajado en CFE en uno de los primeros estudios de usos finales de electricidad en México. Sergio Benito Osorio, integrador, y quien esto suscribe, enfático en la naturaleza del 27 constitucional. Fructífero diálogo, aceptado por Elías Ayub, a quien nunca hay que dejar de reconocerlo y a quien nunca dejaré de agradecer la respuesta a una pregunta que, por iniciativa de la hoy Presidenta de la República, me permití hacerle: “director, ¿me vas a correr de CFE?” Sonriente y fino, como era, me respondió. “Ya no se usa”. Esperemos que nunca más se expulse a voces críticas. Hace unos días tuvimos un cálido encuentro, confirmó la claridad y profundidad de mis brillantes maestros de CFE y tuvimos una larga, agradable y simpática charla, de recuerdos mutuos. Presentes su querido hijo Juan Pablo, su amigo entrañable Carlos Carrera y el brillante José Pale. Acordamos reunirnos pronto. Me aseguró que “tenía tiempo de no pasarla tan bien”. ¡Lo agradecí en el corazón! ¡Lo agradezco más hoy que ya no nos volveremos a ver! ¡Salud y vida director, dondequiera que estés! ¡Gracias! ¡De veras!












