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Negocios y empresas

“Día de la liberación”

D

onald Trump llamó al 2 de abril de este año el “día de la liberación”, debido a que fijó altos aranceles al mundo con el objetivo de sustituir todo tipo de importaciones por producción nacional. Algo parecido experimentó México a mediados del siglo pasado, pero después lo desechó por una política de apertura comercial.

Se suponía que al frenar las importaciones con el cobro de altos impuestos se generarían los estímulos suficientes para abrir nuevas fábricas y más actividades productivas en el sector agropecuario y en los servicios. Con ello, Estados Unidos retomaría su liderazgo y la población se beneficiaría de esta estrategia.

A lo largo de la historia se han presentado muchos casos de proteccionismo, con la idea de resolver los problemas de un país. En la Edad Media, por ejemplo, la mayoría de las economías europeas se cerraron ante el extranjero, pero el resultado no fue el avance sostenido, sino un estancamiento que se mantuvo a lo largo de siglos.

Como previeron los especialistas, la política proteccionista de Washington tampoco funciona. La productividad y eficiencia en muchos sectores es menor a la de otros países, y no puede generar todo lo que consume.

A la población, más que preocuparle los aranceles (que aprecian como algo lejano a sus bolsillos), lo que le duele es el impuesto escondido, que se traduce en un aumento de precios. El incremento de la inflación ya se nota en muchos productos, como maquinaria y automóviles, pero en donde más le duele a las mayorías es en los supermercados, a los que la acuden con frecuencia. En particular, el alza de precios se refleja en alimentos básicos como frutas, verduras y carnes.

El incremento reciente de los costos de los alimentos y de otro tipo de productos de consumo generalizado ya tuvo repercusiones políticas. En las recientes elecciones para alcaldías y gobiernos estatales los ciudadanos votaron en contra del Partido Republicano.

Es por ello que ahora, sin aspavientos ni discursos triunfalistas, Trump deshecha algunos aranceles y libera el mercado de alimentos y otros bienes básicos. El problema es que el presidente mantiene la idea de que las medidas proteccionistas salvarán a su país, aunque la evidencia muestre que está equivocado.