Golpistas disfrazados de “jóvenes” // Fracasan intentonas, pero insisten // Salinas Pliego se fue a jugar golf
ale que dale, la ultraderecha autóctona repite la estrategia desestabilizadora que fracasó rotundamente a lo largo del gobierno de López Obrador y que tendrá el mismo resultado en el de Claudia Sheinbaum. Sus organizadores y financistas tras bambalinas (barones evasores, juniors sesentones, piltrafas de la política, “intelectuales” sin apapachos, indecentes medios de comunicación golpistas, manos extranjeras con el logotipo de las barras y las estrellas, miles de bots, porros y conexos, todos ahora disfrazados de “jóvenes”) de nueva cuenta lo intentan y, para sorpresa de nadie, obtienen el mismo resultado.
Siete años ya (sin considerar desafueros, fraudes electorales, campañas sucias y demás) y sin dar una, los aprendices de golpistas se aferran a pesar de su derrota absoluta. Para ellos, lo de menos es el membrete del “movimiento” (“marea rosa”, “el INE no se toca”, “sí por México”, “en defensa del Poder Judicial”, “Frente Nacional Anti-AMLO” con sus carpas voladoras, “poder ciudadano”, etcétera, etcétera) ni el pretexto para la “movilización”.
Ahora, los viejitos de la ultraderecha inventaron y financiaron el artificial “movimiento del sombrero y de la generación Z México”, y lograron concentrar en el Zócalo de la Ciudad de México (en España no se pudo, porque nadie hizo caso de la convocatoria) a unos pocos miles de “entusiastas” participantes igual de longevos que los organizadores y a unos cuantos jóvenes derechosos que no tenían mínima idea del porqué estaban ahí, y sus declaraciones públicas dieron cuenta de ello.
Esa fue la “cara bonita” que quiso mostrar la ultraderecha (acarreados “demócratas”, cipayos con máscara de “patriotas”, “mexicanos indignados”, “ciudadanos de a pie”, caricaturescas señoras que rezaban y repartían “agua bendita” a discreción, a la par de mentadas de madre, nazis con bandera “libertaria”, un “jovenazo” de 80 años lanzando un SOS e implorando a Donald Trump y Marco Rubio, porque “deben ayudar a los ciudadanos de México”, y demás mercancía barata al igual que las consignas de siempre), aunque todos sabían que más temprano que tarde llegaría el momento estelar y entraría en acción el encapuchado grupo de choque financiado y movilizado por los abuelos golpistas, organizadores del “movimiento juvenil”, que además de los destrozos y el vandalismo causaron 120 heridos (entre ellos nuestro compañero fotógrafo Víctor Manuel Camacho, víctima de hampones de la Secretaría de Seguridad Ciudadana) y 40 detenidos (20 de ellos presentados ante el Ministerio Público por robo y agresiones; el resto, fueron consignados por faltas cívicas).
Ese grupo de choque fascista tiene el sello de la casa golpista: en toda movilización de la ultraderecha, “de la nada” aparece en escena y todo destroza a su paso, con o sin sombrero. Sus integrantes se acoplan a las necesidades de quien les paga: pueden ser “feministas”, “demócratas”, “a favor de elecciones limpias”, “contra el gobierno usurpador”, para “reivindicar al alcalde asesinado” y un largo etcétera, según lo amerite la ocasión y, desde luego, la orden recibida. En esto, cabe la pregunta: después de tanto vandalismo, ¿el jefe Tauro no los tiene identificados; no sabe quiénes son? Y si la respuesta es positiva, ¿por qué no actúa en consecuencia, y no sólo en contra de los autores materiales, sino de quienes los financian y ordenan?
El circo sabatino fue aderezado por la “democrática transmisión en vivo” de Tv Azteca, armada por el evasor Ricardo Salinas Pliego (quien obviamente no asomó la cara en el Zócalo, pero desde su comodidad estuvo muy activo en redes festejando “este día histórico”, lanzando consignas y mentando madres contra “los zurdos de mierda”; eso sí, muy preocupado se fue a jugar golf, “porque mañana hay que trabajar por un México grande”) con sus histéricos títeres.
Fracaso tras fracaso, pero los abuelitos ultraderechosos ahora disfrazados de “jóvenes” insistirán. El pretexto es lo de menos.
Las rebanadas del pastel
Lo único que realmente le preocupa al impresentable Donald Trump es que rápidamente puede caer por su complicidad con Jeffrey Epstein. Nada le importa si ha cometido todo tipo de delitos, como empresario y/ o mandatario. Le tiene sin cuidado la cacería de inmigrantes, el despliegue de la armada estadunidense en el Caribe y los asesinatos en esa zona. Menos, la permanente violación de los derechos humanos, su coautoría en el genocidio en Gaza o la amenaza de invadir a terceros países. Pero la cercana posibilidad de que se difundan los correos del depredador sexual lo mantiene histérico.
Twitter: @cafevega












