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Diego Vázquez, bailarín y activista
E

n la primera parte de esta entrevista, el joven Diego Vázquez nos habló largamente de cómo se fue a Palestina en la Flotilla Sumud a llevar ayuda humanitaria a los niños palestinos. En las líneas que ahora se publican, Diego Vázquez abunda en este tema de una guerra infame que concierne a todos.

–El espionaje en el mundo, Elena, es muy grave. Sirve a los políticos para tener influencia. En el caso de los israelíes, les sirve para tener control en Palestina.

–¿Cómo sabe usted eso?

–Harvard hizo un estudio de que aquí en México hay reportes, muchos, y documentos, y hay estudios avalados desde la Corte Internacional de Justicia, por ejemplo, que hablan sobre las desapariciones de niños y de mujeres. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia tiene amplios testimonios escritos sobre estos abusos en infancias en México, y hay un montón de periódicos serios que han hecho investigaciones sobre cómo se ha infiltrado el Mossad en instituciones de seguridad en México, como la policía, la Armada y el Ejército. Por ejemplo, Carmen Aristegui hizo todo un escándalo con Pegasus, cuando empezaron a espiarla en todos los ámbitos, no sólo el laboral.

–¿Qué pasó?

–Empezó a espiarla el gobierno de Peña Nieto. Siempre México ha tenido vínculos con Israel, pero no de manera tan cínica como ahora.

–Estados Unidos intervine en muchos países, ¿verdad?

–También tienen miedo a las represalias, a los aranceles. El vecino del Norte ejerce el máximo poder que se pueda en favor de su país, y actúa de inmediato en contra de cualquier país que intente confrontarlo. Tiene delirios de grandeza y su despotismo no tienen límites.

–Pero, ¿qué lo animó a usted personalmente a poner en riesgo su vida misma para defender a niños que no pertenecen a su país y que defiende sin conocer?

–Los derechos de los niños y las niñas son una obligación moral de cualquier hombre y mujer que se respete.

–Usted, Diego, tiene un especial interés en la infancia.

–Sí, me conmueve mucho el potencial y la pureza de los pequeños que aún ven la vida de manera distinta, y rechazo que el mundo atroz de los adultos contamine esta pureza, lo siento como una gran injusticia, porque puedo ver la nobleza de los niños no sólo en México, sino en el mundo.

“Cuando vi la guerra que se desató en Gaza registré también los abusos que se cometen contra los niños y fui testigo de que los matan. La infancia es un estado. Usted tuvo su infancia, yo tuve la mía, protegida, pero la de ellos es una etapa en la que se están cometiendo atrocidades. Cuando veo que niños y niñas son asesinados, y las balas atraviesan su cráneo, sé que no es por accidente, sino un blanco clarísimo, y que esto se repite y se repite; ya es totalmente inaceptable, intolerable. Hay quienes tienen que ser amputados, porque cuando cae una bomba, su cuerpo queda mutilado. Este sufrimiento tremendo es el que me mueve a hacer algo al respecto. Me sentí muy triste de no poder hacer nada; me sentí totalmente desesperado. Me dije: ‘tengo que hacer algo’, y ahora se lo repito a usted que es periodista.

“Es tremendo. En Cisjordania también son asediados todo el tiempo: adultos, jóvenes, niños. En Cisjordania hay más de 600 niños en la cárcel. En Cisjordania existe una corte militar infantil. El ejército tiene una corte especial para casos de niños.

–No entiendo, ¿cómo es posible?

–Es lo que yo digo también, cómo es posible, pero existe y se llama Corte Militar Infantil; ahí se procesa a los pequeños que son arrestados por aventar piedras a los tanques.

–¿De qué edades son esos niños?

–De entre 11 y 16 años. Es horrible. Nadie me lo contó, yo lo vi. Si los papás no saben de ese niño en 72 horas, tienen que ir a la Corte, porque a lo mejor llegó un policía, le quitó el teléfono al chamaco y en él tenía una imagen en contra del Estado de Israel. Con eso es suficiente para que se lo lleven y desaparezcan.

–Israel es un monstruo.

–Es un monstruo que tenemos que detener de alguna u otra manera. Hay que detenerlo, porque sí hay israelíes conscientes que están en contra de esas políticas y tenemos que recurrir a ellos.

–En México no hay un solo judío capaz de semejantes acciones. Todos los judíos banqueros, los empresarios, están en Nueva York; aquí yo sólo conozco a los judíos de la Merced, como Rosita Nissan…

–En Israel hay muchísimo dinero y mucho poder económico. Israel es un proyecto colonialista que quiere adueñarse de esa tierra por muchas razones. Palestina es un espacio estratégico, porque tiene acceso directo al Mediterráneo y al mar Rojo; porque frente a la franja de Gaza hay un montón de reservas de gas; porque puede controlar todo lo que llaman Medio Oriente, que para el mundo occidental es una amenaza. El mundo árabe musulmán es una amenaza, pero si tiene ahí a Israel en el centro, armado hasta los dientes, es otra forma de controlar. Son muchas razones y, obviamente, los ricos de Estados Unidos, sobre todo de Nueva York, están involucrados en ese proyecto político.

–¿Y están dispuestos a dar todo?

–Todo. Lo que sea.

–¿Es su causa santa?

–Así es. En promedio, Estados Unidos manda a Israel 80 millones de dólares al día en armamento.

–¡Qué horror! Aunque recuerdo que aquí en México a un empresario judío que mandaba todo su dinero a Israel le respondí: “Pero cómo, si ese dinero es de los mexicanos que trabajan en tus fábricas, que el dinero sea en beneficio de los mexicanos”.

–Pero es con el sionismo, con Theodor Herzl a finales del siglo XIX, que empiezan con esta idea de un estado para el pueblo judío, y comienzan a armar el proyecto desde finales del siglo XIX. Al principio iban a ocupar un espacio en Uganda; hasta después de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña toma el Imperio Otomano, como le debían favores a los usureros de la guerra, los Rothschild dicen: “Bueno, ya está tu Palestina”, se firman los tratados de Balfour y a partir de ahí, la gran Naqba, la gran tragedia, como la llaman los palestinos, ocurre en 1948, cuando entra Israel, expulsan a miles de palestinos, hay una diáspora enorme, muchos son asesinados y otros se quedan en Palestina.

–En México hay una comunidad muy grande de judíos que hace el bien…

–Sí, están en Interlomas. Antes estaban en Polanco, en La Condesa, es una comunidad enorme. Pero hay que hacer la distinción entre judío y sionista. Eso es lo que hace que uno pueda tener más libertad. Yo creo que la diferencia para que los periódicos puedan publicar este tipo de cosas es que temen que los discursos en favor de Palestina se vuelvan antisemitas, y son dos cosas distintas, porque el antisemitismo es contra del pueblo judío y la religión judía como etnia. Nosotros estamos luchando por abolir el sionismo, es otra cosa. Son muy trabajadores, muy estrategas, pero una cosa es poder convivir con la gente nativa, con los musulmanes. Los judíos se sienten superiores, por eso ven a los palestinos de arriba a abajo.

–Sería interesante saber qué piensan los grandes judíos que viven en México.

–En México, la gran mayoría si está en favor del sionismo, pero también hay movimientos grandes de judíos proPalestina; están completamente en contra del Estado de Israel. Son jóvenes que están en sus 20 años. Están en la UNAM, en la Ibero, en la Anáhuac; en escuelas privadas y públicas. Son movimientos grandes; es muy conmovedor verlos en las marchas, hacen conciertos por el pueblo palestinos. Ellos me preguntan cómo fue desprenderme de mi familia, y son los mismos que dicen: “no estoy de acuerdo con el sionismo”, y esa decisión provoca una ruptura en su familia, porque sus abuelos, sus tíos dejan de hablarles. Dicen: “cuando es Yom Kippur no puedo ir a las comidas, no puedo celebrar Shabat con ellos”. Son exiliados dentro de la familia, pero dicen: “Mi conciencia me lleva a tomar esta acción, no puedo ser partícipe de la guerra contra los palestinos”.