En la zona sobreviven 500 empresas
Pasó de haciendas coloniales de rosales a ser el corazón productivo, aunque mermado por la contaminación
Domingo 16 de noviembre de 2025, p. 29
A lo largo de su territorio, gran parte del paisaje está dominado por naves industriales y bodegas, el ir y venir de tractocamiones con enormes contenedores que reflejan la esencia fabril de la zona, que se fundó en la periferia de la Ciudad de México por la década de los años 40 del siglo pasado, durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho.
Se trata de la Industrial Vallejo, en la alcaldía Azcapotzalco, una de las nueve colonias que conforman la zona fabril de esta demarcación, donde las viviendas apenas se distinguen en el trajín diario que viven sus calles con un evidente deterioro, con baches por doquier y falta de luminarias.
Originalmente, los terrenos que ahora ocupa eran parte de extensas haciendas de cultivo, principalmente rosas de castilla, bajo el dominio de Antonio Vallejo, de quien también toma el nombre la calzada principal de esa parte de la ciudad. La cronista Martina Rodríguez García, con más 30 años de estudiar la zona, ha documentado cómo se ha transformado a partir de los registros que aún se conservan en el Archivo General de la Nación.
Cuenta que lo que hoy se conoce como calzada Vallejo –empieza en Tlatelolco y concluye hasta Tenayuca– es parte de los linderos de la colonia. Durante la Colonia se llamaba Camino Real a Vallejo para cuesta de Barrientos, que empezó a nutrirse en ambos lados de capillas de los barrios y pueblos asentados en Azcapotzalco.
Años después se le conoció popularmente como El Atorón, pues hasta ahí llegaban las carretas debido a los lodazales que caracterizaban la zona. Ya en el siglo pasado, comenzó a constituirse con un perfil industrial, tras la llegada de una de las primeras fábricas: la de máquinas Olivetti, incluso fue una referencia en la parada de los camiones de pasajeros desde aquella época.
En 1944, la consolidación oficial de esta zona industrial reforzó su función productiva dentro de la metrópoli. Armando Camacho, actual presidente de la Asociación Industrial Vallejo, recuerda que una de las primeras empresas que se asentó fue la de candados Lock, cuyo dueño, Juan Aznar, conformaría después la agrupación de empresarios que se conserva hasta nuestros días.
Desde entonces, la variedad manufacturera es vasta: incluye la fabricación de enseres eléctricos y línea blanca, pasando por alimentos procesados, materiales de construcción, pinturas, maquinarias, hasta industrias químicas. Entre los años 60 y 90 la colonia, junto con la zona industrial, vivió sus años de esplendor y se convirtió en la más importante del país, pues desde ahí se surtía a todo el territorio nacional.
Sin embargo, con el paso de los años el área productiva ha enfrentado retos importantes. Uno de ellos fue el éxodo de empresas hacia otros estados, que comenzó por la década de los 90, cuando la contaminación atmosférica en la Ciudad de México provocó que se hicieran más estrictos los controles para evitar emisiones perjudiciales.
Después, siguió la proliferación de usos mixtos del suelo, que derivó en la construcción de edificios departamentales y el abandono en la infraestructura urbana: falta de mantenimiento de calles, a redes de agua potable, drenaje, iluminación y señalización, que durante la administración pasada se comenzó a revertir, pero no del todo.
Con el propósito de impulsar su rescate, se construyó el Centro de Desarrollo e Innovación Tecnológica, a fin de contar con un almacenamiento y procesamiento de datos con miras a fortalecer el vínculo entre la industria, los ciudadanos y la academia, el desarrollo de una planta de transferencia de residuos y reciclamiento, así como el mejoramiento de algunos espacios públicos.
Delimitada por avenida Ceylán, Poniente 152, calzada Vallejo y Poniente 120, la colonia Industrial Vallejo alberga alrededor de 500 empresas de diversos giros que generan aproximadamente 46 mil empleos y contribuyen con 4.7 por ciento al producto interno bruto manufacturero nacional, según datos oficiales.
Camacho enfatiza que Vallejo se ha convertido en un patrimonio industrial de la ciudad al que deben voltear a ver las autoridades, pues se trata de un espacio ideal para atraer empresas amigables con el medio ambiente, en sectores tecnológicos y de telecomunicaciones que apuntalen un desarrollo moderno y sostenible.











