Cepal: mismas recetas // Vino viejo en botella nueva // Trump: ¿plan de “paz”?
a Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) insiste en “descubrir” el hilo negro, pues es conocido y padecido que los habitantes de la región se mantienen encerrados en una cápsula de bajo crecimiento económico y escasísimo desarrollo social, al tiempo que da vueltas a la noria, toda vez que vuelve a “recomendar” la puesta en marcha de una serie de políticas que a la fecha no han rendido los frutos originalmente previstos, es decir, vino viejo en botella nueva.
Con todo, el perseverante organismo especializado de la ONU divulgó su informe Perspectivas económicas de América Latina 2025, del que se toman los siguientes pasajes. Va, pues.
El contexto macroeconómico de la región se caracteriza por la desaceleración del crecimiento del producto interno bruto, en línea con el desempeño de la economía mundial, con el PIB per cápita de América Latina y el Caribe estabilizándose en torno a su potencial. Entre 1991 y 2024, la productividad laboral en la región creció 0.9 por ciento anual, en promedio, por debajo de la tasa anual de 1.2 por ciento observada en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En este contexto, muchos países batallan por movilizar suficientes recursos internos.
Dichas condiciones limitan la capacidad de los países de la región de promover y financiar la transformación de sectores estratégicos y la diversificación de sus economías, esenciales para lograr un mayor aumento de la productividad. Las condiciones sociales siguen siendo relativamente débiles y se caracterizan por una alta informalidad, persistentes vulnerabilidades e insuficiente protección social, que también contribuyen a los bajos niveles de productividad. En 2023, del total de trabajadores de ña región, 55.1 por ciento eran informales y sólo 2.1 por ciento tenían empleos con tecnología alta y media a alta, por debajo del promedio de la OCDE de 7.7 por ciento.
Por otra parte, el modelo actual de producción ejerce cada vez mayor presión sobre el medioambiente. Las emisiones de gases de efecto invernadero en la región aumentaron en todos los sectores entre 1990 y 2022 y los desastres naturales relacionados con el clima se duplicaron durante los 25 años pasados.
En este contexto, los países de América Latina y el Caribe necesitan reconfigurar su composición económica para aumentar la productividad y la inclusión y, a la vez, cumplir con los objetivos medioambientales. Un enfoque sistémico que reconozca la interdependencia de estos retos puede fomentar políticas coherentes hacia el logro de dichos objetivos. La transformación productiva, la transición verde y la mayor inclusión social se refuerzan mutuamente.
Esas naciones enfrentan retos de productividad de larga data, los cuales restringen su capacidad para lograr un desarrollo más fuerte, inclusivo y sostenible. Una transformación productiva, que aproveche los recursos naturales abundantes, las ventajas demográficas y los ecosistemas emergentes e innovadores, puede ofrecer una base sólida para el diseño y financiamiento de un modelo que eleve la productividad y promueva la inclusión.
Las políticas de desarrollo productivo (PDP) bien diseñadas pueden impulsar la creatividad y la diversificación. Sin embargo, en la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños, la implementación ha sido un reto. En los 33 países de la región, 197 entidades ministeriales participan en PDP y en dos tercios de ellos involucraban a cinco o seis diferentes ministerios. Aun así, la presencia de los ministerios multisectoriales rara vez redunda en una coordinación eficaz o una visión estratégica unificada.
En el futuro, las PDP deberán interactuar más eficazmente con el sector privado y la sociedad civil, y reforzar la coordinación entre las dependencias gubernamentales, lo que significa armonizar políticas horizontales que configuran la economía total con las políticas verticales.
Las rebanadas del pastel
Donald Trump debe estar feliz con los resultados de su “plan de paz para Gaza”, “puesto en marcha” el pasado 29 de septiembre: a 40 días de su “implementación”, y dada la complicidad del magnate naranja, el genocida Benjamin Netanyahu no ha dejado de asesinar palestinos ni robar su territorio. ¿Y la comunidad de naciones? Fingiendo demencia. Ignominioso… Mientras, la venenosa embajadora de Israel en México, Einat Kranz-Neiger, inventa un “intento de asesinato” en su contra, “orquestado por Irán” en territorio mexicano (según una “fuente” gringa), algo que de inmediato desmintieron las secretarías de Relaciones Exteriores y de Seguridad y Protección Ciudadana.
X: @cafevega










