Sábado 8 de noviembre de 2025, p. 4
Entre la bulliciosa alegría y expectación de cientos de niños y adolescentes de escuelas primarias y secundarias de la Ciudad de México, ayer arrancó la 43 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij) en la primera sección del Bosque de Chapultepec, su sede por cuarto año consecutivo.
La inauguración –como en ediciones anteriores– estuvo desprovista de protocolos y formalidad oficial. Fue un acto de niños para sus pares, ya que la conducción corrió a cargo de un grupo de pequeños que pertenecen o dirigen algunos de los miles de clubes infantiles y juveniles de lectura en el país.
Las intervenciones de autoridades y adultos estuvieron limitadas a responder las preguntas que los ocurrentes conductores realizaron acerca de sus hábitos de lectura, libros preferidos y la importancia de leer, además de una que otra confidencia o travesura de infancia.
Así, tras confesar que de niño se fingía enfermo para quedarse en casa a leer, el escritor Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica (FCE) –instancia organizadora de la feria– exclamó: “¡nos suicidamos, compañeros!”, en respuesta a cómo sería una ciudad sin libros. Sería terriblemente aburrida, muy fea”, asentó, para luego contar que el gusto por la lectura lo ha acompañado “desde siempre”, hasta donde tiene memoria.
Mientras Luciano Concheiro, titular de la Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México, sostuvo que la lectura “sirve para imaginar y soñar cómo transformar el mundo”, el director general del Heroico Cuerpo de Bomberos capitalino, Juan Manuel Pérez Cova, consideró que es una de las actividades que más recrean la imaginación y más la impulsan a crecer.
“Nos da la oportunidad no sólo de prepararnos, sino de construir herramientas nuevas para tener un mundo mejor”, refirió el servidor público, quien invitó a los pequeños a acudir a los libroclubes y salas de lectura disponibles en las estaciones de bomberos de las 16 alcaldías de la Ciudad de México.
Al concluir la ceremonia, Luis Pescetti, una de las figuras literarias y musicales más reconocidas en América Latina, presentó tres de sus libros más recientes: Mío y no mío (Akal), Botiquín emocional (loqueleo) y El chiste de leer (Siglo XXI Editores), con un espectáculo lleno de música, canciones, chistes, bromas y juguetonas irreverencias.
Abierta hasta el 17 de noviembre, con acceso libre de 9 a 19 horas, la Filij no se limita al Bosque de Chapultepec (avenida Heroico Colegio Militar, La Milla); también tiene presencia en las 32 entidades de la República, así como en Perú, Argentina, Colombia y Guatemala.
Participan 77 editoriales con 24 mil títulos. Su programa consta de mil 675 actividades como talleres, charlas, espectáculos de títeres, exposiciones, presentaciones editoriales, cuentacuentos y conciertos, que se desarrollan en cuatro foros que rinden homenaje a los niños y jóvenes palestinos, y a las escritoras Carmen Lyra, Pascuala Orozco y Amparo Dávila, así como en un escenario dedicado a la astrónoma Julieta Fierro.










