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Armand Mattelart, referente en políticas de comunicación, falleció en París

El deceso ocurrió el 31 de octubre // La noticia se difundió con sigilo

 
Periódico La Jornada
Martes 4 de noviembre de 2025, p. 5

El sociólogo belga Armand Mattelart, referente mundial en políticas de comunicación y colaborador de la transformación cultural impulsada por la Unidad Popular en Chile, falleció la madrugada del 31 de octubre en París, a causa de una infección pulmonar, difundió la cátedra Michèle & Armand Mattelart.

Escribió junto con Ariel Dorfman el clásico Para leer al Pato Donald, análisis fundamental de las ideologías insertas en narrativas de la cultura de masas y del imperialismo cultural. Codirigió el documental La espiral (https://www.youtube.com/watch?v=nnZI4RX5Fh4), que aborda el gobierno de Salvador Allende y fue exhibido en el Festival de Cannes en 1976.

Mattelart vinculaba la teoría con la acción en su libro Por una mirada-mundo, donde se lee: “no busco, únicamente, producir conocimientos en un campo específico del saber sobre la sociedad, sino que también persigo contribuir a cambiar el estado existente de las cosas. Se unen los deseos de comprender y de actuar. Es el propio objeto de la investigación que me lleva al compromiso, en el espacio público, y se sitúa en el centro de mis diversas formas de intervenir”.

Dada a conocer de manera discreta hace unos días, la noticia recién fue confirmada por el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina, el académico Ignacio Ramonet y la edición chilena de Le Monde Diplomatique. El diario hizo patente su homenaje a su colaborador y “gran intelectual”.

Al especialista sobreviven su compañera, la socióloga e investigadora francesa de los medios de comunicación Michèlle Henry Mattelart, y su hijo Tristan Mattelart.

En su cuenta en X, el académico y periodista español Ignacio Ramonet escribió que a los 89 años “se despidió uno de los intelectuales más influyentes del campo de la comunicación contemporánea: Armand Mattelart”.

En tanto, la cátedra, asentada en Ecuador, comunicó que “Armand partió este 31 de octubre a las 5 horas de París, en su entorno familiar; tuvo un año difícil con cinco hospitalizaciones y su cuerpo debilitado no resistió una infección pulmonar”.

La entidad definió al escritor e investigador como “nuestro gran maestro inspirador, fortalecedor y formador de seis generaciones de pensamiento e investigación crítica en ciencias de la comunicación (…) Pensador y luchador incansable por las justas causas de los pueblos del mundo, supo combinar una producción intelectual estratégica, brillante y comprometida, con un sentipensar que lo constituyó en ejemplo investigador, militante y ser humano”.

Armand Mattelart nació el 8 de enero de 1936 en Bélgica. Estudió el doctorado en derecho en la Universidad de Lovaina. En 1962 consiguió un diploma de especialización en demografía en la Sorbona, en Francia.

En 1965 participó en reuniones como experto de una comisión nombrada por la Santa Sede sobre natalidad. A partir de 1967 comenzó a trabajar para Naciones Unidas como experto en desarrollo social, y se dedicó al estudio de los medios de comunicación de masas.

De Europa viajó hacia América Latina en los años 60 y encontró en Chile el ámbito donde maduraría su pensamiento: el gobierno de Salvador Allende. Comenzó su carrera universitaria en la Universidad Católica de Chile.

Participó en un potente movimiento intelectual orientado a la crítica de los medios de comunicación de masas y publicó la obra que lo haría reconocido en el mundo. En uno de sus textos más recientes, Por una mirada-mundo, Mattelart recordó que es esencial analizar ese tema, pues, “mientras el gobierno de la Unidad Popular respetaba escrupulosamente la libertad de prensa, sus adversarios no cesaban de instrumentalizarla en beneficio propio para socavar la legitimidad del régimen”.

El intelectual destacó que, a pesar de la dificultad de pensar los medios de comunicación, surgieron “numerosas iniciativas de democratización de la cultura; por ejemplo, la innovación en materia de educación popular en torno a los más diversos temas, a través de fascículos de tiras cómicas (La Firme).

“Otra iniciativa fue la política editorial masiva de Quimantú, que en tres años publicó a precios módicos más obras de la literatura universal que durante todo el siglo precedente; se publicó desde Pablo Neruda, Gabriela Mistral o Francisco Coloane hasta Victor Hugo, pasando por Jack London. Se trataba de una efervescencia cultural global, de la que la explosión de la canción y de las pinturas murales ofrecen una buena muestra.”

Luego del golpe de Estado que derrocó al presidente constitucional Salvador Allende, el especialista tuvo que exiliarse en Francia. Muchas de sus obras, junto con numerosas publicaciones de Quimantú, fueron quemadas durante la dictadura militar.

Su trabajo en Chile dejó una marca indeleble en los estudios de comunicación y cultura en América Latina. Fue autor de textos como La comunicación-mundo: Historia de las ideas y de las estrategias, La invención de la comunicación, Historia de la utopía planetaria: de la ciudad profética a la sociedad global, Historia de la sociedad de la información y Un mundo vigilado.

En Francia se convirtió en catedrático de la materia ciencias de la información y de la comunicación en la Universidad de París VIII (Vincennes-Saint Denis). Mantuvo contacto con centros sociales y universidades de Latinoamérica.

En Por una mirada-mundo (2010) consignó: “El principio de solidaridad y de la satisfacción de las necesidades fundamentales se muestra como la base ética para construir una economía y una sociedad-mundo que no esté regida por la sacralización del algoritmo y de los modelos matemáticos, por el productivismo y por los modelos de consumo, que contribuyen a la atomización social y a la destrucción del ecosistema.

“La incapacidad para imaginar otras formas de gobernanza mundial refuerza la convicción de que las organizaciones de la sociedad civil deberán contar, primero, sobre ellas mismas para rencantar el mundo, con el fin de que las generaciones que vengan, puedan vivir en él.”