Lunes 3 de noviembre de 2025, p. 14
Lhasa. El Tíbet cumplió 60 años de fundación como región autónoma de China en medio de una disputa por su liderazgo que no termina, a pe-sar de la cual sus habitantes, cultura, religión, tradiciones y naturaleza siguen floreciendo. A decir del gobierno de Xi Jinping, el desarro-llo en estas seis décadas es evidente, en especial por la reducción de la pobreza: más de 200 mil personas salieron de esta condición en 2023, se han construido 3 mil 600 escuelas y la esperanza de vida de su población, de 3.65 millones, se duplicó al pasar de 35 años a 72.5 en promedio.
Gran parte de la historia de Xizang, nombre chino de la región, se observa claramente en la Plaza del Palacio de Potala, en la cual se encuentra el gran templo de Lhasa, que fue la residencia de los máximos representantes del budismo tibetano hasta 1959, cuando el decimocuarto Dalai Lama, Tenzin Gyatso, se exilió en India debido a la revuelta contra China; enfrente se ubica el monumento de liberación del Tíbet, ambos flanqueados por enormes imágenes del presidente Xi Jinping y líderes históricos como Mao Zedong.
Tras el reconocimiento de región autónoma del Tíbet, el gobierno del gigante asiático ha invertido 2.6 billones de yuanes (371.43 mil millones de dólares) en construcción y para garantizar derechos como el acceso a la educación gratuita hasta los 15 años; es decir, desde prescolar hasta el bachillerato, mientras en varias provincias es secundaria.
Las autoridades han enfatizado el desarrollo de las industrias locales y la participación de empresas con responsabilidad ecológica. Asimismo, trabajan en “la unión de diferentes lenguas”, ya que en la región habitan 50 etnias, una gran cantidad si se compara con las 56 que tiene el país en total.
En un foro por el 60 aniversario de la fundación del Tíbet, al cual fue invitado La Jornada, el secretario del Comité Regional Autónomo del Partido Comunista, Wang Junzheng, afirmó que el avance logrado es “milenario”, debido a que el gobierno del presidente Xi –quien ha visitado la región en dos ocasiones– lo ha considerado de importancia y ha instruido tareas fundamentales en cuanto a la estabilidad, unión étnica, desarrollo y ecología.
Reconoció que el ambiental es uno de los asuntos con mayor responsabilidad, y es que el Techo del Mundo, como se conoce al Tíbet, cuenta con una enorme riqueza natural. Desde que se llega a la región –a la que los periodistas sólo pueden ingresar con la aprobación de las autoridades locales, ante el riesgo de “injerencia”– se contemplan paisajes inigualables como el Lago Basongçuo, cuya agua turquesa cambia de color según la estación del año.
Naturaleza y espiritualidad
Sus montañas son su principal atracción. En el mundo hay 14 cuya altura llega a más de 8 mil metros; cuatro de ellas se encuentran en el Tíbet, incluido el Everest. La altura de la región, de más de 4 mil metros sobre el nivel del mar, reduce el oxígeno en el aire a 60 por ciento, por lo que hoteles y tiendas tienen a la mano tanques de oxígeno individuales para evitar el llamado “mal de altura”, que tanto en visitantes nacionales como internacionales puede provocar mareo.
A Xizang se le considera la Torre del Agua, ya que muchos ríos tienen su origen aquí. El volumen de escorrentía (flujo de agua procedente de la lluvia o deshielo) es de 439.4 millones de metros cúbicos anuales y tiene una capacidad hidroeléctrica de 210 millones de kilovatios, de los cuales, 140 millones son tecnológicamente explotables, de acuerdo con las autoridades locales. De hecho, 90 por ciento de la producción de electricidad proviene de energías limpias, como la eólica y solar.
Sus áreas naturales representan casi 38.75 por ciento de la superficie de la región; cuenta con 17.98 millones de hectáreas de bosque y 65 especies protegidas de animales salvajes, como leopardos de las nieves y los yaks.
El gobierno chino ha destacado la necesidad de la armonía religiosa. De acuerdo con las autoridades lo-cales, existen más de 5 mil 700 templos budistas y 88 de la religión Bon, cuatro mezquitas y una iglesia católica. Hasta 2023 se tenían registrados más de 46 mil monjes.
Aunque la rencarnación de los grandes budas vivientes es específico del budismo tibetano, según los líderes gubernamentales la transición debe seguir el ritual de la “búsqueda doméstica, sorteo de la urna dorada y aprobación del gobierno central”.
El budismo se observa en todos lados. Al caminar por las principales calles es común ver a los monjes, incluso en los mercados, donde las túnicas se vislumbran con facilidad, al igual que figuras de Buda; a su vez, los templos lucen llenos constantemente porque los ciudadanos acuden a orar y los visitantes a conocer estos emblemáticos recintos. Además, en los hogares muchas familias tienen sus propios altares.












