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Otorgan a María Luisa Tamez la Medalla Bellas Artes 2025

La mezzosoprano debutó en Madama Butterfly a los 22 años a petición del maestro Eduardo Mata

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▲ “No hay un rincón del escenario (del Palacio de Bellas Artes) en que no haya cantado, bailado, hasta me desnudé allí”, refirió María Luisa Tamez.Foto Secretaría de Cultura/Inbal
 
Periódico La Jornada
Jueves 23 de octubre de 2025, p. 4

La mezzosoprano María Luisa Tamez recibió ayer la Medalla Bellas Artes 2025 en la disciplina de música en la sala Manuel M. Ponce del máximo recinto cultural del país. La cantante, con una trayectoria de 45 años, considera este espacio su “segunda casa”, ya que ha sido el lugar donde debutó en la mayoría de sus papeles.

“No hay un rincón del escenario en que no haya cantado, bailado, hasta me desnudé allí. He recibido, bendito sea Dios, muchas distinciones a lo largo de mi vida. Sin embargo, este reconocimiento por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura tiene un significado inmenso en mi vida porque representa el lugar donde corrí de pequeñita con mi mamá, quien me llevaba a los ensayos del Coro de la Ópera y al Ballet Folclórico. Además de las memorias de mi infancia, me recuerda los maravillosos artistas que he tenido el honor de aplaudir”, asegura.

A lo largo de nueve lustros Tamez ha vivido momentos decisivos en su carrera artística: “El primero, cuando tuve que decidir si cantaba o no, fue justamente en la ópera Madama Butterfly. Cuando el maestro Eduardo Mata me ofreció el papel de Cio-Cio San sólo tenía 22 años. Al igual que mis papás, opinaba que era demasiado joven para un papel de este tamaño, empeño vocal e histriónico. El maestro Mata dijo: ‘cantas Madama Butterfly o no cantas nada”.

De acuerdo con Tamez lo que le distinguió para hacer una Cio-Cio San diferente a los 22 años fue que ya había sido madre: “Mi niño tenía cuatro años cuando debuté en Madama Butterfly. Las sopranos que no tenían niños no sonaban igual que yo, en la medida que la maternidad me dio ese plus de madurar precozmente”.

Otro momento “tremendo” fue cuando el cineasta y director de escena Werner Schroeter le dijo que se tenía que desnudar en la ópera Salomé, además en una función en que no iba a cantar: “Le gustó tanto mi trabajo que dijo a la cantante: “te tienes que enfermar una función porque esta chica tiene que cantar. Mi mamá, por supuesto, me dijo: ‘no te vas a desnudar’. Mi papá, por el contrario, aconsejó: ‘eres una profesional. Si dice que se desnude, se desnuda’”.

Crisis vocal

Resultar galardonada en el Concurso Internacional Madama Butterfly que desde 2004 se efectúa en Nagasaki, Japón, se contrasta con una “crisis vocal” padecida: “Después de operarme de la matriz, perdí la voz unos años. Es algo que pocas personas consideran de las cantantes, pero es un hecho. Dependemos del instrumento que está dentro del cuerpo y somos susceptibles a todos sus cambios.

“Ese fue un momento terrible de mi vida porque ya me había dado el lujo de interpretar a todas las divas que quisiera cantar una soprano. Ya canté Salomé, Turandot, La Traviata, entre muchas otras. Si no voy a cantar con la excelencia de antes, prefiero retirarme, algo que pasa a muchas cantantes. La vida es muy dura para las mujeres.”

Tamez iba a retirarse hace 15 años, pero decidió “probar en la tesitura de mezzosoprano. Estudié los papeles respectivos, Adriana Lecouvreur, por supuesto. Canté Carmen durante muchos años como soprano –el papel es para mezzosoprano–. Ya tenía la mitad del camino andado hacia la tesitura de mezzosoprano, por decirlo así. Fueron dos años de trabajo minucioso, disciplinado y entregado, entonces opté por cambiar la tesitura y no parar de cantar. No jubilarme antes de tiempo”.

Si la cantante tuviera que dar una recomendación a alguien que comienza en el bel canto profesional, trae a colación una anécdota: “En 1980, cuando ingresé en el Coro de la Ópera, Rómulo Ramírez, director entonces de la Compañía de Ópera, me dio un consejo maravilloso. ‘Niña, apréndete todos los partiquinos de las óperas –palabra italiana para las partes o personajes pequeños–. Son papeles difíciles porque se cantan poco. Como hay que esperar mucho tiempo para salir a escena, a veces los cantantes se ponen nerviosos o no tienen una buena conducta de disciplina. Llegan tarde o simplemente al director no le gusta la voz. Entonces, pregunta, ¿quién se sabe la Clotilde?, y una persona levanta la mano. Me dieron el papel de Michaela y muchos años después el de Carmen”.

Tamez terminará el año con dos recitales. Uno, el 30 de octubre a las 18 horas en el auditorio del Hospital de Nutrición Salvador Zubirán, con música de George Enescu, Alma Mahler y arias de las óperas Werther, Sansón y Dalila y L’enfant prodigue. El segundo, el 31 de octubre a las 19 horas en la Sala Manuel M. Ponce, lleva por nombre Va! Laisee couler mes larmes, donde estará acompañada por el pianista Alejandro Barranón.