Sam Eastmond se presenta hoy en la Alhóndiga; interpretará a John Zorn

Sábado 11 de octubre de 2025, p. 2
Guanajuato, Gto., Sam Eastmond es el conductor de la orquesta que interpretará la obra Bagatelles, del saxofonista experimental John Zorn. Su presentación tendrá lugar hoy a las 20 horas en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, dentro del Festival internacional Cervantino (FIC).
En Eastmond, trompetista, compositor y director de orquesta británico, conviven dos vertientes del jazz, una relacionada con la de improvisación y la experimentación, una forma de pensar la música en la que el ejecutante prioriza su búsqueda sobre la conformidad del público; además, tiene un fanatismo y una vocación por las big bands, las grandes orquestas de jazz, que Eastmond no invoca como símbolo de una cultura pasada, sino que las considera una fuerza activa.
Hay compositores que tomaron el eco de la era del swing como concepto fantasmagórico, por ejemplo, The Caretaker, pero hay que reconocer la sagacidad de Eastmond de tomar un estilo formado hace un siglo y considerarlo en tiempo presente.
–¿Qué papel tiene John Zorn en tu carrera?
–Zorn cambió mi vida; antes de empezar a trabajar con él ya era un gran fan. Mi primer disco con una big band no podría haber existido sin la música de Zorn. Masada, el proyecto que compartimos, es una forma de tocar nuestra música, sin una apropiación musical de por medio, pero sin aislarnos, abrimos nuestras orejas, nuestros corazones y dejamos que todo eso se filtre a través de nuestro ser.
“Bagatelles, la obra de Zorn que presentaremos en el FIC, tiene influencias tan variadas que incorporan al compositor y arreglista de música para dibujos animados Carl Stalling, hasta música para filmes silenciosos.”
–¿Ocupa un lugar incómodo en el mundo del jazz?
–Quiero ser reconocido, pero sin dejar de operar como outsider. Groucho Marx, una de mis grandes influencias, dijo que “no formaría parte de un club que me tenga de miembro”; entonces, opero así porque he sido rechazado. Si toco como ejecutante de jazz suave siempre hay un momento en que me pongo ruidoso, así que prefiero no compartir escenario con ese tipo de músicos.
–Todos los países tuvieron que tratar con la búsqueda de su identidad dentro del jazz. ¿Cómo se da este fenómeno en Inglaterra?
–El origen del jazz es afro y es algo indiscutible. El problema de la identidad dentro del jazz está presente en todos los músicos del mundo; incluso en lugares como Nueva York, y hasta músicos como Zorn tuvieron que hacer su propia búsqueda en los años 90.
“Cuando era niño me regalaron dos discos, uno de Louis Armstrong y otro de Miles Davis, y aun a mi corta edad pude entender que su experiencia fue diferente a la mía, no sólo porque ellos eran estadunidenses, sino porque su experiencia fue la de ser negros en ese país.
“Pertenezco al movimiento de improvisación en Europa y también con las grandes bandas; no creo que sea música más propia de aquí que de cualquier otro lugar, sólo sucede que es lo que escucho y me gusta tocar.
“Siempre soy suspicaz con aquellos que dicen ‘esto es música verdadera, esto es jazz auténtico, en esta pequeña caja y vamos a ponerla aquí en un museo, así no lo podrán cambiar’; eso es falso y nunca podría estar de acuerdo con ese razonamiento.
“El jazz es una evolución, todavía no encuentro una definición que se le aplique de forma universal, siempre tiene excepciones. Es una pregunta que me puede meter en problemas con la policía del jazz.
“Big band es un gran término, porque puede ser cualquier cosa: si contiene a Sun Ra y a Glenn Miller es genial, porque no es una definición que te anticipe lo que vas a escuchar.”
“La gente se ata a teorías de supremacía cultural”
–¿Qué es la policía de jazz?
–La policía del jazz son los tipos que se visten con trajes de 1959. El jazz tiene su tensión, el jazz moderno era moderno en 1959 y estamos en 2025.
“La gente se ata a teorías de supremacía cultural; si estudias para ser el mejor, crees que tu materia de estudio es la mejor. La música se trata sobre la gente, entonces estoy en desacuerdo con la idea de ponerla en una cápsula del tiempo y no verla evolucionar, no alimentarla, no verla crecer para convertirse en algo diferente.
“Count Basie no tocaría como Count Basie si estuviera vivo hoy día; Duke Ellington… bueno, todavía tocaría como Duke Ellington, pero no sonaría nada a 1920; digo a todo el mundo: Duke Ellington en los años 20 era más radical que 99 por ciento de la música de hoy.
“Esos discos tempranos son salvajes, revolucionarios, llenos de activismo por los derechos civiles, pero la gente toca su música como si fuera para una matiné, y eso me parece más irrespetuoso que tocar una versión de jazz en metal extremo, porque la música se trata tanto de los conceptos como de los accidentes.”
–¿Qué opina sobre tocar música judía en el contexto del genocidio en Palestina?
–Soy judío, vivo en Gran Bretaña, John Zorn es un músico judío de Nueva York y tocamos música que tiene que ver con nuestras experiencias. Todo lo que hago en la música es sobre la comunicación y unir a la gente. No creo en los políticos ni trabajo para ellos; creo en la gente, la hermandad, la comunidad, en encontrar un amor mutuo.