Pobreza y poder
oda relación humana es una relación de poder. Hay diversas expresiones de poder: físico, intelectual, moral, social, cultural, familiar y cientos de derivaciones. Pero un poder fundamental es el económico, ya que quien cuenta con los recursos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas puede alcanzar la libertad.
Entre la población más necesitada no se ha logrado alcanzar el poder económico mínimo para vivir adecuadamente de acuerdo a nuestro nivel de desarrollo. Durante el siglo XX, el apoyo a los pobres se ofreció fundamentalmente a través de instituciones públicas que entregaban algún bien o servicio, desde pan, leche y tortillas, hasta salud y educación. Este tipo de instituciones se mantienen hasta la fecha y los recursos que ofrecen permiten el acceso a satisfactores básicos.
El problema es que la gente no necesariamente requiere lo que entrega el gobierno. Según la región, la cultura, el nivel educativo, la edad y su nivel de pobreza, cada persona y familia necesita satisfactores particulares. Esta situación no se resuelve con la entrega de un pan o un chocolate.
Por ello, cuando en lugar de recibir un bien o servicio se recibe un ingreso monetario, la gente satisface mejor sus necesidades. Ahora el apoyo a la población se otorga más por este medio. Además, la entrega de recursos a través de una tarjeta de débito vuelve más transparente el proceso de distribución de la riqueza. Este es un cambio importante frente al pasado y es un acierto de la política social, ya que con plena libertad las personas deciden en qué gastan su dinero.
Contar con un ingreso mínimo a lo largo de la vida empodera a la gente. Por poner un ejemplo, si los abuelos dependen de hijos y nietos para sobrevivir, poco pueden hacer para mantener su independencia. Los traten bien o mal no pueden decidir cómo satisfacer sus necesidades. En cambio, cuando reciben más de tres mil pesos mensuales logran cierto nivel de autonomía y aumenta su confianza, ya que con estos recursos compran lo que consideren apremiante para satisfacer sus necesidades.
El poder y la libertad comienzan con contar con recursos mínimos indispensables para vivir y cuando se tiene dinero para resolver las necesidades básicas, la gente vive mejor y más satisfecha con las políticas gubernamentales