
Viernes 19 de septiembre de 2025, p. 9
La música puede ser juguetona, traviesa y hasta convertirse en un personaje con voz propia. Así ocurre en De Mozart, tubas y bemoles, espectáculo de Mario Iván Martínez que se estrena mañana en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.
El montaje combina cuentos sinfónicos, ternura y humor. Tubby, una tuba que cobra vida, brilla por sí misma, mientras los pequeños acompañan a Volfi en un recorrido por la Europa del siglo XVIII, identifican distintos instrumentos de la orquesta y aprenden a escucharlos con atención.
En escena se celebra la música, la imaginación y la infancia, mientras la historia se enlaza con el libro De viajes, pastores y prodigios. Aventuras del pequeño Mozart (Alfaguara), también de la autoría de Martínez, con ilustraciones de Juan Gedovius, en el que el autor rescata episodios de la niñez del genio de Salzburgo y combina hechos históricos con situaciones imaginativas.
“Quiero que los lectores se adentren en un universo donde puedan reflexionar sobre sus inquietudes mientras conocen la vida de un genio musical”, señaló Martínez en entrevista con La Jornada.
“Deseo que la música y la historia acompañen sus lecturas y que cada detalle despierte preguntas, pensamientos y emociones. Que los pequeños se identifiquen con la curiosidad de Mozart y la alegría de descubrir el mundo a través de notas y sonidos.”
En el libro, Mozart recorre Europa para tocar ante príncipes y soberanos, y también se encuentra con pastores y criaturas capaces de reproducir melodías. En una posada conoce al hijo del hombre que repara su carruaje, un joven flautista que demuestra que la música une mundos distintos y trasciende diferencias sociales y culturales.
Martínez explicó cómo mantiene el equilibrio entre precisión histórica y narración: “Todo lo histórico está presente. Los hechos se presentan sin tacha, y a partir de ellos elaboro una ficción plausible, respetando cronología y personalidad de los protagonistas.
“No invento eventos imposibles; recreo situaciones que podrían haber ocurrido y agrego detalles que ayudan a comprender emociones, entornos y relaciones. Mi intención es que los lectores visualicen y comprendan la época sin perder la fascinación por la historia real.”
El volumen aborda también la relación de Mozart con su hermana Nannerl, otra niña prodigio limitada por las restricciones de su época, lo que permite reflexionar sobre el papel de la mujer en la educación musical.
Además, recrea la vida cotidiana del siglo XVIII: caminos irregulares, carruajes, animales que imitaban melodías y el asombro ante los lujos palaciegos. Episodios como la caída del pequeño músico frente a la emperatriz María Teresa de Austria revelan su ternura y vulnerabilidad.
“La colaboración con el ilustrador Juan Gedovius aporta una dimensión visual única. A partir de mi propuesta, él desarrolla su propia visión. Sus ilustraciones no se limitan a representar; también cuentan historias adicionales. Cada luz, sombra y gesto enriquece el relato”, añadió Martínez.
“Las páginas se vuelven objetos de contemplación: vestuario, escenarios y expresiones dialogan con el texto, enriqueciendo la experiencia de lectura. Los detalles de indumentaria, instrumentos y espacios construyen un puente entre imaginación e historia, revelando secretos de la época.”
El libro incluye secciones tituladas ¿Sabías qué?, con datos históricos y culturales que no interrumpen la narrativa. Entre ellos destaca la mascota de Mozart, un estornino capaz de memorizar y variar melodías, lo que inspiraba nuevas composiciones.
“Quise que los niños descubrieran pequeños detalles que enriquecen la historia, desde objetos cotidianos hasta anécdotas poco conocidas. Cada capítulo se convierte en una oportunidad para reflexionar y disfrutar la música con atención y asombro”, subrayó Martínez.
El texto nació para conmemorar el 250 aniversario del nacimiento de Mozart y se amplió a un relato donde aventuras imaginativas conviven con hechos documentados. Sugiere fragmentos de la Pequeña serenata nocturna, el Concierto para corno y La Reina de la noche, con el objetivo de estimular la escucha activa y fomentar el gusto por la música.
Para Martínez, “es esencial que los niños reconozcan la riqueza de las composiciones y comprendan que la música forma parte de la vida diaria. Las melodías proponen un universo propio que invita a explorarlo y conectar con la emoción.
“Cada talento, por pequeño que parezca, puede desplegarse con cuidado y afecto. La música y la creatividad surgen cuando la curiosidad y la sensibilidad encuentran cauce. Espero que los lectores comprendan que su imaginación puede ser tan intensa y sorprendente como la de Mozart, y que siempre existen nuevas melodías por explorar en la vida.”
Las funciones de De Mozart, tubas y bemoles serán sábados y domingos a las 12:30 horas en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte s/n). Los boletos cuestan 80 pesos (niños) y 150 pesos (adultos).