Habitantes se enteran de que va a temblar por la radio o los ladridos de perros
Jueves 18 de septiembre de 2025, p. 33
El sistema de emergencia contra sismos en la capital opera desde 1991, el cual consiste en la activación de 27 mil 887 altavoces que emiten un sonido de tono agudo y repetitivo que alerta sobre la inminente sacudida de la tierra. Sin embargo, estas bocinas aún no llegan a zonas remotas, donde la radio o el persistente ladrido de los perros son los medios por los que sus pobladores se enteran del advenimiento de un temblor.
Entre los puntos carentes de altoparlantes está la zona chinampera de Xochimilco, asentamientos en proceso de regulación en alcaldías de la periferia como Tlalpan, Tláhuac e Iztapalapa.
Por medio de los 97 sensores operados por el Centro de Instrumentación de Registro Sísmico (Cires) se puede alertar a la ciudadanía hasta con 50 segundos de antelación.
Los sensores ubicados en la zona del Pacífico comienzan en Bahía de Banderas, Jalisco, hasta el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Así como en Colima, en la región del Alto Balsas, en Guerrero, y el sur de Puebla.
Cuando el Cires detecta el movimiento envía por medio de antenas de radio la advertencia al C5. La señal llega a la Ciudad de México antes de que sea perceptible el movimiento de tierra y de manera automática suena la alerta sísmica en las 16 alcaldías.
La alarma no suena según la magnitud del sismo, es decir, la cantidad de energía liberada, sino por la aceleración registrada por el Cires.
El buen funcionamiento de los 27 mil 887 altoparlantes es responsabilidad del C5. Cada 24 horas, 100 de estas bocinas reciben mantenimiento preventivo y correctivo. El primero consiste en limpieza e inspección visual; el segundo, en sustitución de baterías, bocinas y termostato.
En zonas donde no existen altavoces, como en la colonia Atotolco, alcaldía Tláhuac, en proceso de regularización, la radio o el ladrido de los perros es la manera como los pobladores se enteran de un sismo.
Concepción Núñez, vecina, recordó que “la escandalera” de los animales por toda la colonia la despertaron la madrugada del 12 de enero pasado. Eran las 2:32 horas y los perros ladraban por un sismo de 6.2 grados.
La colonia se extiende 1.7 kilómetros desde la calzada Tláhuac-Tulyehualco hacia las oficinas y el vivero de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural en Xochimilco. Está asentada sobre suelo fangoso que amplifica las ondas sísmicas y los temblores se sienten con mucha intensidad.
Mercedes, vecina de la calle Atotolco Chinanco, vialidad principal de la colonia, recordó que en el sismo del 19 de septiembre de 2017 estaba en su tienda, cuando sintió el jalón del terremoto y la mercancía comenzó a caer de los anaqueles; al salir vio cómo se mecía un auto que se detuvo frente a su negocio, y para poder mantenerse en pie tenía que apoyarse en otros vecinos que también salieron.
Contiguo a Atotolco está San Isidro, y aunque ya es colonia regular tampoco cuenta con alerta sísmica ni cámaras del C5. La cercanía con la calzada Tláhuac-Tulyehualco y avenida Aquiles Serdán permite a la comunidad percibir los altavoces instalados en ambas vialidades.
Una situación similar ocurre en la zona chinampera de Xochimilco, donde la única alerta en caso de un temblor es el movimiento del agua en los canales, pese a la falla geológica que en 2017 provocó un socavón en el embarcadero de Nativitas y afectó el nivel de los canales.
Como medida de prevención ante sismos, este 19 de septiembre, en punto de las 12 horas se realizará el segundo simulacro nacional.