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No sólo de pan...

¡Todos hacia su recuperación!

1.- H

acer una campaña de información para preparar una consulta nacional sobre la recuperación de la autosuficiencia alimentaria de calidad y variedad (tendiente a una eventual exportación de excedentes) basada en las siguientes etapas nacionales.

2.- Censo exhaustivo de las tierras nacionales disponibles y/o susceptibles de una retitulación por causas de interés general, para ejercer sobre ellas métodos naturales de recuperación de suelos, a fin de practicar una producción saludable de alimentos calculando rendimientos/superficie/empleo, con base en la milpa: policultivo prodigioso de origen mesoamericano, enemiga de los arados, químicos y maquinarias afines a los monocultivos.

3.- Evaluar y comparar costos y rendimientos con los patrones de cultivo a la europea, (según la dimensión de las tierras, la masa del empleo y los costos de inversión durante todo el ciclo productivo, hasta el levantamiento de la cosecha y su disponibilidad para uso humano y animal y comparar los dos tipos de proyectos).

4.- Debatir a escala nacional, con productores directos y sus familias, qué tipo de agricultura conviene más… teniendo en cuenta el empleo y sus resultados (de la preparación de los suelos (con el sistema milpa y con el sistema arado) trabajados en comunidad desde la preparación de la tierra hasta la mesa. Teniendo claro que la producción comunitaria es colectiva y solidaria, mientras que la producción mecánica es individual, competitiva y clasista.

5.- Hacer un Decreto Nacional sobre la propiedad colectiva de la tierra y sus recursos. El respeto de la organización endémica del trabajo, aprendiendo a estimar las costumbres locales en vez de tratar de introducir otros patrones productivos y jerarquizados.

6.- Tarea de los gobiernos nacional y local, apoyar a la comunidad productora en el aspecto legal, según la legislación nacional, para asegurar la tenencia y disponibilidad de la tierra en favor de los productores directos y sus familias.

7.- Proponer una legislación virtuosa sobre el trabajo infantil y adolescente, justo y, de ser posible remunerado, sin por ello desautorizar las costumbres centenarias del trabajo familiar como parte de la formación de las nuevas generaciones.

8.- Reforzar los servicios educativos nacionales en las comunidades campesinas e implementar programas de intercambio para que jóvenes de ambos sexos y habitantes de ciudades, aprendan a trabajar el campo y disfrutar los sabores de las cocinas tradicionales.

9.- Reconocer las organizaciones campesinas consensuadas y, si acaso, introducir patrones democráticos en concordancia con las leyes nacionales.

10.- Apoyar la difusión de los ciclos de los policultivos, desde la preparación de la tierra y siembra, hasta las cosechas escalonadas y la conservación en silos antes del consumo o la venta, a fin de introducir los policultivos entre citadinos interesados en el tema.

11.- Promover el regreso de los migrantes a sus núcleos familiares y comunitarios, para sus retiros laborales, pero, al integrarlos a los ciclos productivos es necesario procurar que su regreso no sirva a la introducción de ideología mercantilista mediante el discurso de que el capitalismo es mejor que las tradiciones. Invitar a campesinos de otras partes de América Latina, y especialmente de la parte mesoamericana y andina, a hacer intercambios de experiencias sobre los policultivos que sobreviven y los que podrán adaptarse.

12- Si manifestamos responsabilidad, conciencia y amor por nuestros compatriotas expulsados en busca de trabajo, manifestando nuestro interés y respeto por sus saberes milenarios, en vez de llegar a ellos a “enseñarles” lo que resultó perjudicial para nuestra supervivencia y desarrollo. Necesitamos contribuir a una contrarrevolución de las conciencias en los actores directos de las remesas y revalorizar su pasado y sus posibilidades futuras, sin paternalismos ni discursos prepotentes.