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Nostalgia por las invasiones
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róximamente, conmemoraremos una de las decisiones más esperadas por la humanidad: el alto a la amenaza de guerra nuclear. Los protagonistas fueron el país de las invasiones, Estados Unidos de América, en el sector occidental, de acuerdo con el mapamundi, y por el otro lado, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas… la tan querida URSS, para millones, y la multitemida y repudiada para innumerables países capitalistas, junto con los cuestionables movimientos religiosos de derecha recalcitrante, portadores de las peores ideas de democracia, libertad y paz mundial.

La Unión Soviética, como se le llamaba coloquialmente, fue un bastión que durante 69 años sostuvo cierto equilibrio político, económico y militar entre los países que llegaron a ser potencias después de la Segunda Guerra Mundial.

La contención liderada por la URSS se reflejó en sus relaciones diplomáticas, económicas y de intercambio científico y cultural, en general, entre los países que coincidían con las propuestas geopolíticas de la época, es decir, el socialismo, y en la fase superior, el comunismo.

Por cierto, hoy recordamos que un 14 de septiembre de 1867, en la ciudad de Hamburgo, la editorial Meissner publicó el primer tomo de la gran obra de Carlos Marx, El capital. Propuesta teórica que, hasta la fecha, sigue siendo una gran alternativa.

Al mismo tiempo que la Unión Soviética en Rusia, en América, Estados Unidos se jactaba de ser ganador de la Segunda Guerra Mundial y se adjudicaba el papel de controlador mundial, argumentando que su postura política estaba encaminada a detener el avance del peligroso comunismo.

Una filosofía, un concepto y un sistema de vida totalmente desconocido para los funcionarios del gobierno de Dwight D. Eisenhower. En los discursos del presidente estadunidense sólo resaltaba la animadversión del sistema económico del país más emblemático de ese momento. Nunca le importó que, por ejemplo, fueron el ejército soviético y los aliados comunistas en Europa los que aportaron uno de los frentes más importantes para la derrota del Führer. La rendición de la Alemania nazi, definitivamente, no fue a causa de la llegada del ejército estadunidense a Europa.

La propaganda anticomunista fue ampliamente difundida en todos los noticieros del mundo. Por primera vez, la población en general escuchamos hablar de los misiles SS-4, de los alcances de las armas soviéticas y su alcance de tres millas, con potentes ojivas de tres megatones; de las armas convencionales de medio alcance llamadas MRBM y los temibles misiles de mayor alcance, conocidos como IRBMS. Pero nadie habló de las bombas que Estados Unidos tenía preparadas para, con toda la conciencia destructiva, amenazar a todo el mundo.

Escuchamos constantemente la historia del “heroico” piloto del avión U2, que fue derribado por el ejército cubano asesorado por los soviéticos en la isla, sin la explicación de que era la decisión de la mafia militar del gobierno de Ke-nnedy lo que provocó la violación de territorio soberano cubano. No se trataba de una simple acción de reconocimiento para saber si esos misiles soviéticos eran operables. La idea de la invasión directa a Cuba era uno de los principales objetivos. Se frotaban las manos los militares ante la posibilidad de derrocar al comandante Fidel Castro y poner fin a la supuesta amenaza comunista, tan cerca de las costas de Florida.

Fueron 13 días de suspenso mundial. El gobierno demócrata estaba dispuesto a todo, aunque la postura del presidente, junto con la del primer mandatario soviético, Nikita Jrushchov (no obstante las declaraciones anticomunistas del primero), no dieron prioridad a la guerra.

Jrushchov propuso varias alternativas que fueron rechazadas por Kennedy, no obstante la tensión política que estaban causando los misiles, se detuvo la invasión a la isla y la utilización de armas nucleares.

El tema de la crisis de los misiles es muy amplio; a partir de ese momento, la correlación de fuerzas determinó las políticas públicas diplomáticas posteriores, no sólo de Estados Unidos, Cuba o de la propia Unión Soviética, también de otros países que insistieron en el control de las armas nucleares. Hasta el momento, son 116 naciones las que se declaran zona libre de armas nucleares.

Debido a la crisis de octubre, o como se le ha conocido por décadas, la crisis de los misiles, un gobierno, junto con todo su pueblo, ha sufrido una de las peores políticas de coerción económica y política que ha sufrido nación alguna: el llamado bloqueo a Cuba. Y, lo peor del caso, es que los gobiernos estadunidenses insisten en alimentar sus propuestas trasnochadas e invadir, no sólo Cuba, otros países también están en su enfermizo sueño de opio.

(Colaboró Ruxi Mendieta)

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