Duopolio refresquero // Dulces ganancias // Muertes amargas

n este país de oligopolios y duopolios, de estos últimos destaca uno: el refresquero, con sus dos marcas trasnacionales dominantes en el mercado mexicano de las llamadas bebidas azucaradas y, de pasadita, del agua embotellada, el cual les representa su segundo mayor ingreso por utilidades en el mundo, sólo por abajo del estadunidense.
Se trata del duopolio trasnacional de la chatarra embotellada en México: Coca-Cola y Pepsico, ambas con otros productos bebibles, y con representantes y distribuidores en toda la República; además, en el caso de la segunda, también obtiene pingües ganancias por la venta de otros “alimentos” chatarra: papitas y demás mugres, mercado que, junto con Bimbo, controla prácticamente a plenitud.
Y para ese par de trasnacionales, junto con sus representantes internos, la ecuación es muy sencilla: nosotras nos quedamos con las voluminosas ganancias; los mexicanos con las enfermedades resultantes del consumo masivo y permanente de sus productos, y el gobierno mexicano con el creciente gasto público para atender tales padecimientos. Y listo, según su fórmula mágica: las arcas llenas de ganancias para las empresas; las dolencias para millones de consumidores de su chatarra y el sistema público de salud haciendo milagros para mitigar la pandemia de diabetes, hipertensión, obesidad y demás padecimientos por el consumo de esos “alimentos”.
Eso sí, el duopolio refresquero se queja amargamente porque para 2026 el gobierno federal decidió aumentar la tasa fiscal a bebidas azucaradas (que se aplica desde 2014) con el fin de desestimular el consumo de esos productos chatarra y, como se planteó en la mañanera de ayer, “hacer una diferencia entre una persona que enferma, y otra que no, de diabetes o hipertensión; es una medida muy eficiente para evitar el consumo de estas bebidas que tienen una clara y muy evidente relación con crear enfermedad y muerte en la población; cada vez que tomamos un vaso de una bebida azucarada aumenta en 25 por ciento, aproximadamente, el riesgo de que seamos diabéticos o tengamos alguna enfermedad renal”, y “también obliga a la industria a reformular, a hacer productos más sanos y a poner la innovación en donde creemos que debe de estar, en hacer productos cada vez más saludables” (director del IMSS-Bienestar, Alejandro Svarch).
Precisamente en la mañanera de ayer se dio cuenta del terrorífico daño que provocan los productos de esas trasnacionales, a las que sólo interesa hincharse de ganancias. De la información aportada por el gabinete de salud destaca lo siguiente:
En promedio, cada mexicano toma 166 litros por año; un refresco de 600 mililitros son 15 cucharadas de azúcar; el precio es relativamente bajo, pero el consumo prolongado sale caro en lo individual y en lo colectivo. Hoy son la primera fuente de azúcar en la dieta mexicana. Las calorías vacías de las bebidas azucaradas generan muerte y enfermedad. Tienen cero valor nutricional, no aportan vitaminas, minerales, ni fibra y tienen un alto riesgo al incrementar muertes prevenibles y prevalencia de síndrome metabólico como diabetes, hipertensión y obesidad, entre otras.
Uno de cada tres niños tiene sobrepeso u obesidad; muchos, con hipertensión o prediabetes; un mal consumo en la infancia puede volverse en sentencia de enfermedad el resto de sus vidas; más de 100 mil personas al año están en diálisis o hemodiálisis, quienes pasan cuatro horas tres veces a la semana conectadas a una máquina para seguir con vida.
Más de 27 mil amputaciones cada año; cada hora 75 mexicanos pierden una pierna, un pie, asociado a enfermedades como diabetes. Una de cada tres muertes está asociada a infarto, muy vinculadas a hipertensión y diabetes. Y el refresco, si bien no es la única causa, es un motor silencioso de estas enfermedades, que han hecho que en los últimos años la diabetes ya sea la segunda causa de muerte más grande en nuestro país, con casi 100 mil al año. Estas tragedias no son casualidad: están vinculadas al consumo excesivo de bebidas azucaradas. Y la hipertensión afecta a uno de cada tres mexicanos adultos.
En 40 años, pasamos de una población sana a otra enferma. Cuatro décadas atrás, la diabetes no era epidemia; hoy sí: casi 39 por ciento de los adultos la tienen y esta crisis está asociada al consumo de refrescos (cerca de 24 mil millones de litros anuales) y comida chatarra. La epidemia de estas enfermedades podría colapsar al sistema de salud a mediano y largo plazos.
Entonces, ¿“la chispa de la vida”?
Las rebanadas del pastel
Tardó, pero llegó: por golpista, el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro fue sentenciado a 27 años de cárcel. Que en ella se pudra.
X: @cafevega