El español venció en cuatro sets al italiano en la final del Abierto de EU

Lunes 8 de septiembre de 2025, p. a10
Nueva York., Camiseta sin manga, un corte de cabello que causó sensación, partidas con astros del golf: Carlos Alcaraz es un campeón hambriento de títulos y de libertad que en este Abierto de Estados Unidos ha dado con la clave de la consistencia.
El español cerró ayer la temporada de Grand Slams dando el gran golpe a Jannik Sinner, al que venció 6-2, 3-6, 6-1 y 6-4 en la final y lo desbancó del primer puesto del ranking de la ATP.
Campeón de seis Grand Slams con sólo 22 años de edad, Alcaraz avanza al ritmo de los mayores gigantes de su deporte sin perder su esencia de brindar espectáculo a los aficionados.
“Quiero convertirme en el más grande de la historia, pero lo más importante es divertirme”, resumió en un documental que le dedicó Netflix recientemente y que levantó cierta polvareda.
En A mi manera, el heredero de Rafael Nadal defiende su búsqueda del equilibrio entre una carrera estelar y las ganas de un veinteañero de disfrutar los placeres de la vida. Esta temporada parece haber logrado esa armonía.
Ha logrado más títulos (siete) y partidos ganados (61) que nadie en el circuito, a la vez que se tomó periodos de descanso cuando lo necesitaba para desconectar con su familia y amigos.
De sonrisa perenne, Alcaraz no renuncia a la magia con la que cautiva tanto a amantes del tenis como espectadores ocasionales, y que ayer hizo llevarse las manos a la cabeza a otro mago como Stephen Curry, pero ha elevado significativamente su eficiencia.
“Intento tener la máxima consistencia sin dejar de hacer lo otro”, dice sobre su vocación de espectáculo. “Lo hemos visto en estos partidos, hubo highlights (reflejos) míos y del rival, y eso es lo que le gusta a la gente”.
En Nueva York, donde no concedió un solo set hasta la final, no cayó en ninguna de las numerosas desconexiones que le llevaron a dolorosas derrotas en el pasado.
“En lo que más he mejorado es la consistencia y en no tener altos y bajos durante los partidos”, reflexionó Alcaraz. “También me di cuenta de lo importante que es cuidar todos los detalles fuera de la cancha”.
El inicio del partido se retrasó aproximadamente media hora mientras miles de fanáticos estaban atrapados afuera del estadio Arthur Ashe pasando por seguridad adicional, porque el presidente Donald Trump estaba sentado en la suite de un patrocinador. El mandatario estadunidense recibió algunos vítores pero también muestras de descontento de los asistentes.