Apalearon 12-6 a Piratas y enfrentarán a Charros

Domingo 7 de septiembre de 2025, p. a10
Fue tan esquivo el título 17 después de una década de intentos frustrados, que esta temporada los Diablos Rojos estaban convencidos de que pelearían por una segunda corona consecutiva en la Serie del Rey de la Liga Mexicana de Beisbol. Era más una certidumbre que sólo un anhelo. Pues bien, los Escarlatas ya están encaminados en esa misión tras ganar en seis juegos el campeonato de la Zona Sur a los temibles Piratas de Campeche en el estadio Alfredo Harp Helú. El marcador de ayer fue un rotundo 12-6 para sumar la cuarta y definitiva victoria.
Los Diablos sufrieron en esta serie por el título regional ante Piratas, un equipo corajudo que en más de una ocasión mantuvo a raya el famoso ataque escarlata. Con demasiados esfuerzos, los Rojos empataron en Campeche y después lograron una victoria para volver a casa para el sexto de la serie en el Harp Helú. Sólo necesitaban un triunfo para volver a levantar el campeonato de zona y estar en la antesala del título 18 que ya tiene un espacio reservado en las vitrinas del Infierno.
Cuando los Piratas pasan más tiempo en tierra que en alta mar, adquieren el nombre de filibusteros, una deformación del freeboat original. Y este cuadro de Campeche se internó tan tierra adentro en la Ciudad de México que perdió ese peligro que mostraron cuando jugaron en la costa.
Los Diablos tardaron en despertar. En un estadio Harp Helú desbordado hasta en las gradas de los jardines, con aficionados que pululaban por los pasillos y compartían el optimismo de celebrar la tarde de ayer el campeonato de la Zona Sur.
Pero los Piratas venían por un botín y sin perder tiempo se fueron adelante con el cuchillo entre los dientes. Dos carreras de inmediato para hacer sentir miedo. Connor Hollis y el exdiablo Jesús Fabela pisaron la goma para dejar la pizarra 2-0 en la primera entrada en la que exhibieron al abridor escarlata Brooks Hall, quien lucía un poco inseguro para esta responsabilidad.
Los Rojos parecían mansos ante unos Piratas tan duros. Sólo un bate tan confiable como el de Robinson Canó podía traer un poco de calma y con un sencillo impulsó la carrera de Carlos Sepúlveda para no dejar que se les escaparan los visitantes y colocarse 2-1.
Sin embargo, en las primeras entradas los Filibusteros iban decididos a buscar el empate en la Ciudad de México. Pisaron dos veces más el home en el segundo inning y los Diablos quedaron abajo por 4-1 y no se veía el remedio desde un montículo colorado que no lograba apaciguar la amenaza que vino de Campeche.
El regreso de los Pingos
El regreso de los capitalinos ocurrió en el cuarto rollo con tres carreras que dieron la voltereta. El venezolano José Pirela envió a Julián Ornelas al home y un jonrón de Rio Ruiz aportó un par más. El juego empatado le dio nuevo cauce al equipo del entrenador Lorenzo Bundy, con un ojo prodigioso para elegir jugadores, y ahora sí parecía que podían poner a enfriar la champaña.
A partir de ahí, los Rojos recuperaron esa furia que les dio el mote de jugar como los mismísimos diablos. En el quinto episodio volvieron a pisar en tres ocasiones el home. Recorrieron las bases en un desfile de bateadores; Ornelas produjo la de Sepúlveda y Marmolejos las de Canó y Ornelas. El montículo de los Piratas se desmoronaba y Tyler Thomas salía con los nervios deshechos para que su compañero Bustamante sacara el tercer out.
Los Piratas se portaron como verdaderos filibusteros en tierra y demostraron que la amenaza era fundada. Dos carreras en la sexta entrada ponían 6-7 y volvían a hacer sudar la nuca de los escarlatas, un equipo que antes del campeonato 17 de la liga había caído en esta instancia ante Leones de Yucatán y Pericos de Puebla.
Había que golpear o Piratas podía complicarse y revivir miedos añejos. Entonces llegó la “maldita sexta” para la novena de Campeche. Los Diablos les recetaron un rally de cinco anotaciones. El serpentinero quiso evitar riesgos y le otorgó una base por bolas al peligroso Canó; mala idea, se le llenó la casa y esa fue la entrada a la catástrofe. Anotaron cinco carreras incluida una de caballito cuando volvió a otorgar un pasaporte y las colchonetas estaban ocupadas. El saldo fue un rotundo 12-6 que los devolverá a los Piratas con un triste botín de astillas.
Ahora viene lo más difícil para los Diablos, que enfrentarán a Charros de Jalisco a partir del miércoles en la Serie del Rey. Los tapatíos no son favoritos y eso lo vuelve más peligrosos, sobre todo cuando tienen la esperanza de revertir 54 años sin ganar un campeonato de la liga.