Enfrentamos una mafia a escala internacional con bandas armadas en el país, acusa el presidente Petro

Sábado 23 de agosto de 2025, p. 19
Cali. El gobierno del presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció ayer una ofensiva militar para doblegar a los grupos guerrilleros responsables de dos ataques perpetrados antier que dejaron 19 muertos, más de 75 heridos y sumió al país en la peor crisis de violencia en una década. Hay tres detenidos por los atentados, uno de ellos Mono Luis, hermano del líder de la disidencia del estado mayor central (EMC) de las extintas FARC, Néstor Vera Fernández, Iván Mordisco.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, recorrió ayer la zona aledaña a una escuela de aviación militar donde la víspera murieron al menos seis civiles y 76 resultaron heridos por la explosión de un camión bomba en Cali (suroeste), la tercera ciudad más poblada del país.
Sin ahondar en detalles, el jefe de la cartera anunció allí la operación Sultana para proteger a esta región “del terrorismo y del crimen”.
El jueves Cali fue un caos. José Burbano, caminaba cerca de la base militar cuando “estalló algo súper fuerte y todos hacia el piso”, relató a la Afp.
Apenas unas horas antes, guerrilleros en Antioquia (noroeste) mataron a 13 policías al derribar un helicóptero con un ataque de drones y rifles. Los uniformados estaban en una misión de erradicación de cultivos de hoja de coca.
Las autoridades atribuyen los ataques a dos disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), enfrentadas entre sí, que rechazaron el acuerdo de paz firmado en 2016 con el grueso de esa guerrilla.
Sánchez dijo que en cinco áreas de operación de esos grupos, la extorsión, los asesinatos y el reclutamiento de niños disminuyeron. Eso “los ha llevado a un desespero para afectar con el arma más criminal y demencial que puede existir, que es el terrorismo”, aseguró.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, presente ayer en una cumbre en Bogotá, expresó: “nuestros corazones están con las víctimas de los ataques”.
“Enfrentamos una mafia internacional, con bandas armadas aquí”, declaró el presidente Petro tras una reunión con la cúpula militar en Cali cerca de la medianoche del jueves.
Petro, quien enfrenta cada vez mayores críticas por la creciente violencia y su estrategia de privilegiar el diálogo con los grupos armados en lugar de declararles una guerra frontal, anunció ayer la detención de Mono Luis, acusado de desempeñar funciones como jefe de finanzas y logística en actividades de narcotráfico del EMC.
De los otros dos detenidos relacionados con los ataques del jueves, uno fue golpeado y “capturado por la comunidad en el lugar de los hechos”, indicó Petro. Se trata de Sebastián, también señalado como integrante del EMC.
El acuerdo de paz con las FARC en 2016 trajo una relativa tranquilidad al país tras décadas de conflicto armado que dejó más de un millón de muertos.
Pero también causó un vacío de poder en los territorios aprovechado por grupos guerrilleros disidentes, paramilitares y cárteles que lucran del narcotráfico, la extorsión y la minería ilegal.
Las disidencias han sido señaladas por decenas de ataques recientes, incluido el asesinato del senador y precandidato presidencial derechista Miguel Uribe. El homicidio revive los fantasmas de la violencia política en las décadas de 1980 y 1990 cuando cuatro candidatos presidenciales fueron asesinados.
Miguel Uribe, de 79 años y padre del presidenciable asesinado, anunció que será candidato de la derecha en unos comicios que se auguran marcados por el tema de la seguridad.
Hoy las guerrillas “buscan poner al gobierno nacional contra las cuerdas y generar un ambiente de zozobra que tiene mucho que ver con las elecciones del 2026”, opinó Laura Bonilla, subdirectora de la fundación Paz y Reconciliación.
En mayo de 2026, Colombia elegirá al remplazo de Petro, quien no puede relegirse por ley.