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Mérito fotográfico de Maritza López y John O’Leary es galardonado por el INAH
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▲ Maritza López y John O’Leary en el 26 Encuentro Nacional de Fototecas, en el Museo Nacional de Antropología.Foto Germán Canseco
 
Periódico La Jornada
Sábado 23 de agosto de 2025, p. 5

“Me siento como ganando el Óscar”, dijo en tono juguetón Maritza López al recibir este viernes la Medalla al Mérito Fotográfico, que le fue conferida junto a John O’Leary por el Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Con ese guiño, la reconocida fotógrafa (Ciudad de México, 1949) comenzó su discurso de agradecimiento en el que hizo un breve repaso de sus casi seis décadas de carrera, la cual, según reconoció, “ha estado marcada por una gran versatilidad que, en ocasiones, no ha sido muy bien vista”.

Relató que empezó su trayectoria muy joven, con imágenes del Ballet Nacional y las clases de danza de Guillermina Bravo. Más tarde, dijo, se adentró en el fotoperiodismo en Cuba y Nicaragua, y vivió de lleno la “excelente época de las revistas en México” en los años 70, con títulos como Revista de Revistas, Claudia y Siete.

Tras recordar que en ese entonces la presencia femenina en la fotografía era escasa, Maritza López resaltó que tuvo la fortuna de debutar en el fotoperiodismo en la primera de aquellas publicaciones –dirigida por Vicente Leñero–, con un reportaje realizado junto a su amigo el escritor Cuauhtémoc Zúñiga, que le valió la portada.

Después vinieron años de intensa publicación en diversos medios, agregó, hasta su llegada a mediados de los años 70 a la revista Eros, que alcanzó apenas 10 números antes de ser censurada por Fausto Zapata.

En ella inició en forma su trabajo con el desnudo, de la mano de Aníbal Angulo, y años después, en 1981, participó en la edición del libro Sueños privados y vigilias públicas, impulsado por el promotor cultural Ignacio Toscano en la Universidad Autónoma Metropolitana.

En esa obra, indicó, compartió espacio con “varias estrellas” de la fotografía como Gabriel Figueroa, Gerardo Suter, Laura Cohen, Lourdes Almeida, Rogelio Cuéllar y Flor Garduño. “Este libro tuvo mucho éxito y nos los han plagiado por todos lados, sin dar crédito a los autores”.

Tras esa etapa, contó que su quehacer se volcó su labor de estudio, con mucho trabajo de portadas de discos, retratos de personajes y “los famosos calendarios” de Gloria Trevi, de 1992 a 1996, que, asumió, “fueron muy polémicos y pues, un poco, me congelaron y me metieron al clóset”.

No obstante, apuntó, siguió publicando en proyectos universitarios, portadas de libros y nuevos proyectos editoriales. Entre ellos, dos volúmenes sobre Guillermina Bravo, otro con Artes de México y uno más que le dio “mucho gusto hacer”: Músculo corazón. Masculinidades en México, junto con Rogelio Cuéllar y María Luisa Passarge, Hay uno más de danza, en colaboración con Rosario Manzanos.

Al recibir la presea, la experta de la lente agradeció al Sinafo y la Fototeca Nacional quienes “reciben, catalogan, conservan y restauran; son la memoria visual de nuestro país”. Asimismo, celebró que su colega y amigo John O’Leary compartiera con ella el galardón.

Coloquios latinoamericanos

Por su parte, este fotógrafo de origen estadunidense radicado en Cholula, Puebla, desde 1970 expresó conmovido: “Somos una familia. En este momento represento a ese grupo de jóvenes que iniciamos juntos en los coloquios latinoamericanos de fotografía (en la década de los 80) y que seguimos en pie. Felicidades al gremio, ese es mi mensaje principal”.

O’Leary agradeció a la comunidad de Cholula, a sus barrios, a sus maestros, a sus compañeros fotógrafos y a su familia. Recordó que lleva 56 años en México y subrayó la importancia que tuvieron para su formación los coloquios latinoamericanos y el Consejo Mexicano de Fotografía. De este último, aseguró que es “la luz que sigue iluminando mi camino”. De su obra, refirió que ha sido variada y se ha centrado en la región cholulteca, con series como La condenada felicidad, Lucha libre, Pueblo Nuevo, Pasión de Cristo, Cholula 500 y Cholula, la ciudad sagrada.

El también antropólogo comparó la construcción de la pirámide de Cholula –la más grande del mundo, también conocida como Tlachihualtépetl– con la invención de la fotografia: “Ambas representan el supuesto dominio por el hombre sobre aspectos físicos del mundo natural”.

El reconocimiento a ambos fotógrafos tuvo lugar en la inauguración del 26 Encuentro Nacional de Fototecas, en el Museo Nacional de Antropología. En su intervención, Juan Carlos Valdez Marín, director del Sinafo, subrayó la relevancia de esos acervos como custodios de la memoria visual del país.

“No son meros conjuntos de fotografías. Son cápsulas de tiempo que nos permiten viajar al pasado para entender nuestro presente”, indicó. “Esas imágenes nos muestran rostros olvidados, paisajes transformados, eventos que moldearon nuestra identidad y costumbres que definieron a nuestras comunidades”.

La coordinadora nacional de difusión, Beatriz Quintanar, destacó que este encuentro, con más de un cuarto de siglo de historia, ha consolidado la red de fototecas del país y reivindica el compromiso con la cultura fotográfica.