Ancira-Lozoya: culebrón eterno // FGR, ¿no quiere o no puede? // Piña, al basurero de la historia

ranscurridos 12 años de uno de los más descarados fraudes contra de la nación y alrededor de siete desde que se tomaron legalmente cartas en el asunto, el balance en torno a uno de los más sonados casos de corrupción resulta nada atractivo, lo que da puntual cuenta de lo poco efectivos que son los “procuradores de justicia” en el país, más lentos que el progreso: de los involucrados en este enjuague, uno se mantiene cómodamente prófugo en Estados Unidos y otro (se supone) con brazalete electrónico, pero con absoluta libertad de movimiento, mientras los colaterales del ilícito (los entonces integrantes del consejo de administración de Petróleos Mexicanos) siguen tan campantes.
Se trata de la fraudulenta operación de compraventa de Agronitrogenados (enero de 2013), en la que participaron el mafioso prófugo Alonso Ancira Elizondo y, coima de por medio, Emilio Lozoya Austin, mientras los integrantes del consejo de administración de Pemex voltearon a otro lado, lo que es difícil de creer cuando se sabe que en ese momento Luis Videgaray, entonces secretario de Hacienda, pertenecía a dicho cuerpo colegiado (formalmente presidido por Pedro Joaquín Coldwell, a la sazón secretario peñanietista de Energía), es decir el chile de todo los moles en el gobierno de Enrique Peña Nieto que todo sabía y en todo se involucraba.
En este interminable culebrón de ínfima calidad, la Fiscalía General de la República, con la tortuga mayor Gertz Manero a la cabeza, no ha dado una o simplemente no ha querido dar curso legal en contra de los responsables de dicho fraude, los citados Ancira y Lozoya (más los que hasta ahora la han librado) y todo se mantiene a un ritmo digno de envidiar a las más destacada burocracia.
Para abandonar el Reclusorio Norte, en el que fue huésped por alrededor de dos meses, Alonso Ancira firmó un “acuerdo reparatorio” para resarcir al erario 216.6 millones de dólares, de los que sólo pagó 112 millones y después, sin que nadie lo molestara, huyó a Estados Unidos, en donde permanece sin problema alguno. Algo similar ocurrió con Emilio Lozoya, pero logró abandonar ese centro penitenciario a cambio, según la versión oficial, de llevar un brazalete electrónico para su inmediata localización, como en el restaurante de lujo Hunan en las Lomas de Chapultepec.
Pues bien, transcurrido todo ese tiempo y, como pato salvaje (cagada tras cagada), la FGR comandada por la tortuga mayor, apenas la semana pasada anunció que aún no ha “reiniciado el procedimiento” para lograr que Alonso Ancira pague lo que debe o, vía extradición, regrese al Reclusorio Norte y mucho menos que la causa en contra de Emilio Lozoya tenga un final feliz para el país (para el indiciado todo va de maravilla). Ni un pelo ha movido, mientras los culpables gozan de cabal impunidad.
Sirva lo anterior para conocer el más reciente capítulo del culebrón, documentado por La Jornada (César Arellano García): “un tribunal colegiado negó el amparo al ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, con el que pretendía que un juez de control con residencia en el Reclusorio Norte analizara y resolviera los argumentos planteados sobre la prescripción de los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita que le imputan por el proceso del caso Agronitrogenados”.
El ex funcionario fue acusado por la Fiscalía General de la República de lavado de dinero, cohecho y ejercicio indebido del servicio público, “al haber recibido 3.4 millones de dólares de la empresa Altos Hornos de México, en 2013 (que comandaba Alonso Ancira) para que la petrolera adquiriera con sobreprecio la empresa productora de fertilizantes. Lozoya y Ancira están acusados de lavado de dinero por este caso, el cual actualmente se encuentra congelado” (ídem).
La compraventa fraudulenta, “solamente en el caso de Agronitrogenados, le ha costado a México 760 millones de dólares. En esa operación Lozoya recibió como ‘mordida’ de parte del vendedor Altos Hornos de México una cantidad de al menos 8.4 millones de dólares a través de triangulaciones internacionales de lavado de dinero” (ibidem).
Y en este culebrón eterno queda la duda: a la FGR, con Gertz Manero a la cabeza, no le alcanzan las neuronas para concluir este caso en beneficio del país, o, por el contrario, le sobran para mantener todo en el limbo.
Las rebanadas del pastel
Dice Norma Piña que “será la historia quien juzgue a los ministros salientes (léase el cártel de la toga) a través de sus sentencias”. Pero no tiene de qué preocuparse, porque la sentencia es contundente: ella y sus cómplices ya están depositados en el basurero de la historia.
X: @cafevega