Martes 19 de agosto de 2025, p. 5
Antes de dedicarse a la pintura, Héctor de Anda (San Juan de los Lagos, Jalisco,1950) fue actor de teatro, modelo de pasarela, fotografía y comerciales, así como editor de moda de la revista Vogue México. Al comenzar este último trabajo en 1980, ya dibujaba, pintaba, hacía cerámica y arte objeto, disciplinas que se convirtieron en una carrera que no ha soltado hasta la fecha.
Sus 45 años de trayectoria artística se resumen en Héctor de Anda: Metáfora de transición, libro que se presentará el 30 de agosto a las 13:30 horas en el Museo de Arte Carrillo Gil, donde tuvo en 2014 una exposición individual titulada Diáspora/Exilio y, de manera colectiva, otra en 2017.
De Anda nunca pretendió exponer su obra, sino “enseñar lo que traía adentro”. Una relación fundamental en su carrera fue la que tuvo con las gemelas Ana María y Teresa Pecanins, porque fue la “apertura a todo lo demás”. A inicios de 1996, el crítico de arte Luis Carlos Emerich sugirió a las hermanas conocer su trabajo.
“Ellas se abrieron de corazón conmigo. Les gustó mi trabajo y se metieron en ello como si fueran mi familia. Al ver mi obra de la serie Umbrales, que eran puertas y ventanas recicladas, quedaron fascinadas y dijeron: ‘tienes que exponer con nosotras de inmediato’”. Así, su primera muestra en la Galería Pecanins fue Umbrales, en 1996, y siguió exhibiendo con ellas hasta que la galería cerró en 2009.
Ana María y Teresa, continúa, “fueron un punto clave. Me dieron la confianza para seguir pintando y ser yo mismo. Me insistían: ‘no veas las modas, haz lo que quieras. No te fijes en lo que está de moda en la pintura, eso es efímero. Lo que tú sientas va a ser mejor’, y así fue. Hacía lo que mi intuición me dictaba. No veía más de lo que hacía. Así creé –no sé si decirle estilo– mi propio modo de trabajar como artista”.