Domingo 17 de agosto de 2025, p. 13
La producción de maíz en Estados Unidos alcanzó un nivel histórico para la temporada 2025-2026, con una cosecha estimada en 425 millones de toneladas, según el más reciente reporte de oferta y demanda del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
Este volumen, impulsado por rendimientos récord gracias al uso de semillas genéticamente modificadas, resistentes a sequías y con menor dependencia de herbicidas e insecticidas, ha generado un impacto significativo en los mercados globales, afectando directamente a los productores mexicanos.
El anuncio del USDA provocó una caída en los precios del maíz en el mercado de futuros de Chicago, donde los contratos más cercanos registraron su nivel más bajo desde el primer semestre de 2020. De un precio de 198 dólares por tonelada en febrero, los contratos han descendido a 146 dólares, una reducción de 26 por ciento.
Este desplome, combinado con una depreciación del dólar de 8 por ciento, se traduce en la disminución de 22 por ciento en el precio de referencia del maíz amarillo y de 20 por ciento en el maíz blanco en México.
En nuestro país, explicó Juan Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), los precios del maíz blanco, amarillo y sorgo están estrechamente ligados a las cotizaciones internacionales, por lo que esta baja en los mercados globales impactará directamente los ingresos de los productores, especialmente de los medianos y grandes, quienes representan la mayor parte de la producción nacional.
“A diferencia de sus contrapartes estadunidenses, que cuentan con precios mínimos garantizados y seguros de rentabilidad, los agricultores mexicanos carecen de programas de administración de riesgos o esquemas de comercialización garantizada, como los que existieron entre 2001 y 2019”, explicó
Según estimaciones del GCMA, los productores de maíz de riego enfrentan una rentabilidad de apenas 2 por ciento, equivalente a mil 168 pesos por hectárea. Sin embargo, para el maíz de temporal, los escenarios son aún más críticos, con pérdidas estimadas en hasta 8 por ciento y un déficit de 3 mil 270 pesos por hectárea. “Los pequeños productores, enfocados principalmente en el autoconsumo, reciben apoyos asistenciales y precios de garantía, pero su aporte a la oferta nacional es limitado”, explicó el especialista.
Mientras los productores agrícolas enfrentan márgenes reducidos y mayor vulnerabilidad, las industrias consumidoras de maíz, como la de alimentos balanceados y la procesadora de alimentos, se beneficiarán de insumos más baratos. Esta reducción en los costos, indicó, podría traducirse en mayor competitividad para estas industrias, aunque no necesariamente en beneficios para el consumidor final en un contexto económico incierto.
Anaya subraya la necesidad de reactivar programas de administración de riesgos y de soporte a la comercialización para garantizar ingresos estables y fortalecer la producción nacional. Sin estas medidas, el campo mexicano seguirá enfrentando presiones ante la creciente productividad y respaldo que reciben los agricultores estadunidenses.