ntre la Sierra de Guadalupe y el cerro del Chiquihuite en la punta norte, en lo alto de una colina, se localiza Cuautepec, en la alcaldía Gustavo A. Madero, en el límite con el estado de México. Con orígenes prehispánicos, su nombre de origen náhuatl significa “Cerro de las águilas”, una designación muy adecuada, ya que sería más fácil llegar volando que trepar las escarpadas calles.
Las investigaciones indican que desde 2000 aC grupos de nómadas se asentaron en ese sitio al encontrar un río y abundante vegetación que les permitió dedicarse a la agricultura. El hallazgo de vestigios arqueológicos indican que Cuautepec pudo haber sido una de las primeras áreas agrícolas de la cuenca de México. En el periodo de los mexicas, se dice que fue un centro de entrenamiento para guerreros jaguares y un sitio sagrado en el que se realizaban rituales y sacrificios
Ya durante el virreinato, en el siglo XVIII, frailes franciscanos llegaron a evangelizar la zona y levantaron un hermoso templo barroco, dedicado a la Preciosa Sangre de Cristo que aún podemos admirar.
De piedra gris, tiene una portada sencilla de dos cuerpos, con columnas salomónicas, cinco nichos en forma de concha con esculturas y una torre campanario. El interior está muy modificado, por fortuna conserva dos primorosos retablos barrocos junto al altar principal que se remodeló al estilo neoclásico, pero aun luce una impactante escultura de un sangrante Cristo crucificado, que se mandó traer de Europa cuando se consagró el templo en 1777.
A pesar de ser una zona de difícil acceso, que ha tenido un desarrollo irregular con deficiente infraestructura urbana y niveles altos de marginación, Cuautepec conserva su identidad como pueblo originario y mantiene arraigadas las festividades y tradiciones. Un ejemplo es Semana Santa, en la que alrededor de 200 actores de la misma comunidad representan la Pasión y muerte de Cristo; la organizan los párrocos de la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo, con la participación de la escuela de pastoral de Cuautepec. Se calcula que acuden aproximadamente 35 mil personas.
Este fue uno de los primeros lugares donde la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, instaló la línea 1 del Cablebús Cuautepec-Tlapexco-Campos-Revolución en 2021, que ha sido de enorme beneficio para los habitantes de la zona que redujeron notablemente el tiempo de su traslado. No es cosa menor que las estaciones y las cabinas son bonitas, limpias y seguras y es muy grato ver nuestra magna ciudad desde el aire. Se calcula que beneficia a más de 40 mil personas al día.
Otra de las sorpresas agradables que guarda Cuautepec es que aquí se encuentra la Fundición Artística Velasco desde 1948, año en que la fundó Jesús Velasco. Su hijo Alejandro, además de arquitecto y escultor, ha engrandecido la fundición en la que han trabajado muchos de los artistas más importantes de nuestro país, entre otros, José Luis Cuevas, Javier H. Capelo, Sergio Galván, Vicente Rojo, Gabriel Macotela, Francisco Castro Leñero, Joy Laville y Roberto Cortázar.
La notable artista surrealista Leonora Carrington lo eligió para realizar toda su obra escultórica. Tanto de ella como de los otros creadores conserva un imponente acervo de obras, en diferentes espacios de Cuautepec, pues muchas son de tamaño monumental.
La visita al taller donde se lleva a cabo la fundición, que puede ser en diferentes materiales como bronce, hierro o aluminio es impresionante. Conocer el proceso tan elaborado que se requiere para hacer las obras de gran tamaño, lleva a admirar tanto el diseño del artista como el trabajo de los artífices que las realizan.
La fructífera visita dio hambre y en el rumbo no podía faltar un buen restaurante; con la guía del polifacético promotor cultural Alan David Cabrera, quien organizó el paseo, y un grupo de jóvenes artistas fuimos a San Juanita, ubicada en Av. Tecnológico 25.
La mayoría pedimos el menú del día que estaba muy apetitoso, con tres tiempos que incluían una generosa cecina. La carta tiene platillos que se antojan enormemente, algunos que Alan conoce bien, el lugar recomienda con entusiasmo la carne de res en pipián, las albondigas con frijoles de la olla, huauzontles rellenos y ahora tienen chiles en nogada. De postre crepas de cajeta o pastel de limón.