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El purgatorio
A

l lado de Rubens y Rembrandt, figura Johannes Vermeer, como uno de los grandes pintores holandeses, pero a diferencia de los primeros, pasó varios siglos en el purgatorio, hasta que fue reconocido y reverenciado públicamente. Hace unos años, su cuadro titulado Joven sentada ante el virginal se subastó en 30 millones de dólares, mientras que el artista, a la hora de su fallecimiento, sólo heredó deudas.

Otro caso es el del cantautor chicano Sixto Rodríguez, nacido en Detroit, hijo de mexicanos que trabajaban en la industria del automóvil, como él mismo lo haría. No obstante, de cantar en los bares de mala muerte del puerto, fue reconocido por dos buscadores de talento, que le editaron dos discos Cold Fact (1970) y Comming From Reality (1971). Su voz, muy peculiar, y sus temas de carácter social pasaron directamente al anonimato en Estados Unidos.

No así en África del Sur, donde alguien llevó uno de sus discos, que causó furor entre la juventud de la época. Su música se reproducía en casetes y luego en cedés de manera informal. Nadie sabía quién era, algunas leyendas lo daban por muerto.

Los temas sociales y de protesta de los discos de Rodríguez impactaron de lleno en la juventud blanca sudafricana, que despertaba del marasmo y el aislamiento. Su música tuvo amplia influencia en la lucha en contra el apartheid. Un chicano desconocido había superado mares y fronteras para llegar al extremo más remoto de África.

La incógnita sobre quién era Rodríguez, siempre estuvo presente, hasta que dos investigadores de la música se dedicaron a rastrearlo, primero en Johannesburgo, a partir de sus discos y el supuesto dinero de sus regalías, y luego en Estados Unidos. Hasta que dieron con los editores y supieron que Sixto no sólo estaba vivo, sino coleando, pero no en el ámbito de la música, sino trabajando en la construcción, como cualquier hijo de mexicanos.

La sorpresa fue mayúscula y el descubrimiento llevó a la organización de varios conciertos en Johannesburgo, que fueron espectaculares y de lleno total. Lo habían sacado del purgatorio, aunque para él su vida de obrero y luchador social lo llenaba plenamente. Después del éxito total en esos conciertos, saldría del anonimato en Estados Unidos y volverían a editarse sus discos y añadirse uno más, de reciente creación. Esta historia fascinante termina, con la edición del documental Sugar man, que puede verse en YouTube.

Otro purgatorio, este descomunal, porque implica a millones de mujeres, es el veto de la FIFA al futbol femenino. En esta historia, México tiene una relevancia particular, por la organización de la copa mundial femenina de 1971.

Las olimpiadas de 1968 y el mundial de 1970 catapultaron al país a nivel internacional y pusieron en evidencia que estas actividades eran un gran negocio. Televisa quería seguir con el negocio y la fiesta futbolera, y se empeñó en organizar el primer mundial de futbol femenino, en el que participaron México, Argentina, Italia, Inglaterra y Dinamarca; esta última campeonó.

El campeonato se realizó sin acuerdo con la FIFA, porque los estadios Azteca y Jalisco no estaban afiliados y eran independientes. La copa fue espectacular, con estadios llenos a reventar, con el entusiasmo de los medios y la venta de toda la parafernalia futbolera. A lo largo de los juegos surgió, en la selección mexicana, la interrogante de siempre: por qué las jugadoras no ganaban ni un peso y podían llenar un estadio. Quizás esta fue la primera protesta de jugadoras, por el trato desigual entre hombres y mujeres, algo que sigue presente.

La FIFA prohibió los partidos de mujeres en todos los estadios reconocidos por ellos y así le cortó la cabeza a esta primera iniciativa mundialera. De este modo las jugadoras y las mujeres tuvieron que pasar 20 años en el purgatorio, hasta la copa mundial de 1991, realizada oficialmente en China.

La FIFA no sólo ha demostrado ser corrupta, sino también machista y misógina: destruyó las esperanzas de millones de jugadoras en todo el mundo, que sólo podían jugar en estadios municipales, estudiantiles o simplemente llaneros. Algo similar sucedía en el tenis, donde las diferencias salariales eran estratosféricas. Por eso el documental Copa 71 –que se puede ver en Netflix– fue financiado por la famosa tenista Serena Willians, que reivindica el aporte de las mujeres y su lucha por la igualdad.

¿A qué se debe el purgatorio que tienen que pasar tantos artistas, músicos, pintores, deportistas? Lo de siempre: raza, género, religión; ser diferente, distinto, controvertido. Vermeer pintaba interiores y mujeres, no reyes ni príncipes ni grandes batallas y era católico en un medio protestante. Rodríguez llevaba su nombre en la carátula del disco y vestía como chicano, camiseta sin mangas, lentes oscuros y sombrero, parecía reivindicar y remachar su identidad; las chicas que participaron en la Copa 71, recuerdan con orgullo su participación, y con profunda tristeza y rabia, su exclusión del mundo futbolero.