El famoso monumento dio nombre a la zona
Tras los sismos de 1985 se empezó a poblar con la llegada de cientos de familias damnificadas y la construcción de la actual FES Zaragoza


Domingo 10 de agosto de 2025, p. 25
Al oriente de la Ciudad de México, a poca distancia de la calzada Ignacio Zaragoza, que conecta con la autopista México-Puebla, se encuentra la colonia Cabeza de Juárez, en Iztapalapa, la cual se consolidó en los años ochenta del siglo pasado, cuando miles de familias buscaban un lugar dónde vivir tras los sismos de 1985, en medio del desorden urbano y una urbe con crecimiento poblacional en auge.
Conformada por mil 451 viviendas y dividida en tres secciones, actualmente alberga unidades habitacionales y el emblemático tianguis de la Nissan, que es una fuente de comercio local. El nombre de la colonia se atribuye al icónico monumento que mezcla el arte pictórico y escultórico para representar al personaje más emblemático de la historia de México: Benito Juárez, cuyo origen se remonta a 1972, cuando por el centenario de su muerte el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez encargó la realización del monumento a David Alfaro Siqueiros.
Sin embargo, al deteriorarse la salud del muralista debido a la carga de trabajo que arrastraba, dejó el proyecto en manos de su cuñado y colaborador, el artista Luis Arenal. El resultado fue el Monumento a Benito Juárez, inaugurado el 21 de marzo de 1976, justo en el aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas.
Varios de los primeros vecinos recuerdan que lo que hoy es una colonia poblada antes era puro pasto y fango donde el monumento, imponente y solitario, se alzaba en medio de terrenos vacíos, sin aceras ni calles trazadas, por lo que caminar por ahí era una odisea. Los predios contaban apenas con unas cuantas construcciones.
La llegada de la ahora Facultad de Estudios Superiores Zaragoza (en un inicio Escuela Nacional de Estudios Profesionales de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue clave para dar vida a la zona: se dice que lo que antes era llano lo convirtieron en campos de futbol
, comenta Javier Ortiz, comerciante que se coloca frente a esa escuela. Relata que el centro educativo atrajo movimiento, comercio y transporte a los alrededores, lo que marcó el comienzo de una nueva etapa.
Pero ese paisaje no duró mucho, pues con los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985 la tragedia que sacudió a la capital cambió también la imagen de la zona. Las colonias Roma, Condesa, Juárez, Centro Histórico y la unidad Tlatelolco quedaron gravemente dañadas y cientos de familias perdieron todo.
Muchas, con apoyo del programa Renovación Habitacional Popular a través de dependencias como el Infonavit y Fividesu –que levantaron conjuntos habitacionales para responder a una de las crisis de vivienda más fuertes que ha vivido la capital– comenzaron a buscar alternativas en otras partes y fue así como llegaron hasta aquí.
Cuando nosotros llegamos había peseros cerca de la iglesia de San Ignacio Loyola que salían para Upiicsa, también pasaban camiones de la Ruta 100 y la verdad se veía más limpia la unidad
, recuerda Reyna Mayorga, quien habita ahí desde 1990. Adquirimos ese departamento a través de una persona que nos lo traspasó; ella era damnificada del temblor. En ese entonces lo obtuvimos por medio del Fividesu y tuvimos que seguir pagando
.
Testimonios señalan que en sus inicios trabajadores de Telmex comenzaron a habitar la zona donde se levantaron los edificios que hoy forman la colonia Cabeza de Juárez en sus secciones I, II y III. Durante sus primeros años también era conocida como colonia Radiodifusión, lo que generó confusión en aquella época.
En la vida cotidiana de la colonia el tianguis que se instala los lunes y jueves en las calles Enrique Contel y Emilio Azcárraga es parte habitual que se extiende hasta la calzada Ignacio Zaragoza. Es cuando dichas vialidades se llenan de decenas de puestos con lonas rojas, azules y amarillas que anuncian el movimiento. Ahí se puede encontrar de todo: frutas, verduras, ropa de segunda mano, accesorios, productos básicos y antojitos mexicanos.
El ambiente se vuelve más animado con los gritos de los vendedores que buscan atraer a los clientes con todo tipo de frases. Una de ellas es Nancy Ibeth Acosta, quien desde hace más de una década vende gorditas de chicharrón, requesón y frijol, por lo que lanza las frases: ¡Más rico que tu primer beso!
, o ¡Para que enchiles a tu suegra!
, en referencia a su famosa salsa roja.
Para ella, el tianguis ha cambiado con el paso del tiempo: unos se van, otros se quedan
, y habla de los movimientos entre los puestos. Hoy no sólo acuden vecinos de la colonia, también llegan personas que bajan de la estación del Metro Guelatao, la cual tiene en la imagen de la cabeza de Benito Juárez. o incluso desde Nezahualcóyotl, al otro lado de la calzada.
A cuatro décadas de su fundación, la colonia Cabeza de Juárez ha cambiado, como toda la ciudad. Algunos edificios muestran el desgaste y no faltan las quejas por el aumento de la inseguridad, pero basta caminar un lunes entre los pasillo del mercado sobre ruedas o escuchar a los vecinos hablar de cómo llegaron aquí para entender que este lugar aún es el hogar de decenas de familias.