A lo largo de más de seis décadas ha transformado el arte y la comunicación en poderosas herramientas de cambio social
Sábado 9 de agosto de 2025, p. 5
El escritor, dramaturgo, promotor y director de teatro Miguel Sabido (Ciudad de México, 1937), recibió la tarde del jueves el reconocimiento Doctor de Doctores del Claustro Doctoral de la Confraternidad Internacional Cultural (CIC), por su invaluable legado cultural en beneficio de la humanidad
. La ceremonia se llevó acabo en el auditorio del Museo Soumaya, Plaza Carso, en un acto en que se envistió también a doctores Honoris Causa, embajadores, medallistas y miembros honorarios de la asociación civil.
A lo largo de más de seis décadas el también poeta ha sabido transformar el arte y la comunicación en poderosas herramientas de cambio social
, aseguró Eduardo Gómez Tagle a nombre de la CIC. Desde México hasta la India, China, Kenia, Etiopía, Filipinas y decenas de países más, sus metodologías han inspirado programas que educan, concientizan y salvan vidas, siempre respetando y preservando las culturas originarias
.
Para su discurso de aceptación, Colonización/Descolonización. ¿Queremos salvar a la humanidad?, Sabido se refirió a la oportunidad
que tuvo como teórico dramático, dramaturgo y productor de televisión, de diseñar estrategias basadas en mi teoría del tono, que pueden ayudar a que no se destruya la cultura humana
. De las cuatro estrategias, Sabido se concentró en la metodología del entretenimiento
.
Gracias al patrocinio de Ricardo García Sainz, pude elaborar una teoría del tono en la comunicación humana que plantea que el ser humano interactúa con la realidad en códigos visuales auditivos y kinestéticos que apliqué al diseño de un modelo diferente de la organización de la televisión, que fuera más acorde con la esquizofrenia producida por los cuatro siglos de colonialismo.
Continuó: “El domingo 18 de junio de 1972, en una reunión que, según se decía, era para nacionalizar la televisión comercial, el presidente Luis Echeverría me pidió exponer el modelo al que llamé fórmula mexicana de televisión, que tenía sus orígenes en la antigua X.E.W., completamente diferente de la europea instituida por Hitler y Stalin o la estadunidense que, aplicada a los países con antecedentes coloniales, conduce inevitablemente a la degradación tonal.

“En ella, subrayo la enorme responsabilidad social del concesionario que gana mucho dinero utilizando el espectro del éter que le pertenece al pueblo y, por lo tanto, tiene una obligación fundamental con la sociedad, que es dueña de las frecuencias. La propuesta fue aceptada tanto por el presidente Echeverría, como los concesionarios de televisión. Gracias a esta fórmula mexicana de televisión, se realizaron los Encuentros mundiales de comunicación, se estableció el Entertainment-Education (entretenimiento con un beneficio social comprobado), se logró instaurar el canal 9, única emisora cultural sostenida por la televisión privada durante 11 años, con programas de Octavio Paz, Juan José Arreola y la barra del canal 2, México en la cultura.
Durante 30 años la televisión comercial mexicana combatió con efectividad la degradación tonal que se da cuando en un país con antecedentes coloniales se aplica el modelo estadunidense de competencia feroz entre los canales, infortunado producto de la estratificación colonial.
Para finalizar, Sabido dijo pedir por primera vez
un favor, aunque no sé exactamente a quién
: “No pido dinero, sino ayuda para lo que no sé hacer, ni puedo: organizar un grupo de empresarios e intelectuales mexicanos que se dirijan al Banco Mundial para exponer las cuatro metodologías.
El Banco es la única instancia que se puede dirigir a los presidentes de los países que se llamaron tercer mundo y ahora se llaman desesperanza.
Y que les enseñen a planificar la vida de su familia, a seguir estudiando, a reforestar, a volver a respetar a la Madre Naturaleza. A salvar la cultura de la humanidad, y la tan bella y frágil humanidad de los hombres y las mujeres. He encontrado en este camino cientos de personas que comparten la misma angustia, pero también, la misma esperanza.