Proponen cumbre cuatripartita
Zelensky enfrenta manifestaciones por reformas a órganos anticorrupción

Jueves 24 de julio de 2025, p. 23
Moscú. Los negociadores de Rusia y Ucrania se reunieron ayer en Estambul, por tercera vez desde que Estados Unidos propuso de modo perentorio declarar un alto el fuego para negociar un arreglo político de este conflicto bélico, sin lograr algún avance sustantivo hacia la paz, cumpliéndose así las escasas expectativas que había tanto en Moscú como en Kiev.
Nadie espera un camino fácil. Naturalmente, será una conversación muy compleja. Los borradores (de arreglo político) son diametralmente opuestos
, previno a la prensa Dimitri Peskov, vocero del Kremlin, horas antes de comenzar la reunión en la ciudad turca.
El líder ucranio, Volodymir Zelensky, publicó varios días de esta semana en redes las prioridades de la delegación que acudiría a Estambul: Intercambio de prisioneros. Regreso de los niños (los 339 menores que Rusia presuntamente se llevó contra su voluntad). Cese de las muertes. Y una cumbre de jefes de Estado para poder asegurar una paz duradera
.
Y como sucedió en las dos ocasiones anteriores, los negociadores únicamente acordaron –algo para lo cual, en realidad, no tenían que viajar a la ciudad a orillas del Bósforo, opinan quienes conocen este tema– el enésimo intercambio de prisioneros de guerra (esta vez no sólo militares, sino también civiles) y de cadáveres de soldados caídos en combate.
Sin embargo, este canje fue lo único positivo que se consiguió este miércoles y al menos podrá beneficiar a otros mil 200 soldados y civiles retenidos, por cada bando, que van a recuperar la libertad, y a los deudos, que recibirán los cuerpos de sus seres queridos para darles sepultura (Rusia ofreció entregar 3 mil cadáveres, cuando Ucrania técnicamente esté preparada para recibirlos
).
Los analistas se mostraban escépticos respecto a la posibilidad de avanzar en esta reunión hacia una solución negociada. Argumentaron que ni Rusia ni Ucrania están interesados en este momento en cesar hostilidades, los primeros porque son conscientes de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio a Rusia luz verde para intentar ganar el máximo de territorio ucranio posible durante su ultimato de 50 días; en tanto, los segundos están convencidos de que podrán mejorar sus posiciones en el frente de combates con las armas que les prometió el propio Trump, aunque tengan que pagarlas algunos miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Haciendo caso omiso de las críticas del secretario general de la OTAN, Mark Rutthe, a Rusia por enviar a Turquía como principal negociador a un tipo que era historiador y empezó a contar la historia de Rusia desde el año 1250
(Vladimir Medinsky), el Kremlin reviró que el mismo jefe de la alianza noratlántica estudió la carrera de historia y mandó a Estambul a la misma delegación.
Ucrania hizo lo propio, aunque en esta ocasión el jefe de su grupo de negociadores, Rustem Umerov, quien en las dos anteriores reuniones era titular de la cartera de Defensa, ahora ostenta el cargo de secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa.
La cita de este miércoles comenzó con una converación entre Medinsky y Umerov, sin comitivas, en la que participó el canciller turco, Hakan Fidan. Tras hora y cuarto, se incorporaron los miembros de las delegaciones y el tercer diálogo terminó 40 minutos después.
Al final, Umerov mismo, declaró a los reporteros que Ucrania propuso una cumbre Zelensky-Putin antes de que termine agosto porque sólo una reunión de ese tipo puede desbloquear las negociaciones. Rusia debe mostrar disposición
.
Medinsky, por su parte, transmitió la posición del Kremlin: Una cumbre así debe estar bien preparada
, y sugirió volver a las pausas cortas humanitarias en el frente, de entre 24 y 48 horas
para sacar heridos y retirar cadáveres, informó la agencia noticiosa Tass.
Rusia y Ucrania formarán tres grupos de trabajo para plantear a distancia, con recursos telemáticos, asuntos políticos, humanitarios y militares.
Resumidas, las opiniones de quienes siguen de cerca este conflicto bélico apuntan a que rusos y ucranios llegaron a la ciudad turca con una ficción compartida –que ambos están dispuestos a negociar– y metas antagónicas para esta reunión: Moscú, imponer su memorando para un arreglo político, que no es –según los expertos– sino un catálogo de imposiciones que sólo pretende la capitulación incondicional de Ucrania, sin ofrecer concesión alguna.
A su vez, Kiev esperaba forzar una cumbre cuatripartita de líderes con la participación de los presidentes ucranio, Volodymir Zelensky; ruso, Vladimir Putin; estadunidense, Donald Trump; y turco, Recep Tayyip Erdogan, estos dos últimos ejercerían, respectivamente, de mediador y anfitrión, y estarían del lado del que aceptase un cese de hostilidades (Kiev dijo estar de acuerdo; Moscú, no).
Al mismo tiempo, se comenta con insistencia que Rusia confía en que la situación podría cambiar a su favor si el 3 de septiembre –fecha que coincide con el fin del ultimato dado por Trump a Putin para detener los ataques– el inquilino de la Casa Blanca acepta la invitación de su colega chino, Xi Jinping, y acude al magno desfile que se celebrará en la plaza Tiananmen de Pekín para conmemorar el 80 aniversario de la victoria china sobre la agresión japonesa. Putin ya confirmó su presencia y espera que pueda concretarse una cumbre trilateral, en caso de que el republicano no decline participar.
Protestas en Ucrania
Miles de personas, sobre todo jóvenes, salieron a las calles la noche del martes en Kiev, Lvov, Dnipró y Odesa, en la primera protesta contra el gobierno de Ucrania desde que comenzó la guerra con Rusia, hace tres años y medio. No obstante que la ley marcial prohíbe los actos masivos, la policía no dispersó a los inconformes y Zelensky, al no mencionar en su mensaje nocturno lo que estaba ocurriendo, restó importancia a la protesta.
La indignación de los manifestantes se debió a que Zelensky, a pesar de las dudas y quejas entre la sociedad durante los debates previos en el Parlamento y las recomendaciones de sus aliados europeos de no hacerlo, promulgó las enmiendas a la ley que quitan autonomía a las dependencias anticorrupción y las supeditan a la fiscalía general de Ucrania.
Los opositores de las enmiendas las interpretan como un giro hacia un gobierno autoritario, y Zelensky alega que la Oficina Nacional Anticorrupción y la Fiscalía Anticorrupción, creadas en tiempos del presidente Petro Poroshenko, no cumplen su trabajo con eficacia y “no hay explicación racional de por qué casos penales que involucran miles de millones de dólares robados han estado ‘estancados’ durante años. Ahora el fiscal general se asegurará de que se imparta justicia contra los corruptos”.
Ante las protestas, que continuaron este miércoles, Zelensky dio marcha atrás y anunció que mandará a la Rada (Parlamento) un proyecto de ley que reforzará el sistema de impartición de justicia y, desde luego, va a respetar todas las normas de autonomía de los institutos anticorrupción
.