A Rojo de la Vega se la comió el panismo // Dos derechas, la enmascarada y la descarada // Rafael Guerra, desahuciado en el tribunal

Alessandra rojo de la Vega, la alcaldesa en Cuauhtémoc, se la comió el panismo.
No hace mucho tiempo, aparecía –a menos que la imagen mienta–, muy sonriente en una foto tomada al parecer en La Habana, Cuba, al lado de una pintura de la bandera del país al que visitó y al que dijo amar
, por ahí de agosto de 2018.
¿Qué le pasó?, bueno, ella llegó a la alcaldía impulsada por el mal gobierno de su antecesora Sandra Cuevas, un adefesio político que dejó salir de sus tubos de ensaye al Movimiento Ciudadano, y tuvo el respaldo del PAN, del PRI y del PRD o lo que de él resta; es decir, de la derecha enmascarada y de la derecha descarada.
Así que bien vista la cosa, Alessandra estaba destinada, y también dispuesta, a ser engullida por la forma de pensar de ese triángulo del mal, y porque están seguros de que ella sabe poco, o casi nada del quehacer político. Estoúltimo poco importa a sus patrocinadores, contal de que repita al pie de la letra las tan manidas sentencias de los grupos de la derecha radical.
Por eso, Rojo de la Vega decidió hacer un movimiento muy de aquellos que lanzaba Sandra Cuevas, para que nadie extrañe, y es que con el escándalo se siente feliz, en su elemento, igual que Sandra. La decisión de retirar las esculturas de Fidel Castro y el Che Guevara no tiene mayores tintes políticos porque ella de eso no entiende, pero sí está cargada de la intención de llamar la atención, de armar un escándalo y eso sí le salió.
Rojo de la Vega y sus amigos suponen que la hoy alcaldesa está preparada para buscar la jefatura de gobierno y hablan de que aquí, la gente de la ciudad, está decepcionada, cargada a la derecha, tanto que ella, Alessandra, puede tomar decisiones que la ponen en el mismo estante que a Bolsonaro, el de Brasil, o Nayib Bukele, el de El Salvador, o como una aspirante a Milei, aunque su máxima figura, desde luego, sería Trump. No cabe duda, es aspiracionista.
La carencia de figuras y la desesperación por un poco de poder de la derecha y su ultra, han ido creando imágenes falsas, fallidas, va-cías, imitaciones malsanas, fuera de lugar, que no convencen más que a pocos ciudadanos dislocados de la realidad que condenan, por ejemplo, todo tipo de violencia que ellos no ejerzan.
Por lo pronto, esa derecha ha puesto los ojos en Alessandra que, aunque aún no halla su identidad política, ya siente que puede iniciar el camino a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y, para eso, aún le quedan algunas mañanas al PAN y al PRI y algún aliento al PRD para respaldar esa ambición compartida.
Será cosa de esperar, pero ellos ya echaron a volar la moneda, porque aseguran que hay condiciones en la capital para que el poder cambie de manos, pero… ¿con esa candidata?
De pasadita
Cuentan que en el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, que sufrió más de un mes del capricho burocrático de algunos líderes, donde grilla y pierde su presidente, Rafael Guerra, las cosas no le serán nada favorables a partir de septiembre.
Guerra ha tratado de todas formas, aun olvidándose de sus más importantes apoyos, de acercarse a las altas esferas del poder de la ciudad de donde ha salido bastante golpeado. A decir verdad ni quien lo pele, aunque hay que reconocerle su disponibilidad a cualquier cosa que se les ocurra a los mandos del gobierno capitalino.
Por lo pronto, él, que pretendía controlar el próximo tribunal con un buen grupo de abogados, pues se quedó corto: de los 34 magistrados que componen el organismo, sólo consiguió cuatro, así que en varios lugares se empiezan a manejar nombres de posibles sucesores. A Guerra ya no le dan vida en el puesto que hoy ocupa. Requiescat in pace.