Risa y arte

os políticos en el poder, sobre todo los más autócratas y, por tanto, débiles, no aguantan la risa (sobre todo la burla) y perciben la cultura y la educación como enemigos.
Cuando la cadena nacional CBS anunció la semana pasada que no renovará el contrato de su famoso presentador nocturno Stephen Colbert cuando concluya su contrato actual, en mayo de 2026, era evidente la razón, aunque la empresa insistió en que era sólo un asunto financiero (es el programa de entrevistas y variedad más exitoso) y que no tenía nada que ver con contenido. El comediante y conductor del programa nocturno The Late Show se había atrevido una vez más a burlarse no sólo del presidente –algo que ha hecho de manera incesante y que a veces es tan efectivo que es reportado como noticia al día siguiente–-, sino que también criticó a los dueños de CBS (o sea, sus jefes máximos) por pagar lo que él calificó de un gran y gordo soborno
a Trump para resolver una demanda legal (www.youtube.com/watch?v=zzvx3L3DQb8&list=PLiZxWe0 ejyv9bDoJ7f7Ato5UdF0T5cx66& index=3).
Al parecer, ya no aguantaron la verdad presentada con tanto humor. Colbert se refería al pago de 16 millones de dólares a Trump por la empresa dueña de CBS, Paramount, a cambio de que se descartara una demanda legal presentada por el mandatario contra la televisora y para permitir que procediera la fusión de Paramount con Skydance (cuyo dueño es hijo de Larry Ellison, magnate amigo del mandatario), que requiere de la aprobación del gobierno de Trump.
Aún no se sabe si la decisión de cancelar el programa de Colbert anunciada 48 horas después de su comentario del 14 de julio se debió a que los ejecutivos y dueños de CBS se enojaron, o si fue parte del regalo al presidente (quien expresó su alegría: Me encanta totalmente que Colbert haya sido despedido
).
Dicen que hasta el bufón de una corte siempre corre el riesgo de cruzar una línea cuando el rey deja de reír. Colbert es un cómico satírico que de cierta manera es parte de la corte oficial de Estados Unidos al tener su programa en una de las cuatro cadenas nacionales de televisión (o sea, no es un comediante en un circuito menor o marginal). Pero la reacción de muchos ante la noticia no sólo fue de tristeza sino de alarma; algunos advirtieron que es una señal más de los intentos por suprimir, asfixiar, cerrar y hasta reprimir todo lo que no se subordine al nuevo régimen.
Algunos argumentan que esto sólo es parte de un esfuerzo más amplio del nuevo régimen para intentar tomar control directo de varias instituciones culturales y educativas públicas, desde la red de museos del Smithsonian al Kennedy Center o la televisión y la radio pública (se acaba de aprobar una ley promovida por la Casa Blanca para anular el presupuesto de PBS y NPR). Además, esto forma parte de una ofensiva que incluye imponer la narrativa oficial hasta en las escuelas públicas. Por cierto, el mandatario está desmantelando el Departamento de Educación.
Otros frentes en esta ofensiva incluyen el intento de que las universidades, incluidas algunas de las más prestigiosas, como Harvard y Columbia, sometan a la supervisión
del gobierno sus políticas educativas y hasta asuntos de personal académico. Algunos perciben lo que sucedió con Colbert como parte de una política de intimidación a los medios cuando éstos se atreven a desafiar la narrativa oficial (Trump acaba de presentar una demanda contra The Wall Street Journal y su dueño –y ex aliado– Rupert Murdoch), por publicar una nota que pone en duda la versión del presidente sobre su relación personal con Jeffrey Epstein, quien se suicidó después de ser arrestado y acusado de trafico sexual y otros servicios ilegales para sus cuates, entre ellos el actual presidente).
“Los tiranos ven a ciudadanos educados como sus enemigos mas grandes… Es por eso que Trump está atacando el Departamento de Educación, las ciencias y las artes, para evitar que nos eduquemos. Esto es fascismo”, comenta el profesor y ex secretario de Trabajo Robert Reich.
La risa, las artes, la ciencia y el (buen) periodismo están entre los primeros lugares de la lista de enemigos, justo porque son primarios en la resistencia contra los proyectos de la derecha.
Smokey Robinson & Miracles. Tears of a Clown. https://www.youtube.com/watch?v=51B55OQysj8