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Tu Colonia

Terrenos agrícolas y sembradíos la limitaban

A la par del entubamiento del río, creció la Viaducto Piedad

Fue uno de los primeros núcleos en la zona y además con pavimento de concreto // Famosos vivieron ahí

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▲ En terrenos agrícolas de lo que fue el rancho La Providencia, y debido a las inundaciones constantes, en 1929 se decidió entubar el río de La Piedad, con cuyas obras se empezó a desarrollar la colonia Viaducto Piedad. Las imágenes dan fe de aspectos de antaño y actuales de esa zona enclavada en la alcaldía Iztacalco.Foto proporcionadas por vecinos y Jair Cabrera
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Periódico La Jornada
Domingo 13 de julio de 2025, p. 25

La colonia Viaducto Piedad, ubicada en la demarcación Iztacalco, recibe su denominación en referencia al río de La Piedad, primer cuerpo de agua entubado en la Ciudad de México durante la gestión del presidente Miguel Alemán Valdez, donde anteriormente se ubicaba el rancho de La Providencia.

Aunque el antecedente del ducto data de 1929, cuando el Departamento del Distrito Federal implementó el Programa de Sistema de Desviación Combinada para mejorar el drenaje, fue hasta 1949 que empezaron los trabajos, los cuales consistieron en la construcción de grandes infraestructuras, como túneles, presas y/o modificaciones en los cauces de los ríos.

Se decidió entubarlo y convertirlo en parte del sistema de drenaje, ya que representaba un riesgo sanitario por sus altos índices de contaminación ocasionados por la industria y los asentamientos humanos irregulares, los cuales convirtieron al torrente en aguas negras.

Fue así que ante las constantes inundaciones por el desbordamiento, el arquitecto Carlos Contreras Elizondo propuso construir el viaducto, cuya primera etapa tuvo una longitud de aproximadamente 5 kilómetros, pero continuó creciendo con el paso de los años, hasta llegar a alrededor de 30 kilómetros, de acuerdo con el libro Una ciudad noble y lógica: La propuesta de Carlos Contreras Elizondo para la Ciudad de México, de Alejandrina Escudero y editado por la Universidad Nacional Autónoma de México.

A la par de la obra, se fue desarrollando la colonia, cuyo perímetro aún estaba rodeado de terrenos agrícolas y sembradíos.

La señora Aurora Pérez, de 78 años de edad, una de las fundadoras de la colonia, relata que cuando tenía seis años acudía a la escuela Basilio Vadillo, ubicada en la calle Coruña, donde se proyectaban películas y además era una granja. Muy bonita porque ahí se sembraba espinaca y zanahoria, todas las verduras, y luego nos mandaban a cortarlas.

Rubén Guzmán, residente con la misma antigüedad, cuenta que la zona fue una de las primeras y además tuvo pavimento de concreto. En la parte de atrás de la colonia había establos y se pasaba por las vías del tren.

La señora Monina Garrido recuerda que cuando era niña solía jugar con sus amigas en un panteón, cuyas paredes solían derribarse y aprovechaban para entrar, sitio donde ahora se encuentra el Centro Social y Deportivo El Calacas, en cerrada 2 Sur 77, por ello el nombre.

Rubén apunta que en Coruña, entre finales de los 60 y principios de los 70 existía “un café que se llamaba El Sótano, donde actualmente hay una tintorería, en el cual llegaron a cantar los grupos famosos del momento, como Los Babys, Camisas Negras y Los Locos del Ritmo. Todos acudíamos ahí de jovencitos, era como si regalaran dinero, y en las calles se podía andar a las 11 o 12 de la noche sin problema.

Relata que en lugar predominaba la clase media y que había vecinos que tenían tiendas de casimir en el centro o establecimientos grandes de telas y que vivieron distintos personajes famosos como Joaquín García Vargas, Borolas, quien residía en la calle Carlos Pereyra; el cantante ecuatoriano Julio Jaramillo, en Santa Anita y Sur 65, así como el luchador Jesús Velázquez Quintero, conocido como El Murciélago Velázquez, y la actriz María Elena Marqués, entre otros.

Aproximadamente 10 años después, Coruña se convirtió en una especie de sucursal de Tepito, donde había chácharas y piezas de fayuca, y las tiendas de ropa proliferaron muchísimo, ya que en la calle Albino García hubo una explotación comercial, principalmente de ropa de mujer.

Sin embargo, el crecimiento de la venta informal se convirtió en un problema que desplazó a los establecimientos, por lo cual la delegación y el gobierno del entonces Distrito Federal desalojaron a los comerciantes ambulantes y colocaron macetones para evitar que llegaran de nuevo. A estos locales en vía pública –que ocupaban hasta cinco cuadras– acudían jóvenes y adultos a comprar o sólo a darse la vuelta.

Residentes señalan que integrantes de la comunidad china comenzaron a llegar después del terremoto de 1985, quienes instalaron negocios como restaurantes y supermercados. Los poco más de 12 establecimientos se encuentran en las calles Marcos Carrillo y Albino García. A decir de los vecinos, son tranquilos y realizan alrededor de tres eventos al año con su comunidad, entre ellos el Año Nuevo chino.

Colonos dicen que son pocos los negocios emblemáticos que aún guarda la zona, ya que ha tenido muchas transformaciones, como, por ejemplo, la paletería Memín y el estudio de fotografía Rodríguez, la cual en su fachada aún conserva un número telefónico de seis dígitos que se utilizaba anteriormente, así como la taquería El Paisa, donde la carne al pastor se vende ya sea en bolillo o en tortilla, que tiene al menos cinco decenios, así como locales de ropa que continúan, pero no con el impacto de hace 40 años.