Opinión
Ver día anteriorViernes 20 de junio de 2025Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Trabajemos en la construcción de la paz
H

oy se conmemora el tercer aniversario del atroz asesinato de los religiosos Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar; la cruel manera en que el crimen organizado irrumpió en la iglesia y acabó con la vida de dos sacerdotes jesuitas consternó a la comunidad internacional y a la vez se transformó en un estandarte para levantar la voz y unirnos como sociedad para trabajar en la construcción de la paz.

Lo sucedido aquel 20 de junio en la comunidad de Cerocahui, en Chihuahua, se convirtió en un parteaguas, que de forma lamentable nos recordó hasta dónde llega el cinismo y la impunidad de los criminales; de acuerdo con testigos, los sacerdotes conocían a su agresor e incluso buscaron dialogar con él para evitar el ataque tanto hacia Pedro Eliodoro Palma Gutiérrez, el guía turístico que buscaron proteger, como hacia ellos; sin embargo, no pudieron lograr nada y en un ataque sin sentido aparente el sicario acabó con sus vidas.

Podríamos cuestionarnos sobre la forma en que reaccionaron; sin embargo, la valentía y decisión de su actuar me recuerda aquella significativa frase de Martin Luther King: No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que sí me preocupa es el silencio de los buenos.

¿Debieron desviar la mirada?, ¿negar el auxilio?, ¿o cerrar las puertas ante la desesperación de aquel que pide ayuda? los clérigos continuaron con su vocación de servicio incluso en los momentos más difíciles, siguieron realizando lo que hicieron durante décadas: brindar apoyo, compartir la palabra de Dios y el Evangelio y tratar de evitar las injusticias, pero sobre todo buscar enfrentar la violencia con diálogo y amor.

Frente a una sociedad cada vez más lacerada y donde poco a poco se ha debilitado la esperanza, considero que hoy es necesario trabajar en la restructuración de valores, en el amor al prójimo y en la escucha activa, pero sobre todo entender que una de nuestras mayores debilidades es el silencio y la indiferencia frente a las conductas incorrectas en los diversos ámbitos sociales.

En este aniversario luctuoso recordemos los valores y principios de Javier y Joaquín y no olvidemos que ya no es suficiente con no hacer daño, sino que además debemos comprometernos a luchar contra el miedo y el desinterés para evitar las acciones inapropiadas y alcanzar la tan anhelada paz.

Desafortunadamente, éstas no han sido las únicas muertes perpetradas en nuestro país; en datos presentados en el Informe 2024, del Centro Católico Multimedia (CCM), organización que da seguimiento a la violencia contra miembros de la Iglesia en México, desde 1990 unos 80 sacerdotes católicos han sido asesinados en el país y entre 2018 y 2024 se detectaron cerca de 900 extorsiones y amenazas de muerte contra miembros de la Iglesia católica, además de 10 sacerdotes asesinados y un promedio de 26 templos atacados por semana.

La preocupación ha sido notable, incluso a raíz de los hechos de 2022 la Conferencia del Episcopado Mexicano y la Compañía de Jesús desarrollaron el Diálogo Nacional por la Paz, en el cual participaron alrededor de 15 mil personas de todo el país. Este ejercicio dio como resultado la Agenda Nacional por la Paz un diagnóstico de seguridad, justicia y tejido social.

Incluso el pasado 2 de junio, con el objetivo de conmemorar los terribles acontecimientos de hace tres años, emitieron un documento en que mencionan que “el país sigue derramando sangre por todos lados: en el campo, en la ciudad, en las barrancas, en las plazas, en las calles, en las cárceles, en las estaciones del Metro o en las fronteras. Es tiempo de redoblar los esfuerzos para detener esta violencia […] es por ello que en este tercer aniversario queremos hacer memoria del camino recorrido por el Diálogo Nacional por la Paz, celebrar los avances realizados por miles de personas que se unen para trabajar […] y recordar que cada muerte nos hace redoblar el paso para construir la paz”.

Es innegable que debemos realizar cambios, porque si bien la sociedad ha padecido crecientes actos de violencia y agresiones, también se tiene que reconocer que en muchas ocasiones no se denuncia por miedo a represalias, sin embargo, no se puede perder de vista que la responsabilidad no solamente recae en las instituciones de seguridad y de procuración y administración de justicia.

La violencia, el crimen, la indiferencia y sobre todo la falta de amor al prójimo han socavado con intensidad no sólo a nuestro país, sino al mundo entero; no podemos perder de vista la aterradora situación a que nos enfrentamos como humanidad con una nueva guerra en puerta, en la que la vida de todos corre peligro.

Las escenas del intercambio de misiles entre Israel e Irán han dado la vuelta al mundo, pero además en medio de este enfrentamiento el gobierno de Estados Unidos anunció el cierre de su embajada en Jerusalén y fiel a su retórica, el presidente Donald Trump extremó su posicionamiento exigiendo una rendición incondicional de Irán y advirtiendo que la paciencia de Estados Unidos estaba agotándose.

La tensión nuclear ha aumentado rápidamente y la situación podría convertirse en una verdadera catástrofe. Hoy, los exhorto a que no olvidemos las palabras de su santidad el papa León XIV: La paz no es una utopía: es una vía humilde, hecha de gestos cotidianos, que entrelaza paciencia y valentía, escucha y acción. Y que requiere, hoy más que nunca, nuestra presencia vigilante y generativa.

* Consultor en temas de seguridad, inteligencia, educación, religión, justicia y política