La vida no ha sido fácil junto al Estadio Azteca
Hacia 1940 llegaron a la zona, de varias partes del país, familias que se asentaron en los terrenos donde fue complicado construir


Domingo 15 de junio de 2025, p. 25
Para los habitantes del Pedregal de Santa Úrsula Coapa, mantenerse unidos y agrupados es una característica que define su historia. La zona conocida como mal país, formada por restos de lava volcánica expulsada del Xitle, invadida y sobrepoblada por familias oriundas de otros estados de la República que encontraron en el sureste de la capital un lugar para asentarse, resiste la llegada de un tercer Mundial de Futbol.
Justo desde la rebeldía y unión de los colonos es que han logrado resolver asuntos importantes para su progreso, como la introducción de drenaje y agua potable.
Habitada por más de 51 mil familias, en el Pedregal de Santa Úrsula hay muchas dudas sobre los servicios básicos, como el abasto de agua, por algo se opusieron al megaproyecto que albergaría un hotel y un centro comercial, de cara a la justa deportiva.
A un año de que se inaugure el Mundial 2026, La Jornada se adentra aquí en un día cualquiera para identificar cuál es el ritmo de vida en esta colonia frente al millonario evento.
Caminar por sus calles deja ver un barrio que sobrevive del comercio local, cafeterías, bares, una pulquería tradicional sobre la calle San Gabriel, restaurantes y talleres mecánicos, entre otros, que se yerguen en la avenida que lleva el nombre de la colonia.
A unos metros se encuentra el estadio Azteca. Aquí se instala cada martes el tianguis más importante para el comercio local. Cientos de puestos ofrecen desde ropa de paca hasta alimentos. El tránsito vehicular debe compartir lugar con los vendedores en ambos sentidos de la avenida Santa Úrsula.
Herencia posrevolucionaria
En 1940 se registró una invasión importante en los terrenos de Santa Úrsula Coapa, lo que causó que su entorno rural y de haciendas que vieron el paso de la Revolución Mexicana, de combates entre carrancistas y zapatistas, se transformara hacia el plano urbano.
“Se conocía como el mal país porque es puro pedregal, de ahí sale el nombre. Muchas de estas construcciones (casas) son hacia abajo, porque es muy difícil reventar la piedra como para hacer cimientos; entonces, es muchísimo más fácil explotarla, hacer los cuencos y construir por abajo”, dice la cronista Cynthia Longoria, coordinadora del programa Coyoacán es el Museo.
Cuenta que sus calles tienen forma de damero –un tablero de ajedrez– que deja ver un asentamiento reticular, en lotes y casas grandes de familias enteras.
Ese territorio la verdad es que no se ocupaba porque era puro pedregal. Sin embargo, la gente decidió instalarse y crear estas agrupaciones sociales que son las que hacen las colonias.
Un momento clave para entender el surgimiento de Santa Úrsula ocurrió en 1950, cuando se logró registrar el asentamiento como colonia gracias a un grupo de comuneros que solicitaron al Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización la titulación de 292.6 hectáreas.
En la siguiente década, recuerda Longoria, llegaron los servicios urbanos, primero fue la luz y después el agua potable por medio de hidrantes que se encontraban en las calles principales; ya para 1966 la zona estaba lotificada.
Entre 1962 y 1966 sus habitantes vieron cómo se construyó el estadio Azteca, que albergaría al club de futbol América, entre otros, y al Mundial de 1970.
Grandes obras como ese inmueble y el Periférico aumentaron los asentamientos irregulares en el área. Para los historiadores Toni Godos y Abraham Rivera, las conexiones viales que surgieron hicieron atractiva la llegada de más familias. Los Pedregales son las colonias más pobladas de Coyoacán.
En la década de los 70 surgieron movimientos sociales en pro de los bienes comunales que lograron promover un amparo para ratificar la propiedad comunal de la tierra, pero no funcionó, pues 10 años después quedó borrado el pasado rural para dar paso a la urbanización que actualmente está estancada. En Santa Úrsula no ves cadenas trasnacionales y los centros comerciales que existen se encuentran fuera de la colonia
.
El segundo Mundial, en 1986, generó grandes cambios: se introdujo drenaje en la mayoría de los hogares, se pavimentaron casi todas las calles y se puso alumbrado público.
De nueva cuenta la agrupación de los colonos logró que se incluyeran áreas deportivas, recreativas, escuelas e incluso templos religiosos. Son importantes el Parque de las Novias, hoy repleto de gatos, el de la Consolación, una parte de La Cantera y para el arte El Sol Rojo, de Alexander Calder, en la explanada del estadio Azteca.
Godos y Rivera dicen que esta colonia no puede ser entendida por sí sola, pues forma parte del Pedregal de Coyoacán, conformada al norte por la colonia Adolfo Ruiz Cortines, al noroeste y oeste con la Ajusco; al sur, Bosques de Tetlameya –una zona de alta plusvalía–, Joyas del Pedregal y el barrio La Zorra, del Ejido de Santa Úrsula.