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Jazzista catalán y reo, en cruzada musical contra la pena de muerte
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▲ El músico catalán Albert Marquès y Keith LaMar, que actúa por teléfono desde una cárcel de máxima seguridad, presentaron en Nueva York su nuevo trabajo: Live from the death row (En directo desde el corredor de la muerte), un mensaje contra la pena capital.Foto tomada de Facebook
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de junio de 2025, p. 8

Nueva York. Un reo estadunidense condenado a muerte y un músico de jazz catalán tejieron con la música una inusitada asociación y acaban de presentar su segundo disco en su cruzada para evitar el cumplimiento de una sentencia con fecha de ejecución.

La banda de jazz pergeñada por el músico catalán Albert Marquès y Keith LaMar, que actúa por teléfono desde una cárcel de máxima seguridad en Ohio (norte), presentaron este fin de semana en Nueva York su nuevo trabajo: Live from the death row (En directo desde el corredor de la muerte), un mensaje contra la pena capital.

En el corredor de la muerte desde 1995, acusado de un crimen que asegura no cometió, la ejecución de LaMar está programada para el 13 de enero de 2027.

El disco, que coincide con el 56 cumpleaños de LaMar, es un viaje por la lucha de los derechos civiles de los afrodescendientes como él, que desde los 19 años no sabe lo que es la libertad.

Contiene composiciones de Marquès con letra de LaMar, pero también revisita a clásicos de la denuncia de las violaciones de los derechos humanos de la comunidad negra como Strange Fruit de Billie Holiday o Alabama de su gran ídolo, John Coltrane.

LaMar siempre ha reconocido que la música, y en particular el jazz, como el disco que Coltrane publicó en 1964 A Love Supreme, le salvó la vida durante años de confinamiento en solitario.

La música se ha convertido ahora en el vehículo a través del cual he podido resucitar mi apuesta por la libertad, dice.

“Me encanta cuando un plan sale bien, cuando las estrellas se alinean para hacer realidad un sueño que no parecía posible. Eso es lo que es este álbum Live: un sueño imposible, el segundo después de Freedom First (2022), convertido en un movimiento a favor de un juicio justo que lleve a su liberación.

Esta música trata sobre la confianza y la fe (...) sobre dar un paso adelante incluso cuando no ves las escaleras pero confías en que tus pies encontrarán algo sólido sobre lo que apoyarse y una oportunidad para reconocer nuestro valor y potencial”, del que se priva a gente como él, explica en un correo electrónico a Afp.

Necesitamos ayuda

Hemos hecho esta locura al máximo nivel posible, dice Marquès a Afp, convencido de la inocencia de LaMar.

Pero ahora, después de dar conciertos por medio mundo en los reciente años y demostrar que hemos hecho todo lo que podemos, necesitamos ayuda para llevar la lucha a otro nivel, señala este profesor de música de un instituto de Brooklyn.

Podemos estar cansados, agotados, pero no podemos tirar la toalla, enfatiza.

En 1995, un jurado integrado por blancos declaró a LaMar culpable por la muerte de cinco de nueve reclusos y un guardia asesinados en uno de los peores motines en la historia carcelaria de Estados Unidos, ocurrido dos años antes.

En ese momento, LaMar ya cumplía condena por el homicidio de un viejo amigo, adolescente como él, en una disputa por drogas en su Cleveland natal.

LaMar e investigaciones periodísticas recientes aseguran que durante el juicio se escondieron y destruyeron pruebas exculpatorias, y se premió a otros presos con remisión de condenas para que le acusaran a él: negro y pobre, después de que se había negado a delatar a otros.

Luego de que su ejecución fuera programada en noviembre de 2023, el gobernador de Ohio la pospuso hasta el 13 de enero de 2027 a consecuencia de la negativa de las farmacéuticas a proporcionar insumos para la inyección letal.

Pero esto podría cambiar tras un decreto del 20 de enero del presidente Donald Trump en el que pide a la fiscal general que tome todas las medidas necesarias y legales para garantizar que los estados dispongan de los componentes de la inyección letal para llevar a cabo las ejecuciones.

En lo que va de 2025, 19 presos han sido ejecutados en Estados Unidos –15 de ellos por inyección letal, 2 por asfixia y otros dos por pelotón de fusilamiento–, frente a los 25 de 2024.