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Trump y su política nuclear
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ientras el presidente Donald Trump sigue peleando con el mundo, y sus principales colaboradores han enfrentado fallidas comparecencias ante el Congreso de Estados Unidos, mostrando un desconocimiento profundo no sólo de la labor que les fue encomendada, sino sobre los principios básicos del estado de derecho y de la misma constitución, la que fue la principal economía del mundo de posguerra está siendo hecha añicos.

¿Qué sigue ahora? Vale preguntarse, ¿en manos de quién estamos?, ¿cuál es el diseño estratégico que está proponiendo Trump? Si no parece haber un plan de escape en lo económico, si las guerras en curso tienden a agravarse, si no se pone un alto al genocidio en Gaza, en materia defensiva la desconfianza entre las partes es abrumadora.

Según nota de Jim Cason y David Brooks , EU invertirá un billón de dólares en armas nucleares la próxima década y el costo total de la modernización del arsenal nuclear podría llegar a 2 billones en 30 años ( La Jornada, 17/5/25). Esta política no es propiamente una iniciativa de Trump, sino que viene impulsada tanto por gobiernos demócratas como republicanos, especialmente desde la administración Obama, con fuerte inspiración en el presidente Reagan y su llamada Guerra de las Galaxias que es un sistema de defensa aérea antimisilística, profundamente desestabilizante.

El pasado 2 de febrero, la administración Trump dio a conocer su nueva doctrina nuclear –que viene presentando desde su primer periodo– y que redefine el papel de las armas nucleares en la política de seguridad nacional de EU.

Dice André Damon que la doctrina nuclear de Trump rompe con la directriz de Obama de reducir el papel del armamento nuclear en la política de defensa estadunidense, anunciando la producción de nuevas armas nucleares y lo que resulta más conflictivo, ampliando los escenarios en que Estados Unidos podría usar su arsenal nuclear. “La administración Trump quiere ampliar el papel de las armas nucleares para responder a ‘ataques estratégicos no nucleares’ y quiere poder ser el primero” en dar el golpe ( sic) (World Socialist Website, 30/1/25).

El programa multimillonario de modernización nuclear que lleva años en marcha ha tenido sin duda un peligroso impulso con Trump. La movida inicial en su primera administración fue la ruptura del pacto nuclear con Irán, alcanzado en 2015 por EU, Alemania, Francia, Reino Unido y Rusia creando ya fisuras al amenazar los límites a la proliferación nuclear, y elevar las posibilidades de guerra en la región sin proponer un pacto alternativo, más bien divulgando una nueva política nuclear para actualizar el poderío de EU y buscar nuevos tipos de armas atómicas a un costo de miles de millones de dólares. (Gerardo Lissardy, BBC Mundo, 9 y 21/5/2018).

En medio del caos por las tarifas, los despidos de miles de funcionarios públicos, las ilegales deportaciones y la confrontación con las universidades, el presidente acaba de seleccionar el diseño del escudo antibalístico de 175 mil millones de dólares, mientras amenaza con ampliar el campo de acción militar, continuar la guerra proxy de EU y la OTAN contra Rusia en Ucrania, busca enfrentar a China, apoderarse del Canal de Panamá, tomar Groenlandia por imperativos de su seguridad nacional, y propone una intervención militar en México para combatir al narcoterrorismo y convertir a Canadá en un estado estadunidense, transformando América del Norte en un campo de batalla (Damon, op.cit).

A pesar de que han logrado disminuir notablemente los flujos de migrantes de México a Estados Unidos, las autoridades de aquel país han venido militarizando la frontera, creando dos nuevas áreas de Defensa Nacional ya que el discurso trumpista ha declarado esa zona como de emergencia nacional, desplegando unos 100 vehículos de combate Strykers como los usados en las guerras de Irak y Afganistán (Daniel García Marco y Leire Ventas, BBC Mundo, 27/5/25/).

Como ya lo habían señalado Teresa de Fortuny y Xavier Bohigas, la nueva doctrina nuclear “ diseña una política que hará más posible el uso de armas nucleares ya que prevé nuevos dispositivos menos potentes (por tanto, más susceptibles de ser usados) y porque amplía los escenarios de uso del armamento nuclear que puede desencadenar una nueva carrera armamentista nuclear. Esta es también la opinión de 16 senadores demócratas que, en una carta a Trump manifestaron que la nueva política nuclear incrementa el riesgo de una carrera de armas nucleares, aumenta la posibilidad real de un conflicto nuclear y omite completamente el compromiso de EU con el artículo VI del TNP (Tratado de no Proliferación Nuclear, que compromete a los estados firmantes a trabajar para detener la carrera armamentística nuclear y lograr el desarme nuclear). Todo ello nos aleja del tan necesario desarme global (Centre Delas D’estudis per la Pau, 7/5/2018).

Facebook: John Saxe-Fernandez