La compañía presentará un ciclo en el teatro Raúl Flores Canelo del Cenart, del 22 al 25 de este mes

Martes 20 de mayo de 2025, p. 5
El tango perpetuo del diablo es el título del programa de la compañía ArTaller, que regresa al teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes (Cenart) a partir de este 22 de mayo.
Integrado por varias coreografías, el montaje culmina con una pieza del mismo nombre, inspirada en una composición de John Cage. En escena, la provocación no es grito: es caricia.
Ocho bailarines hacen del cuerpo un territorio para el tango: revisan su historia, desdibujan sus reglas y lo proyectan hacia un horizonte más plural, libre e inclusivo.
En entrevista con La Jornada, María O’Reilly, directora y fundadora del colectivo, describió la propuesta como fruto de un enamoramiento profundo:
Me agarró el tango, fue una pasión inmediata. Iba a milongas tres veces por semana, bailaba y sentía que algo se despertaba en cada paso. De ahí nació la necesidad de llevarlo a escena. Era como si los movimientos marcaran una frecuencia nueva en mi cuerpo, una vibración que no conocía.
La también coreógrafa encontró en este género musical una resonancia e intensidad distintas que la impulsaron a fusionar movimientos y lenguajes, incorporando el teatro y el cabaret para dar vida a un relato en constante transformación, que se revela y se construye en cada cuerpo que lo habita.
Con formación en ballet clásico, O’Reilly añadió que esta expresión artística encarna un fluir constante y una exploración permanente de su propia esencia
. Esa visión guía todo el espectáculo, particularmente la coreografía de cierre, cuya energía se inspira en una composición de John Cage basada en una partitura satírica de Erik Satie.
En 1914, el tango escandalizó a un arzobispo, y Satie reaccionó con una pieza impregnada de sarcasmo, en la que resuena la frase: el diablo se refresca en la danza del tango
.
En esta puesta en escena, esa irreverencia se traduce en una crítica aguda a los estigmas que han condicionado la historia del género, mediante una combinación original que desmantela las imágenes tradicionales del tango.
Se evita la parodia y la caricatura para lograr una fusión precisa de estilos. “En El Choclo combinamos ballet neoclásico con zapatillas de punta para transformar las convenciones del tango, mientras en Libertango, la coreografía es una declaración: los bailarines se mueven como individuos empoderados, prescinden de las parejas tradicionales y cuestionan las normas establecidas”, explicó O’Reilly.
El repertorio incluye piezas como Encadenados, Ojos negros, Qué te pedí, Nostalgias y Quejas de bandoneón, que trazan un mapa emocional donde lo clásico y lo rebelde coexisten con naturalidad, como una extensión del lenguaje corporal de los intérpretes.
Desde el estreno de Tangueros en 2017, ArTaller apuesta por un tango que refleje la realidad contemporánea de la Ciudad de México, una escena compleja, con búsquedas propias y una energía que se reinventa en cada encuentro.
El elenco aporta mucho más que destreza: transmite historia, dolor y resistencia. La intensidad convive con misterios sin resolver. Las tres mujeres protagonistas buscan revelar su esencia más que cautivar al público.
“Cada una se enfrenta a su identidad y entorno, y la danza es el espacio de esa búsqueda constante. La producción reivindica el tango queer, desafiando los papeles tradicionales estrictos, con una inclusión que va mucho más allá de las palabras”, subrayó la directora.
El proceso colectivo fue vital para el desarrollo del espectáculo, donde aportaciones claves de Irina Marcano, Leonardo D’Aquila, Carlos Blanco y Reinaldo Flores enriquecieron el proyecto.
Siempre estamos buscando, conectando, encontrando y volvemos a buscar y a evolucionar. Esa danza perpetua es también la vida misma. El tango me permite expresar todo eso. Es un lugar donde puedo ser intensa, sutil, irónica, melancólica y libre
, concluyó María O’Reilly.
Las funciones de El tango perpetuo del diablo serán del 22 al 24 de mayo a las 19 horas, y el 25 a las 18 en el Cenart (Río Churubusco 79, colonia Country Club Churubusco). Los boletos cuestan 150 pesos.